17.- The Tower

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Armand permaneció en silencio, cuando, con un fuerte estallido, Albus y Louis aparecieron. Louis soltó su mano de inmediato
—Me lo supuse... —
Murmuró el pelirrojo, que había dejado la taza de café ya frío sobre la mesa
—¿Qué suponía, Señor D'Valois?
—Que no tendría relevancia su visita, ¿Dónde está el niño?
—Como le expliqué al señor DuLac, a salvo, con su familia materna...
—¿A salvo? ¿De qué? ¿De comer? —
Albus suspiró por lo bajo, con infinita paciencia se sentó frente a Armand
—De otros magos, señor, magos oscuros y poderosos, magos que ya intentaron asesinarlo con anterioridad, criaturas que no se tocarían el corazón por un niño de cuatro años —
No parecía que sus palabras llegaran a Armand
—Tres años al cuidado de nanas mortales y vampiros no han generado dichos altercados —
Declaró torciendo la boca
—Es porque esos tres años se han dedicado a huir, a esconderse o bien, a ser objeto de la justicia —
—¡Por favor!
El pelirrojo rodó los ojos
—Los magos de quienes hablo...
—Lo sé, lo sé, mortífagos, estúpidos humanos que, aún si pueden esconder sus pensamientos, no pueden esconder sus latidos, magos que se creen poderosos, ¿Gusta acompañarme esta vez a mí a las catacumbas de Nueva Orleans? Estoy seguro de que siguen ahí pudriéndose todos los que intentaron acercarse a mí —
Louis volvió el rostro hacia Armand, quien seguía tranquilo, sentado como muñeco en su silla
—Ya veo, entonces le han contactado los mortífagos, es de entender, a muchos de ustedes se les extendió una... ¿Invitación? Claro, con las artes oscuras —
—Y no han vuelto a plantarme cara, ¿Por qué cree que lo harían ahora? —
—Bien, me atrevo a apuntar que su debilidad es, claro está, el día. Mi mortificación viene de eso mismo, las horas que usted no puede defenderse, ni defender al joven Potter —
Armand volteó a mirar a Louis, quien comenzó a recordar lo visto en el hospital San Mungo, luego regresó la vista a Dumbledore
—Eso nunca ha sido un problema —
Albus negó con la cabeza
—Lo lamento, Harry Potter es mi responsabilidad y se quedará donde esté más seguro, tal vez con contrariedades y desventajas, pero ahí está realmente protegido —
Concluyó el anciano, Armand torció una sonrisa
—Que desperdicio...
Se levantó y miró a Louis
"Vámonos"
Ordenó con el don de la mente y el francés arrugó la frente
"¿Qué esperas? No voy a matar a un anciano, aparte, él es quien sabe dónde está Harry, pero no tengo tiempo para seguir este estira y afloja que no concluye nada"
Louis bajó la cabeza, siguió a Armand y no se giró para mirar a Albus
—Buenas noches —
Se despidió el mago
—Buenas noches... —
Respondió Louis, Armand le miró y comenzó a bajar las escaleras, sin decir nada. Así pues, salieron de la Taberna
—¿De verdad?
Preguntó Louis, ya en la calle, Armand se detuvo en seco
—¿De verdad ese es tu intento? ¿Eso es todo?
—Cierra la boca y sígueme
Gruñó Armand
—¡No me des órdenes como si fuera tu reportero! —
—Si te lo digo, ese mago lo leerá de tu mente, eres demasiado débil para resistirte y él demasiado hábil en hacerlo, ahora, vamos con la única persona que podría ayudarnos —
Tras éstas palabras, Louis se quedó callado y no volvió a quejarse, siguió los pasos de Armand, casi amanecía para cuando descubrió el rumbo que habían tomado: Privet drive.
Se sobresaltó e intentó alcanzar el inhumano paso de Armand, de quién apenas veía la silueta. ¡Claro! Dumbledore había regresado al niño a la casa de sus tíos.
Corrió para alcanzar al pelirrojo, pero la velocidad de Armand era mayor.
Por fin lo alcanzó, en la entrada de la unidad habitacional, estaba de pie en la esquina, observando en silencio, Louis se acercó con confianza a la casa número 4 de Privet drive, Armand le tomó por el brazo.
—Es demasiado sencillo, ¿No lo ves?
—¿Y qué vamos a hacer?
—Magia, obviamente, magia para criaturas como nosotros —
Louis apretó los labios, pero, había experimentado de primera mano que esa magia salía de sus capacidades, al menos algunos hechizos como la aparición. Además, Dumbledore había dicho que le podía hacer daño con algunos.
Armand fue primero, se acercó al la puerta y extendió la mano. Entonces fue empujado para atrás, unos pasos, Louis se acercaba con cautela y Armand lo intentó. Esta vez, la puerta se abrió sin tocarla, pero Armand fué repelido varios metros, hasta la mitad de la calle, Louis frunció el ceño
—Es lo que te decía... —
Murmuró Armand, sacudiendo su ropa, dibujó una sonrisa
—Entonces no podremos entrar —
Armand soltó una risita
—No, tampoco es factible hacer salir a Harry, no a esta hora, aparte, sabes que tenemos límites. Vamos, retomemos el plan original —
Se acercó y tomó la mano de Louis, arrastrándolo hacia el parque que delimitaba la unidad.
—Armand, son casi las seis... —
—Lo sé, no llegaríamos a ella ahora, ya no está en la villa de Sonoma —
Louis abrió la boca, pero no hubo palabras que le encontraran, pestañeó un par de veces y Armand le soltó, dispuesto a escavar bajo tierra. Le siguió en silencio.
Claro! Claro... Maharet, Maharet era bruja y también vampiro, ella podía ayudarlos en ambos mundos.

Los Reinos de la MagiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora