Honor.

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Un par de minutos después de las explosiones dentro de la tribu Korra no se movía todavía de su puesto en la frontera, él no sabia que tan grave era la situación en el pueblo y si al dirigirse hacia allá lo empeoraría todo, es decir, si solo se trataba de un señuelo hecho por pocos foráneos infiltrados para abrir paso a muchos más enemigos desde afuera. En ese caso dejar su lugar y a los hombres sin guía para correr al lado de su padre dentro de la tribu, quien de seguro controlaría con facilidad la rebeldía, haría innecesaria su presencia allí, dejando desprotegido el frente, lo cual sería un grave error de su parte y un movimiento básico del enemigo en el arte de la guerra.

No obstante, su preocupación no solo por su familia y tribu, si no en específico por Asami y Yasuko, extranjeras de las tribus agua, casi lo hizo querer partir de inmediato. Normalmente los extranjeros de éste índole eran los primeros en querer ser asesinados en las revueltas. El solo pensarlo hacía estremecer su cuerpo de impotencia, de dejar la vida de su Omega a merced de la suerte, de imaginar estar lejos de Asami y que ella llegase a necesitar su fuerza y protección, de que algo le ocurriera a Yasuko y Asami no lo perdonará nunca por eso. Sin embargo, con toda muestra de temple, él se ancló a sus prioridades como guerrero y príncipe de su nación, lo primero debía ser la seguridad de su gente, mantener su actual lugar. Aunque su mente estuviera dividida entre el deseo del corazón y el deber sembrado en él por años por parte de Tonraq.

Por ello, transmitiendo calma y decisión a sus guerreros, en guardia espero. Aguardo un atisbo de invasores fuera de la frontera o un aviso de su padre. Acción no tardíamente premiada, pues uno de los dos llegó sin mucha demora. De pronto en el cielo Korra vio al águila del Jefe del sur aparecer, el animal dio vueltas sobre él, llenando el vacío del silencio y la tensión del momento con un fuerte sonido rapaz en un canto proveniente de sus adentros, el aviso de su necesidad de ser escuchado. El príncipe supo que era un mensaje de su padre dirigido directamente hacia él: Tonraq lo creía más necesario dentro de la tribu que afuera. Eso quería decir que pasaba algo grave. Por lo cual, ahora sin dudarlo Korra hizo caso, impartió órdenes a sus guerreros y partió dejando una defensa desplegada al frente tan sólida como le fuera posible en tal caso de ser atacados también desde afuera.

Ordenando además a su arquero Mako permanecer en el campamento y prender el doble de fogatas utilizadas por los guerreros y así ante cualquier ejército que los mirará desde el exterior parecer mayor cantidad de soldados de lo que en realidad eran. Después, él cabalgó con su caballo tan severamente como pudo por el camino principal despejado de nieve desde la frontera hacía la tribu, tan rápido como el vuelo del águila en el cielo que lo guiaba. Al por fin estar cerca del pueblo y ver las torres de control sobre los bastiones de la muralla de piedra y hielo que defendía inerte al sur de intrusos sin no más que soldados combatiendo, sus peores temores dentro de él se revolcaron queriendo tener vida, no podía ser ¿Qué carajo ocurría, por qué había tanto revuelo y desorden? ¿Tan grande era la cantidad de enemigos infiltrados? Eso no tenía mucha lógica ¿Cuándo y por dónde se habían escabullido sin ser notados?

Korra pasó sin detenerse en la entrada principal y la confusión llegó aún más a él al prestar atención detalladamente a los guerreros que se cercenaban las extremidades entre si y se clavaban hachas en el cráneo unos contra otros en busca de asesinarse. Era su propia gente combatiendo contra el norte y gente de su propia tribu del sur, eso lo dejó perplejo. Nieve empezó a caer del cielo, blanca e inocente sustancia que se ligo con el humo de las explosiones para convertirse en una lluvia macabra. Entonces, con una respiración acelerada que le quemaba los pulmones del helado aire a su alrededor él apretó duro su mandíbula y solo una respuesta vino a su mente, una traición por parte del norte.

-No puede ser… -Susurro Korra. El norte ahora eran sus hermanos, parte de su manada-

Korra cabalgó un poco más calmado apaciguado por la duda tratando de convencerse de su hipótesis, no derramar sangre inocente, pero los pocos Alfas que se atravesaron en su camino parecieron paralizados al verlo sobre el caballo e incapaces si quiera de atacarlo, como si él fuera una especie de Dios intocable ¿Entonces como descubriría él al enemigo? ¿Se trataba del sur contra el norte? ¿O el norte contra el sur? Peor aún ¿Era sur contra sur? Eso sería absurdo y una desgracia mucho peor. Cómo fuera, él continuo siguiendo al águila de su padre adentrándose más a la tribu, fuera cómo fuera lo primordial era encontrar a Tonraq, ver a su madre y proteger a Asami.

La Bestia del SurDonde viven las historias. Descúbrelo ahora