La Bestia del Sur

Fiera.

-Dos lobos Korra, dos lobos... Aunque te hayas desecho del cazador el depredador sigue acechando ¿Olvidaste lo que te advertí?

-Jefe Kuruk, mi señor. -Reverencio él al Alfa luego de seguir la luz de una visible fogata entre la oscuridad y el barro ¿Cómo había llegado él otra vez a ese lugar lúgubre y tormentoso? Necesitaba acercarse a la hoguera y ocupar un asiento en uno de los troncos donde se encontraba sentado Kuruk bebiendo hidromiel de un cuerno, era el único ambiente del lugar diferente, había una espesura de árboles que mostraban vida y el chasquido de la leña por las llamas que consumían la madera lo tranquilizaban-

-Tus enemigos te conocen mejor que tu mismo Korra, está vez no fui yo quien te protegió de ser consumido por la oscuridad y sufrirás las consecuencias con dureza por haberte descontrolado, porque en cada ocasión que te transformes siendo ignorante de tu capacidad será peor para ti cachorro. -Dijo el guerrero vestido con pieles de osos-

-Me advertiste, lo sé mi señor, aún busco a que se refiere y el equilibrio en mi, me niego a la oscuridad pero terminó siendo dominado por mis emociones para sobrevivir. -Respondió él con la cabeza agachada-

-Todavía estás siendo más débil que fuerte príncipe del sur. Pronto el riesgo de perder el control y dañar a alguien que amas se hará real. -Aseguró Kuruk volviendo a beber de su cuerno de hidromiel-

-Jefe Kuruk ¿A qué se refiere con transformación? -Él frunció el ceño, no entendía de qué hablaba su ancestro-

-El poder de un Alfa original que te niegas a escuchar de mis labios y de tu interior Korra, pero aquí hay alguien que te quiere hablar, dale las gracias, fue quien te salvó de la oscuridad está vez cachorro. -Señaló con el dedo Kuruk a un farol encendido detrás del príncipe del sur que luego dejó ver a un imponente luchador aparecer-

-"Por el sendero en que camino tengo una linterna encendida, que te guía en la oscuridad. Te sostendré fuerte y te amaré más que a nada, hasta que veamos juntos nuestro final".

-¿Kyoshi? -Volteo él detallando al Alfa parado a sus espaldas-

-Es un bonito poema Korra. Deberías dedicárselo a tu Omega, como a todas las esposas de tus vidas anteriores, estará encantada de oírlo. -Kyoshi sonrió y acarició la cabeza del príncipe del sur, al igual que se hace con un cachorro desprotegido, una muestra de aprecio de alguien superior en edad y poder-

-Te conozco... Si eres Kyoshi. -Habló él quedando con la boca abierta levantándose de su asiento para mostrar respeto-

-Hola Korra ¿Sabes por qué estoy aquí?

-El Reino Tierra, no puede ser por otra cosa. -Intuyó él convencido mientras algunas fieras escondidas en lo pantanoso rugieron- Conozco tu rostro porque te vi en el templo del aire cuando estuve entrenando con Tenzin, fuiste un gran gobernante y todos te adoran en tu nación, crecí con tus historias. -Kyoshi era igual de intimidante y alto que su figura en piedra, pero a diferencia de su traje ceremonial con el que había sido esculpido en el templo, el guerrero venía con un casco de zorro puesto y una casaca sin mangas combinada con pantalones que se metían por su calzado que eran prominentes botas que le llegaban a las rodillas, no traía maquillaje y lucía diferente a como lo imagino en carácter, Kyoshi sonriendo no era lo que él esperó ver del Alfa más temido y respetado del Reino Tierra, pero era la muestra del verdadero corazón de un peleador y lo agradecía, ser víctima de una cara agresiva por semejante espécimen le hubiera hecho difícil hasta respirar sin temer por su propio cuello-

-Tienes un lazo más estrecho conmigo que haberme visto en una escultura cachorro. Eres quien ahora posee el poder de un Alfa original Korra, temo tanto por mi gente, ellos sufren y las naciones entrarán en guerra pronto. Quiero que te hagas cargo de ordenar al Reino tierra por mi. -Dijo el luchador de extremidades largas pero musculosas, sus ojos eran verdes como parte de sus ropajes y su cabello castaño le llegaba a la cintura, la piel que exhibía era bronceada-