Capítulo 29

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CAPÍTULO 29

Flor

Ha pasado por esa puerta y su última frase me ha dejado desvanecida. Lo mejor será que me vaya al departamento, con o sin Nic, no puedo quedarme aquí más tiempo. Además, así podré pensar con más claridad. No estaba bromeando cuando le dije que estuviera con alguna chica, tal vez así se dé cuenta de que no soy lo que él quiere. Pero, ¿realmente quiero eso? ¡Ay, Flor María! ¿Qué te está pasando?

—Permiso— dice Nic abriendo la puerta.

—Pasa— le digo mientras me reincorporo.

—¿Qué ha pasado?—pregunta mi amiga tomándome las manos.

—Le dije que no nos acercáramos hasta hablar con Nate, no quiero seguir acumulando problemas...

—Está bien, ¿no?— dice ella dudosa.

Asiento con la cabeza, también un poco dudosa.

—¿Y cómo se lo tomó?— pregunta Nic.

—Bien, creo— contesto levantando los hombros.

—Ok, genial entonces— dice mi amiga tratando de animarme—. Vamos por un café.

—Sí, me vendría bien— acepto su invitación y bajamos.

James ya está en la cocina y se dispone a preparar el café. Me siento en uno de los bancos de la isla de la cocina. Veo a Ed entrar con la cabeza gacha y ni siquiera es capaz de mirarme, ni a ninguno de ellos. Me pidió que no me cruzara, así que supongo que por eso actúa así. Será mejor que me vaya, trato de convencerme a mí misma. ¿Qué sentido tiene quedarme aquí?

—Nic, voy a volver al departamento- suelto sin más.

—¿Por qué?— indaga con tono de sorpresa.

—Porque será lo mejor, más fácil...—respondo y trago saliva.

—Ok, me voy contigo, no te voy a dejar sola— dice Nic, mientras James la mira angustiado.

—No, no, no, no es necesario. Quédate con James. Nos veremos todos los días, y ya está— digo para aliviar la tensión que se ha creado.

—Flor, son nuestras vacaciones, no te voy a dejar sola— dice Nic, mirándome sin percatarse de la preocupación en el rostro de James.

No me está gustando nada. ¿Será cierto que esto puede afectar su relación? No quiero sentirme culpable de nada entre ellos. "Ya tengo suficiente con mis propios problemas", pienso para mí misma.

—No, Nic, no te lo permito. Voy a estar bien, me hará bien estar sola también. Nos veremos por la noche o durante el día haremos planes— trato de convencerla.

—No lo sé, no quiero que estés sola— insiste ella, sintiéndose culpable.

—De verdad, voy a estar bien— intento calmarla.

—¿Café?— interrumpe James, que había permanecido en silencio.

—Sí, por favor— contesto sonriéndole, y él me muestra una sonrisa de agradecimiento.

—¿Amor?— dice James, dirigiéndose a Nic.

—Sí— contesta a su novio y no deja de mirarme— Pero me vas a llamar todos los días, nos vamos a ver todos los días, saldremos de fiesta todos los días y haremos planes todos los días— dice acercándose y dándome un abrazo asfixiante. Yo asiento ante sus pedidos y devuelvo su abrazo demoledor que viene cargado de pesar, culpa y algún que otro sentimiento.

Tomamos el café, pocas palabras se cruzan y solo miradas entre los tres que vienen y van.

—¿Me pueden llevar?— solicito a James.

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