Herencia.

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-¿Hay alguien importante de visita hoy en la cabaña? -Preguntó ella al tumulto de Omegas fuera del consultorio de Katara-

-Es nuestro príncipe, Korra Raava está aquí. Pero si quieres verlo de cerca y tener la oportunidad de que él te mire será después que nosotras. -Respondió una de las mujeres sin observar con quién hablaba, para la aprendiz de curandera era más importante el Alfa dentro de aquella habitación-

-¿Mi esposo? -Decirlo fue suficiente para hacer voltear a todas las Omegas y prestarle atención a ella. Recibiendo susto e impresión por parte de las damas. Que apenadas bajaron el rostro y disimularon ocuparse en otras cosas para no ser castigadas por la señora de Raava. Pero a ella solo le importaba saber el paradero Korra y como sus sospechas le indicaron el príncipe del sur estaba ahí, lo que la hizo caminar hacía el consultorio para entrar sin tocar. Enfrentar a su esposo para hacerle saber su malestar y obligarlo a darle el lugar que ella estaba pidiendo ocupar. Ser la única que pudiera estar sobre él curando su herida y vendando su torso, no Yue. Porque fue justamente a quien encontró ahí cerca de su Alfa y eso no le agradó- ¡Korra!

-¿Asami? -Al escuchar su voz él no necesitó ver su rostro, sabía de quién se trataba, por lo que cogió su casaca gris para taparse la herida y se levantó levemente de la camilla ¿Qué hacía su esposa ahí?-

-¿En la oficina con Noatak? Mentiroso, pará de tapar tu herida, sé lo que escondes debajo. -Dijo ella a Korra, la esclava de su esposo tenía las manos en él- Déjalo, yo me haré responsable Yue.

-Soy la encargada, me puedo ir de aquí si mi señor o Katara lo ordena, no usted. -Se negó la Omega con la mirada agachada-

-¿Disculpa? Eres la encargada pero yo soy la esposa del príncipe del sur. -Recalcó ella- Tengo asuntos con él y no los discutiré en frente de ti, podrías ganarte un castigo por ser insolente con quién no debes Yue.

-Cálmate Asami, ella solo me ayuda. -Hizo el Alfa referencia a la esclava-

-Me tomaste por tonta en la casa Korra, tengo el derecho de que me expliques por qué sigues actuando como un egoísta. - Si tanto le agradaba tener a Yue encima todo el día ¿Por qué no la liberó de su esclavitud y se casó con la mujer en vez de comprometerse con ella? Pero no diría eso con esa Omega ahí, sería darle un poder que ella no entregaría a la susodicha, porque Korra solo era suyo-

-No te estoy tomando por nada Asami, tú tienes el derecho pero yo tengo mis razones. -Trató él de sonar calmado, su esposa no le estaba dedicando una mirada nada amorosa, sus ojos eran dorados-

-¿Razones? -Repitió ella-

-Ésto es un centro de sanación, por favor no quiero energía conflictiva aquí. -Pidió Katara entrando a la habitación acompañada de dos aprendices-

-Katara lo siento, pero tengo de esposo a un cabeza dura. -Dijo ella a la curandera volviendo a ver de forma reprochadora a Korra, pero el príncipe del sur le había escondido el rostro-

-Ni que lo digas querida. -Katara suspiro- Hay muchas Omegas en éste consultorio, no es bueno para Korra, saldremos a cambiar las poncheras y volveré. Aprovechen el tiempo a solas. Yue, tú vienes conmigo.

-Gracias Katara, privacidad es todo lo que necesitaba. -Habló la señora de Raava poniendo sus ojos en Yue, esperaba que la Omega entendiera la indirecta. La esclava le devolvió la mirada sin decir más y se fue. Cuando el consultorio quedó desocupado ella regreso su atención a su esposo- ¿Qué dirás en tu defensa?

-Asami, tuviste suficiente sin mi en la tribu. Fue mucho estrés para ti. Distraerte con otras cosas es lo mejor. -Trató él de tener la razón manteniendo la cara hacía abajo, no mirar a su Omega. Ella no merecía cargar con todo el peso de sus heridas y pesadillas dejadas por Zaheer-

La Bestia del SurDonde viven las historias. Descúbrelo ahora