CAPITULO 34 <3

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Pov's _____:

Sentía como Bill se removía en la cama haciéndome despertar, había un molesto ruido que al parecer había despertado a Bil.

El ruido provenía de mi celular. Tome el aparato con los ojos entrecerrados por la luz que entraba por la ventana, al ver el nombre de mi padre giré los ojos y apagué mi celular. Definitivamente no iba a hablar con él, no lo contestare sus llamadas ni sus mensajes de texto.

Al girar mi cuerpo para quedar frente a Bill pude notar que me miraba con una sonrisa de oreja a oreja.

– ¿Q.. qué sucede? –dije un tanto nerviosa– ¿Por qué la sonrisita?

– Nada –sonrie aún más–

– Aghhh... ¡Me pones nerviosa! –cubri mi rostro con las cobijas–

– Uh... ¿Bill Kaulitz te pone nerviosa? –se burló de forma coqueta–

– Si. ¿Algún problema? – contraataqué queriendo provocarlo–

– ¿Alguna vez te dijeron lo grosera que eres? –aun tenía esa sonrisa coqueta– Tendré que enseñarte modales...

Iba a responder hasta que sentí como Bill me subía a horcadas sobre él haciéndome sonreír al igual que él.

Me tomó de los hombros con delicadeza para acercarme hacia él, buscó mis labios para luego separarse despues de un beso algo subida de tono, yo pude notar sus intenciones y decidí seguirle el juego.

Sabía que él quería dejarme con las ganas al igual que la otra vez, pero en esta ocasión seré yo la que le enseñe modales.

Bajé mis besos hasta su cuello experimentando, quería encontrar su punto débil.

Bingo.

Encontré su punto débil, era el cuello. Al ser descubierto su punto débil me dispuse a besarlo dejando pequeñas marcas, cada vez que lo hacía escuchaba el como intentaba no suspirar y jadear.

Sube que iba por buen camino cuando el puso sus manos en mis caderas mientras jadeba, justo ahí supe que tenía que empezar a bajar mis besos por todo su cuello hasta su abdomen, el no decía nada, tan solo se dedicó a verme con una sonrisa juguetona mientras su pecho subía y bajaba rápidamente indicando que su respiración y corazón se aceleraban.

Cuando ví que sus intenciones dejaron de ser provocarme ya que el que tenía más ganas ahora era él, supe que ya era hora de irme y dejarlo ahí justo como él me lo había hecho en la bañera.

Por debajo de mi sentí como algo se sentía duro, era extraño, antes no lo sentía entonces me acomode bien y aún seguí sintiéndolo. Al darme cuenta de que era lo que tenía no pude evitar ponerme como un tomate y fingí seguir igual de segura con las caricias que le daba y le di un último beso para posteriormente bajarme de él con una sonrisa traviesa.

– Ey, ey, ey, ¿A dónde crees que vas? –dijo mientras se desprendió de su camisa–

– Iré a buscar que hay de comer.

– P..pero... –lo interrumpí–

– ¿Ya aprendiste modales? –le guiñé el ojo–

Narradora:

Bill al ver lo que acababa de suceder no pudo evitar reír ya que sabía que era su venganza por lo de la vez anterior, no puso ni siquiera enojarse, tan solo pensó en lo mucho que amaba a esa chica.

En cuanto la chica bajo al primer piso, se dispuso a buscar la cocina en la que por cierto no encontró absolutamente nada, aunque era obvio, ¿Por qué se supone que habría comida en una cabaña que no se habita desde hace más de 10 años por lo menos?

Prisioneros -Bill Kaulitz-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora