1.- The Fool

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1983

Los humanos son ciegos aún cuando la verdad estaba delante de sus ojos. Los humanos solo podían mirar la verdad que preferían creer, humanos, no otras razas, no otras verdades...
Las razas mas allá de la humana han coexistido en el silencio absoluto: Hechiceros, taltos, licántropos, bebedores de sangre. Ellos son benditos al dormir en paz con simples cuentos sobre estas razas, creyendo que el mundo les pertenecía a ellos y solo a ellos, que nada podía perturbar su frágil sociedad. Pero cuando sus caminos se cruzan con aquellos que solo parecen humanos, el destino se porta caprichoso en tantas formas.

Las calles de Londres se le antojaron mucho más quietas, no, él no había llegado surcando los cielos, como se esperaría de su amante... Ex-amante... Suspiró, la soledad pesaba en su alma con un dolor bastante dulce y peculiar, uno que llevaba arrastrando 25 años, tal vez más. Curioso, era sumamente curioso el pensar en la cantidad de bellezas de las que se habría privado de no ser por su acercamiento a los humanos, las luces, la arquitectura, incluso los carros, la ropa moderna. Él mismo vestía a la época, unos jeans holgados a la cintura y una camisa de manga tres cuartos en color azul pastel, cubierta por un suéter beige tan suave como caliente, con hermosos zapatos de cuero y largas calcetas blancas. No, no vivía en aquellos suburbios, mucho menos en los grandes edificios del centro, más bien en rumbo hacia la hermosa tranquilidad del bosque, a kilómetros de a última concentración humana, sin embargo su mente viajaba constante hacia Armand, hacia Lestat, ¿Seguirían ambos en el nuevo continente? Hacía siete años que había roto el silencio, la publicación de su libro no hizo más que agitar el mundo oscuro, las búsquedas por Nueva York, Nueva Orleans y Manhattan le hicieron emprender la huida hacia Gales, Reino Unido, como se le llamaba ahora y el destino quiso que la quietud de su nueva vida quedara comprometida esa noche.

Privet Drive, ese estilo medieval, la soledad de sus calles y la dulce culpabilidad de un alma. Louis lo había perseguido por al menos una semana, un traficante con doble vida, nada menos de esperarse de aquellos pecadores.
Le miró bajando de su auto, aquél hombre tenía un gesto particular, torcía la boca y acomodaba su cabello negro salpicado de canas hacia atrás, tenía piel pálida y unos preciosos ojos azules, su cuerpo era flácido, con una pequeña barriga desigual colgando al frente, unos brazos cortos y unas piernas largas, en su juventud fué un hombre hermoso, ahora, en el eclipse de su vida, era un manjar para su instinto. Camuflarse en las sombras era su método preferido, se coló a través de la ventana del patio, pudo escuchar los corazones de su esposa y los dos niños en la planta alta, rezó en silencio una plegaria por ellos y caminó sin hacer ningún ruido hacia la sala, él venía de frente, siempre tomaba whisky antes de dormir. Le vió al encender la luz.
—¿Quién eres y qué quieres? —
Ladró el hombre, buscando el arma en su costado, Louis negó con la cabeza, él no entraba a su propia casa con armas  y la única que tenía ahí dentro, estaba en el cuarto.
—Señor Montgomery... —
Saludó Louis con una voz cálida, la vista del hombre fue hacia arriba, el pánico le empapó el rostro
—No les he hecho nada, en realidad, solo me interesa hablar con usted. —
Louis había procurado no acercarse demasiado a la luz, su aspecto no era el más humano y lo último que quería era que su presa gritara, una suave sonrisa adornó sus pálidos labios
—Largo de mi casa, llamaré a la policía —
Hizo el amago de alcanzar el teléfono de pared, en ese mismo instante Louis tomó su mano, lo observó un momento con curiosidad y aquél hombre se quedó sin aliento. No le había podido sentir, ni mirar, pero ahora tenía al vampiro de frente con su brazo apretado y justo cuando un grito nacía de su garganta, Louis le atrapó, cerrando su boca
—Por favor, no quisiera involucrar inocentes.
Dobló la cabeza de aquél hombre sin esfuerzo, dejó descansar los labios sobre la vena palpitante y lentamente clavó los colmillos en su carne. Era tarde para esperar, para escuchar su nombre, su historia, el amor le había ganado y aprisionaba a aquél hombre entre sus brazos, destruyendo la muñeca en sus manos, bebiendo su vida, sus recuerdos, su maldad. Si, toda aquella maldad, las incontables veces que había golpeado a su esposa, las mujeres a las que había abusado, los hombres que había desaparecido, sus negocios, sus engaños, la desesperación y la avaricia; todos sus sentimientos mezclados con recuerdos, era la gloria misma, el punto dónde sus corazones se volvieron uno.
"Si, te amo... Yo también te amo... "
Pensó Louis, admirando esa vida que se escapaba lentamente, con ese vals suave y provocativo en sus pechos, hasta que el compás se perdió, aquél hombre se quedaba sin fuerza, sin sangre; Louis lo estrujó un momento antes de apartarse, sujetando el cuerpo laxo, admirando la obra de sus actos, cortó la punta de su lengua para borrar las marcas de sus colmillos y recostó al hombre en el sofá, dejando un beso en sus labios. Silencio, la sangre que calentaba sus venas le reconfortaba mientras crecía en su pecho el afecto por ese cadáver, ¿Quién era peor monstruo? ¿Aquél que se arrastraba entre las mafias o él mismo, que le arrebataba la vida?

Los Reinos de la MagiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora