1. Hombre de negro

348 8 56
                                    

"Qué hermosa puedo ver a través de tus ojos la vida..."  

Rozalen "Este tren"


"You got a fast car and I want a ticket to anywhere

Maybe we make a deal

Maybe together we can get somewhere

Any place is better
Starting from zero, got nothing to lose..."

                               Luke Combs "Fast car"


—Este chiflado nos está espiando —dice Laura, tratando de bajar la falda, tan estrecha y corta, que por mucho que se esfuerza por ajustarla, no deja de subirse. Parece que solo lleva un top con un cinturón ancho.

—No sé de quién me estás hablando —murmuro desconcertada, intentando sacar las gafas de sol de mi vieja mochila cuya cremallera no para de atascarse—. Odio esta mochila, la odio... —refunfuño para mí misma.

Laura vuelve a tirar de su falda-cinturón hacia abajo, con un gesto tan natural que parece que lo ha hecho toda su vida, y resopla mientras me mira:

—Tírala a la basura y cómprate otra.

La debo de observar con tanto desconcierto que ella tiene que disimular mirando hacia otro lado.

—Comprar algo nuevo no existe en mi vocabulario, Laura, lo sabes perfectamente. ¡¿De qué maldita mochila estás hablando?!

—¡Aquí! —me grita de repente, arrastrándome de la manga de mi jersey que un día fue de mi madre —antes de que ella engordara unos veinte kilos—, y escucho como se rompen los hilos justo donde ha tirado.

—¡¿Tía, estás loca?! —le grito. —¡Solo me faltaba romper el estúpido jersey! —Aunque lo odio, forma parte de mi escaso armario...

—Míralo —susurra Laura conspiradora, como si alguien más pudiera escucharla aparte de mí—, es el tercer día que veo este coche cuando salimos del insti. ¿Sabes cuánto cuesta este monstruo?

—Ni idea —digo indiferente mientras contemplo la hora en mi viejo Xiaomi con la pantalla rota, obra de mi hermanito mediano—. Oye, llego tarde. Tengo que buscar a mis hermanos, ya sabes.

Laura no muestra señales de escucharme. Está tensa y parece lista para saltar, como si fuera una pantera al acecho, aunque una pantera algo rechoncha, pienso y me siento culpable; mi amiga tiene un gran complejo por su peso.

—¡Pero míralo! —grita susurrando, y trato de dirigir mi mirada en la dirección que ella misma ocupa completamente, detrás de la esquina.

—Las que estamos espiando somos nosotras, Laura. Solo es un tipo raro en un coche caro que está esperando a alguien cerca del insti —le digo cansada.

—Me estás tomando el pelo —se ofende, como si fuera un Sherlock humillado por el Doctor Watson, quien acaba de descartar sus infalibles deducciones, y luego añade, haciendo gestos caóticos con las manos, imagino, para sonar más convincente—: ¡En cuanto nos hemos escondido, salió del coche y está mirando a todos lados, como alguien que ha perdido a otro alguien de vista!

—Vaaale —musito y salgo desde detrás de la esquina como si nada, lo que provoca un chillido de Laura, que suena al de un pollo asfixiado.

No le hago caso y sigo andando. Llego tarde. Primero tengo que buscar a Miki y después a Pablo. Esta mañana mi madre me aseguró que iría ella a recoger a mis hermanos, pero no me fío. No ha sido una ni dos veces (después de la tercera dejé de contar), cuando se le había olvidado buscar a sus hijos y al final era yo a quien llamaban las profesoras para que fuera corriendo a recogerlos. No vuelvo a mirar al coche negro con las ventanas tintadas. No me interesa ni me preocupa. En mi vida, nada es interesante ni intrigante. Así que, fuese quien fuese a quien esperase ese extraño tío vestido de negro, no puedo ser yo,­ la señorita nadie, la chica que suele sentirse invisible.

Si me vieras... ( libro #1 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora