cap 13

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Draco pasaba las noches en vela, atormentado por el recuerdo del dolor en los ojos de George. Las patadas suaves pero persistentes de su bebé en el vientre parecían una constante recordación de su decisión y de la separación que había causado. La tristeza y la culpa eran como un nudo en su pecho, apretándolo con cada latido de su corazón.

Cada vez que miraba su reflejo en el espejo, veía un rostro cansado y angustiado. Se preguntaba si había tomado la decisión correcta al irse de la casa de los Weasley, si había herido irreparablemente a George.

Draco se despertó temprano esa mañana, sintiendo una mezcla de emociones mientras se preparaba para su ajetreado día.

Después de arreglarse, Draco se miró en el espejo con determinación. Tomó su varita y se aseguró de tener todo lo necesario para su salida.

El callejón 93 estaba animado cuando Draco llegó. La energía de las tiendas y los transeúntes era palpable, y Draco se permitió sumergirse en el bullicio mientras caminaba hacia su destino. La tienda "Dulces Mejillas" estaba decorada con colores suaves y elegantes, invitándolo a entrar.

Dentro, Draco examinó con atención la selección de ropa para bebés. Los delicados trajes y conjuntos eran adorables, y no pudo evitar sonreír ante la idea de vestir a su bebé con esas prendas. Se tomó su tiempo para elegir cuidadosamente, pensando en cada detalle.

Draco contempló con cariño el conjunto de color esmeralda que había elegido para su bebé. La lana importada era suave al tacto, y podía imaginar cómo se sentiría acurrucado contra la delicada piel de su hijo. Cada detalle estaba meticulosamente diseñado, desde los botones de nácar hasta los pequeños bordados que adornaban la prenda.

Una sonrisa suave se curvó en los labios de Draco  Sosteniendo el conjunto en sus manos, Draco imaginó a su bebé luciendo esa ropa. Visualizó cómo los tonos verdes resaltarían los rasgos delicados de su rostro, cómo la lana le brindaría calidez y comodidad  pero su sonrisa  fue borrada al escuchar intesionalmente la conversacion de los empleados. 

"Susan pronto vendrá tu apuesto pelirrojo", murmuró una mujer de mirada desafiante, mientras sus caderas se bamboleaban con insolencia, provocando la apertura de un botón de su camisa.

La respuesta no se hizo esperar. "No lo menciones, Susan. Esos gemelos son todo un torbellino de pasión", interrumpió una joven de cabellos castaños que se enmarcaban con delicadeza alrededor de su rostro. Sus curvas eran suaves, y su voz tenía un matiz de complicidad.

Entre el murmullo de susurros, otra voz emergió. "¿Crees que vendrán pronto, Amelis?", preguntó otra voz, mientras sus ojos resplandecían con anticipación. El retoque coqueto de su maquillaje revelaba su nerviosismo y emoción al mismo tiempo.

"Yo sé que sí. Puedo ver cómo salen de su tienda en este mismo momento", aseguró Amelis, mordiéndose el labio inferior con ansiedad contenida. Sus ojos no se despegaban de la vitrina.

Un escalofrío lo recorrió, pero se forzó a apartar esos pensamientos de su mente. Sabía que los gemelos Weasley estaban en Hogwarts, no podían ser aquellos de los que hablaban. Sacudió su cabeza en un intento por ahuyentar las sombras del pasado.

Con paso decidido, Draco se alejó de las empleadas cuyas conversaciones indiscretas habían sido una molestia. Anhelaba la tranquilidad del fondo de la tienda, donde se encontraban las encantadoras prendas. A medida que sus pasos lo guiaban por el local, su atención se centró en un conjunto de color rojo que atrajo su mirada. Aunque el rojo no figuraba entre sus colores favoritos, algo en aquella prenda lo atraía, una fuerza magnética que lo hacía querer sostenerla entre sus manos.

DRACO MALFOYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora