7. Negocio Familiar

146 10 0
                                    

LAURA

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

LAURA

Terminada la fiesta de Alonso, salían todos los invitados. Y todas las jovencitas especialmente Sofía e Isabel me dedicaron su mejor sonrisa coqueta.

— Vaya, te luciste esta noche con tus modales delicados. — dijo venenosamente Alonso.

— Creo que me juzgaste demasiado rápido. Las mujeres son románticas y sensibles por naturaleza, también se puede coquetear con el arte. — dije sin expresión alguna en mi rostro.

Luego que se fueron todos los invitados ayudé a los demás empleados a levantar todas las cosas. Y dejar todo limpio antes de irme a dormir.

Alonso para variar no hacía nada. Tan solo miraba cómo trabajábamos nosotros mientras tomaba una cerveza. Y sus ojos me seguían como radares azules y despiadados.

Terminé completamente cansada y me fui a dormir.

No supe en qué momento el maldadoso se escabulló en mi habitación. Y cuando entré, estaba con todo y zapatos tendido en mi cama. Casi me da un infarto, miré rápidamente alrededor por si había dejado algún artículo femenino descuidadamente a la vista.

—¿No te causa claustrofobia dormir en este cuchitril? — preguntó con desprecio. Fruncía sus labios y olisqueaba el aire cual si la habitación fuese un vertedero.

— Ya estoy acostumbrado.

—¿Quién te enseñó a tocar el piano? — me miró Alonso mientras se ponía muy cómodo con ambas manos cruzadas tras su nuca.

— El patrón me da permiso los domingos, para quedarme tras la misa y el cura me enseñó las cosas básicas. — dije mirando a ver en qué momento se iba.

— No fuiste nunca a la escuela y apenas tienes lecciones de música los domingos. Eres talentoso fenómeno. — escupió Alonso con cierto rasgo de envidia.

Yo me quedé en silencio, no quería alargar la conversación pues me sentía muy cansada.

Él sin embargo no tenía ninguna intención de levantarse de mi cama. Más aún, delante de mí cerró sus ojos y parecía disponerse a dormir. Entonces no me quedó otra opción más que interrumpirlo.

— Tengo que levantarme temprano mañana, si no te importa necesito dormir. — le dije a ver si captaba la idea que tenía que largarse.

— Si quieres dormir ahí tienes el piso. — Alonso señaló con su mentón el espacio pequeño entre la puerta y la cama.

Había otra habitación vacía, de una empleada que se fue. Así que para no buscar problemas sencillamente me di la vuelta y me dirigí hacia la puerta.

—¿A dónde vas? — trató de detenerme Alonso.

— A descansar. — y giré la manija de la puerta para abrir.

FALSO MAFIOSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora