-Mírate, luciendo un fino vestido con diamantes y oro excesivo que tu esposo no te ha obsequiado. -Dijo él enmascarando su disgusto con una sonrisa de medio lado para beber de un cuerno lleno con Falerno, en las tribus agua los Alfas no acostumbraban a utilizar cálices-
-Presentes del sur para engalanarme Hiroshi. -Respondió ella altiva y con el mentón elevado, podía ser que continuaba sintiéndose asqueada luego de que al subir con su esposo a la habitación posterior a su llegada al sur y recibimiento en la oficina de Korra, el reencuentro no hubiera resultado en otra cosa más que en lo que imagino desde un principio: Hiroshi tomándola por la fuerza contra la cama, rompiendo sus vestiduras, sometiéndola para penetrarla sin su consentimiento, darse placer a él mismo en repetidas ocasiones, tirarla a un lado y quedarse dormido. Pero, eso no le iba a robar su orgullo y porte de señora. En toda su vida nunca lo había hecho, ella simplemente debía callar y mostrarse indestructible. Forcejeo que a diferencia de otros vividos, su esposo había evitado golpearle el rostro para no dañarle la cara que iba a exhibir a su lado en el festín de ésa noche, porque las buenas impresiones que daba a terceros eran importantes para Hiroshi, solo que sus brazos no habían salido igual de ilesos, estaban marcados con el brusco agarre del Alfa que utilizó para poder accederla horas atrás, por eso ella había obrado por colocarse un vestido con mangas largas, mostrarse vulnerable y afectada no era de su gusto, mucho menos en un mundo donde una Omega maltratada era lo común y a nadie le importaba entrometerse-
-Vi esas minas en el pequeño paseo que tuve con Tonraq por las afueras de la tribu antes de firmar nuestro acuerdo, sacan montones de oro como si no fuera nada. La cantidad de pozos petrolíferos alrededor es un desafío. -Él agarró un mechón de cabello de Yasuko para olerlo- Ésta tierra es rica, más que la nación del fuego pese a ser imposible vivir aquí.
-Habita gente, no es imposible. -Ella trató de no alejarse del contacto de Hiroshi para evitar mostrarle miedo-
-La sangre de mi futuro nieto no solo será bravía, heredará una opulencia digna de la realeza. -Él admiro fijamente a su hembra- Tienes el cabello y la belleza de mi hija, Asami se parece mucho a ti.
-No le dejé estatus o títulos impresionantes a mi niña pero parece que heredar la gracia de su madre le ha servido para hacerse de un lugar honorable.
-De mucho, tiene al príncipe del sur comiendo de su mano, en lo único que me desilusiona es en no verla embarazada. -El alfa hizo una pausa- ¿Es Korra quien te engalana con éstas joyas? Al parecer también tú haz aprovechado seducirlo ¿Le enseñaste de tus trucos en la cama perra?
-Korra lo hace por gratitud. -Respondió la Omega sonriendo, su esposo estaba celoso-
-¿De follar con él a escondidas?
-Es el marido de mi hija Hiroshi. -Pidió respetó la dama- Algunas primaveras más joven que yo.
-Como si eso le importará a una Omega, hueles al aroma de Korra y él es un Alfa vigoroso ¿No pudiste con el padre entonces irás por el hijo?
-Fui yo quien siempre rechazó los halagos de Tonraq, de lo cual me arrepiento cada día de mi vida porque Raava si sabe ser un caballero. -Se atrevió a decir ella-
-La que se quejaba de ligar su sangre con salvajes ahora los adora ¡No eres más que una interesada! -Él alargó su brazo rápido hacía su hembra y la agarró por detrás del cuello para manejarla a su antojo- Pero te voy a tomar aquí mismo, hacerte gemir y llorar para darte vergüenza ante los demás. Aparearse en publico no es visto de mala manera en éstos pueblos donde al igual que nuestra nación también disfrutan de practicar el sexo deliberadamente.

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La Bestia del Sur
RomantiekAsami, una Omega que no actúa como tal y está comprometida en matrimonio, es arrebatada del brazo del compromiso por su mejor amigo Korra. Un Alfa que se convertirá en su esposo y su salvación para darle alas, o no. [KorrAsami]