El corazón de Draco golpeaba en su pecho con fuerza desenfrenada mientras sentía que todo a su alrededor se desmoronaba. Trató de calmarse, pero su agitación solo aumentaba. Negaba con la cabeza, rechazando la idea de que esta pudiera ser su casa. No podía ser real. Debe de ser una alucinación, pensó. Seguramente estaba demasiado exhausto.
De repente, los sonidos rompieron el silencio. La puerta de la cocina intentaba ser abierta, y un sudor frío recorrió la espalda de Draco. Podía reconocer esa voz, una voz que solo había escuchado en sueños. El miedo se apoderó de su ser cuando la puerta finalmente cedió y se abrió. Allí, parado en el umbral, se encontraba él, el pelirrojo.
-"Ya ven, les dije que solo estaba atorada", habló el pelirrojo sin darse cuenta de la presencia de Draco. Draco se quedó pálido al ver cómo Fred Weasley lo miraba con la misma sorpresa con la que él lo miraba a él. Ambos quedaron paralizados como estatuas, sin poder articular palabra.
"¿Qué te pasa, Fredy? ¿Por qué te quedas en la puerta? Me estoy congelando, hermano", dijo George al entrar en la cocina. Pero Fred le bloqueó el paso rápidamente, impidiendo que viera a Draco. George no entendía lo que estaba pasando y se mostró molesto.
En un rápido movimiento, George logró abrirse paso y entrar a la cocina, pero al seguir la mirada de su hermano, su corazón se detuvo. Parpadeó rápidamente, creyendo que sus ojos le estaban jugando una mala pasada. Pero al frotarse los ojos y volver a mirar, allí seguía Draco, parado junto a la mesa, con sus hermosos ojos y... El estómago de George se contrajo al ver el gran vientre de Draco, y luego sus ojos siguieron lentamente hasta su rostro. Con un tono que parecía más una pregunta que una afirmación, George pronunció su nombre: "Draco".
La mención de su nombre, pronunciado por la voz de George, fue como un trueno que retumbó en el mundo de Draco. Los platos que sostenía en sus manos resbalaron y se estrellaron contra el suelo en una cacofonía ensordecedora. En medio de ese caos repentino, Draco sintió que el aire se escapaba de sus pulmones. Un torbellino de emociones lo envolvió, como si una ráfaga de viento hubiera irrumpido en su interior, llevándose consigo su aliento y su equilibrio.
El torvellino de sentimientos que lo embargó fue abrumadora, y en un instante, todo su ser pareció derrumbarse. Se sintió vulnerable, desorientado y perdido. El mundo a su alrededor giraba en una vertiginosa espiral, y el vértigo emocional lo abrazó con fuerza. Como un torbellino de emociones y recuerdos, Draco fue golpeado implacablemente, y en medio de ese torbellino, perdió el control sobre su propio cuerpo y mente.
En un abrir y cerrar de ojos, todo se volvió borroso y oscuro. La agitación de la situación y la oleada de emociones lo abrumaron por completo. Su conciencia se desvaneció como una vela que se apaga repentinamente, dejándolo sumido en una oscuridad impenetrable.
George, con manos temblorosas y corazón latiendo con urgencia, se lanzó hacia Draco y lo sostuvo justo a tiempo. Sus brazos rodearon al omega en un gesto protector y desesperado, como si temiera que Draco pudiera desvanecerse entre sus dedos.
Draco, suspendido en ese estado entre la inconsciencia y la realidad, pudo sentir la firmeza de los brazos de George sosteniéndolo. Ese contacto, ese abrazo improvisado, era como un ancla que lo conectaba con el mundo exterior. El latido acelerado del corazón de George resonaba contra su piel, transmitiendo una urgencia que traspasaba cualquier barrera emocional.
Los gemelos Weasley, George y Fred, compartieron una mirada llena de interrogantes. La pregunta en sus ojos era clara: ¿Por qué Draco Malfoy estaba en su casa? George mantuvo sus ojos fijos en el pálido rostro de Draco mientras Fred, igualmente preocupado, lo seguía. El sonido de los pasos se aproximaba, y pronto llegaron su padre, Ron, y su hermana, Ginny, todos ellos asombrados al ver a Draco, que parecía un pequeño ángel dormido en los brazos de George.

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DRACO MALFOY
Fanfictionun celo inesperado, ara que Draco encuentre a su Alfa predestinado. +18