CAPITULO 45 <3

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Narradora:

¿Lo ven?

En el amor se gana o se pierde, quizás estos dos estén perdiendo justo ahora pero ¿Habrá revancha?

★★★

El papá de _____ se encontraba en su cocina preparando algo de desayuno para él y su hija, anteriormente él le había preguntado a _____ si quería preparar el desayuno junto a él como antes, ella lo había ignorado desde su conversación.

Ella no estaba dispuesta a hacer cualquier otra cosa que no fuera pensar en como ayudar a Bill, por lo que en internet empezó a buscar a los mejores abogados de la cuidad o incluso del país, se interesó bastante en un abogado quien aparentemente nunca perdía algún caso.

_____ sentía de nuevo emoción al imaginar que quizá este abogado sería su salvación y la llave a su felicidad.

Su emoción era tal que ni siquiera recordó cosas básicas como comer, abrigarse los pies antes de dormir o cosas que Bill seguramente le hubiera hecho hacer, es claro que Bill si supiera esto le daría un paro cardíaco.

★★★

Tras una hora investigando sin parar llegó a la conclusión que debía contratar a ese abogado si o si, ella tomo el número de su asistente que se encontraba en la página de internet de este prestigioso abogado.

Pov's _____:

Al estar a punto de llamar a la asistente del abogado fui interrumpida por unos molestos golpes en la puerta de su habitación, giré los ojos con fastidio al reconocer esos golpes, era mi papá.

– Pasa. –ordene con un tono cansado mientras cerraba mi portátil–

– Eh... El desayuno está listo, ven a comer.

– No puedo hacer eso, estoy ocupada –volvi a abrir mi portátil para continuar haciendo lo que estaba haciendo–

– Hija... Ayer tampoco cenaste nada, debes desayunar.

– Estoy bien.

– ¡Que vengas a desayunar!–dijo alzando su tono de voz, me estaba ordenando–

Yo tan solo suspiré mientras mis ojos giraban con total fastidio, me levanté de la cama dejando a un lado el portátil y camine hacia la salida de mi habitación sin decir absolutamente nada.

Cuando llegue al comedor ví unos panqueques con frutas picadas, un jugo de naranja y la miel para los panqueques.

Realmente no se me hizo algo apetitoso sino al contrario por pensar en que quizá Bill moriría por tener un desayuno así, se me partió el corazón al imaginar que probablemente esté muriendo de hambre y frío en ese asqueroso lugar.

Me senté en el comedor sin poder disimular la tristeza que sentía.

– ¿Sucede algo con el desayuno? –alzo una ceja mientras me miraba– Son tus favoritos...

– No tiene nada de malo, es que... –senti un nudo en la garganta– Mejor olvídalo...

Mi papá tan solo suspiro justo como yo lo había hecho anteriormente, sentía fastidio por mi comportamiento y lo sé, pero no me importa si me entiende o no.

– Las personas no mueren de amor pero de hambre si, así que mejor come y deja de pensar en él. –notó que se trataba de mi mal de amor, era claro que yo ni quisiera quería darle una probada al desayuno–

– Quizá yo sea la primera. –dije con una sonrisa melancólica–

– ¿La primera adolescente que cree que morirá de amor? –rió un poco– No lo creo, de esos estúpidos hay muchos.

Sentí un pinchazon en el pecho al escuchar eso, era cruel pero quizá tenía razón.

– Oh... Vale, vale... Golpe bajo. –rei para no llorar–

– Lo siento pero es la verdad y la verdad duele –rió de nuevo– Yo también pasé por lo mismo, así que déjame decirte que vale más la pena comer que llorar y dejar de comer.

Asentí sin energía mientras miraba los panqueques, sin tener otra opción tome el cuchillo y el tenedor para empezar a cortar el panqueque en pequeños trozos.

Luego de casi 45 minutos comiendo pude tan solo comer un panqueque, no podía comer absolutamente nada más, el remordimiento y mi conciencia no me dejaba, no podía estar comiendo mientras ni siquiera sabía si Bill estaba bien.

Mientras debatía conmigo misma en su debería comer otro pequeño trozo de panqueque, mirándolo fijamente desde mi tenedor escuché golpes en la puerta principal de la casa.

Me iba a levantar a abrir pero mi papá fue más rápido.

– Déjame, yo abro y tú comes.

Vi como caminó hacia la puerta para abrirla, al estar a punto de abrirla fijé mi mirada nuevamente en el trozo de panqueque.

Escuché como la puerta fue abierta de manera brusca, claramente mi atención se volvió a poner en la puerta y justo en ese momento ví como el papá de Sara entro a mi casa como si fuera suya haciendo a un lado a mi papá y empujando la puerta.

Me sentí confundida al ver a ese señor de nuevo en mi casa, cuando estuve a punto de abrir la boca fui interrupida.

– Bueno... Señorita _____, debe venir conmigo –el papá de Sara tenia una sonrisa tétrica–

– ¿Qué? ¿Disculpa?–hablo mi papá–

El papá de Sara miro a mi papá con una sonrisa bastante sombría mientras sacaba un papel mostrandoselo a mi papá y luego a mi.

– ¿Detenida? –mi papá se veía asustado, se veía en sus ojos y en su tono de voz–

Estaba en shock, mi mirada tan solo se posaba en mi padre y su reacción.

– No... No se la pueden llevar, ¡No pueden, ella no hizo nada!

– Vamos... Tu y ella bien saben que si, mejor ahorrarme el tiempo, ¿Si?

Tan solo caminé hacia el nefasto tipo, sabía que debía irme o él y evitar más problemas, quizá el final por fin llegó.










Prisioneros -Bill Kaulitz-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora