15. El Dia Más Feliz

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LAURA

El día que partía mi vuelo a España, estaba nerviosa

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El día que partía mi vuelo a España, estaba nerviosa. Jamás había volado en avión. Llegué dos horas mas temprano de lo necesario, me aterraba la posibilidad de atrasarme en los trámites para embarcarme y perder el vuelo.

Luego me sobró tiempo para abordar el avión.

Como sería un viaje largo, llevé un libro para leer. Y me acomodé feliz en mi asiento.

En cuanto comenzó a despegar el avión y sentí esa fuerza, me llené de emoción. Al pensar que me dirigía a mi nueva vida. Que el avión con cada minuto me arrancaba definitivamente de la esclavitud, transportándome al otro lado del mundo. Donde no me encontrarían jamás.

Miraba por la ventanilla como se hacía cada vez más pequeña la ciudad de donde pretendía alejarme para siempre. Cada vez más lejos de ese mundo tenebroso, de sangre y muerte que me quitó todo. Hasta mi identidad.

Seguía añorando lo imposible, que mi familia hubiese estado con vida, ahí conmigo en ese avión. Rumbo a un nuevo destino. Donde los trabajos serían mejores, los hospitales con mejores recursos para la enfermedad de Carlos. Y una casa bonita donde nuevamente nos sentáramos a comer. Y esta vez la comida sobraría, y seria deliciosa. Y tanto Carlos como yo, dormiríamos en hermosas y cómodas camas, cada uno en su habitación decorada a su gusto.

Era como si la imagen de mi familia se hubiese estancado a mi edad de seis años. En ella, mi hermano Carlos era el eterno niño de diez años. Que todavía esperaba por sus medicamentos para curar su enfermedad.

Me consolé con la idea que por lo menos, si existía la vida tras la muerte, debían estar en un lugar mejor. Porque este mundo desigual no valía la pena.

Leí hasta la mitad el libro que llevaba, dormí una siesta y después de muchas horas, finalmente llegamos al destino.

En mi último trabajo conocí a una chica española cuya familia tenía un restaurante en Mallorca. Y me ofrecieron trabajo. Por ser un lugar turístico y muy cotizado, las propinas serían muy buenas. Y ya me tenía un pequeño departamento para una persona, donde me alojaría. La oferta de trabajo era de ensueño, tan solo ver las fotos que me mostró en su teléfono.

Noa, una hermosa rubia me esperaba en el aeropuerto, y cuando me vio llegar corrió a abrazarme y darme dos besos en la cara como era su costumbre. No podía sentirme mejor recibida. Era mi primer amiga en la vida, tan bella y amable; quería aprender todo de su vida.

—Laura, que emoción que ya estés aquí. Traje mi auto, ya verás como no te mentí acerca de lo hermoso que es este lugar. Tan solo la playa te enamorará. — dijo alegre Noa, y sus ojos brillaban de la expectación. Pues habíamos hecho muchos planes, no solo íbamos a trabajar. A ella le gustaba mi compañía y pensábamos pasarla en grande.

—Gracias amiga, no tienes idea lo que significa tu ayuda para mí. — la miraba con tal sentido de gratitud en mi corazón. Que no podía expresárselo en palabras. Si tan solo supiera la mínima parte de mi odisea para llegar ahí, comprendería que no terminaría en toda mi vida de pagarle.

FALSO MAFIOSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora