Capítulo 8: A salvo

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-¿Estás seguro que él se encuentra en esa ciudad?

-Si joven alfa... el lobo que busca está en esa ciudad ¿qué debemos de hacer?

-Ese lobito es la clave para poder obtener el poder que deseo, ser una sóla manada y destruir a todos los alfas... empezando por la manada del alfa Singto y la manda del futuro alfa Ohm.

-Tendrá a ese lobo esta misma noche- haciendo una reverencia para retirarse después.



Observando por su ventana, el alfa de ojos negros no dejaba de sonreír pues poco a poco sus objetivos se estaban realizando, la omega a su lado obtendría lo que quería y él tambien.

-Después de años de esconderlo, Singto cometió el error de visitarlo-decía la omega.

-No creo que haya sido un error... el alfa Singto algo planea y piensa hacerlo en la ceremonia de la Luna azul.









Viendo como alguien golpeaba a Fluke, Ohm sentía su sangre hervir, su lobo de inmediato toma el control, con ganas de arrancarle la cabeza a ese sujeto de negro, que simplemente veía a Fluke como un premio. De inmediato gruñe, sabiendo que el tipo no era rival para él, por lo que lo toma del cabello para arrojarlo contra la columna de concreto del estacionamiento; acercándose al cuerpo de su asistente ve como un rastro de sangre aparece en su frente, por lo que su enojo fue aun mayor, vuelve a arremeter contra el sujeto y lo golpea hasta dejarlo casi inconsciente. Rápidamente aparece Kao, su chofer  y guardaespaldas, para detenerlo, pues estaba a punto de matar a ese sujeto.

-¡Ohm detente!- gritaba Kao, notando los ojos rojos de su jefe, haciendo una reverencia- Deja que los centinelas nos encarguemos de él.

-Aun no lo maten... esperen a mi llegada, quiero interrogarlo en persona- tomando a un herido Fluke en sus brazos- Pide al Dr. Katsamonat que vaya a casa, tiene que examinarlo.

-¿A tu casa?-viendo al asistente en sus brazos- Nadie puede cruzar la puerta principal salvo el alfa  y...

-A él le deberás tu respeto como a mí... porque él es y será mi omega- besando la frente de Fluke.

-Será como tu digas- haciendo una reverencia- ¡Ya escucharon a este omega le deberemos respeto y lealtad, porque es el omega de nuestro alfa!

-¡Si!- haciendo una reverencia.









A lo lejos dos sujetos veían la escena con sorpresa, pues lo que menos esperaban es que el alfa lo dijera antes que el omega, uno de ellos estaba feliz pues había ganado la apuesta, el otro lamentablemente tendría que someterse a los deseos del otro.

-¿Cuál será mi castigo?- diciendo molesto.

-Yo no castigo... yo doy placer, Prem- diciendo al oído y notando como el otro se ruborizaba.

-¿Me darás chocolates entonces?- diciendo con sarcasmo pues sabía a qué tipo de placer se estaba refiriendo, tal vez fingiera no recordar a su alfa del pasado, pero seguía tan enamorado de él como lo estuvo en ese entonces- Soy amante de la comida...

-¿Crees que me refería a chocolates?- decía Boun.

-Si no a que otro placer te puedes referir... no hay nada mejor que los chocolates- alejándose de él con una sonrisa.

-Eso es cierto... pero tu cuerpo bañado en chocolate sería un gran placer devorar.











-Ahora más que nunca debemos de proteger a mi hermano- decía Singto a los presentes.

El príncipe y el magoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora