El día era raro. El receso dio inicio hacía diez minutos y nuestro Patito comía con desgana su sándwich de jamón de pavo después de la visita obligada a la enfermería tras su fallido encuentro de técnicas de combate con Kiki.
Más allá, escuchó los juegos de su ex... amigo. Volteó y comprobó con desgana la excelente relación del muviano con Jabú y la niña Amaranta. El borreguito resultó muy popular y la ausencia de Krest la semana pasada por su enfermedad, obligó al castañito a forjar lazos con otros.
A diferencia de Kiki, nuestro Patito seguía solito como el uno.
Las carcajadas del castañito lo hicieron enfurruñar y apretar los puños con fuerza. Se tragó las lágrimas de frustración por estar enojado con él. De lo contrario, Krest jugaría con el muviano y el otro no se lo merecía después de tanto insulto.
¿Cómo se atrevió a decirles feo a Papá y a él? ¡¿Cómo?!
Para colmo de males, el Borrego no parecía nada arrepentido. Al contrario, jugaba con tanta alegría, que Krest le deseó un fracaso absoluto en su prueba de Paballedo y ojalá el Patriarca lo corriera pronto del Santuario.
Mientras tanto, se juró solemnemente no berrear como un bebé, pero extrañaba a Papá, a sus hermanitos, al tío Kardia y...
—Tonto, Kiki, me cae mal —le dio otra mordida a su sándwich—. Iugh, Patotas no le puso «abuapatito» ni lechuguita —hizo muequitas—. Su papá lo hizo muy tonto. Le diré a Papá que lo meta en un ataúd de...
Formó un puchero con los labios al extrañar a Papá, metió su comida en su tupper y echó la cabeza atrás. Error, craso error. El golpecito de su nuca contra el tronco le dolió mucho, muy mucho.
»Feo Kiki, fea mi vida, feo mi «changüich», feo Patotas... ¡«Quiedo» a papá!
Le dieron ganas de correr y esconderse en el salón, pero el profesor Lugonis lo cerró durante el receso. Un par de lágrimas quisieron escapar, se las aguantó con fuerza de voluntad. Deseaba irse de ahí pronto, sin mirar atrás. Cerró sus ojitos y los abrió al escuchar un canto hermoso y subyugante.
Prestó atención, esa voz lo llamaba, como la luz al ciego. Una pequeña sonrisa se dibujó en su semblante. Se arrulló con la melodía acompañada de los sonidos de las ramas y la hojarasca moviéndose. Eso le trajo un recuerdo poderoso y lo invocó con todas las fuerzas de su ser.
Ajii...
El viento apareció, algunos niños corrieron a esconderse entre risas, con las ropas alzándose y la piel bajando la temperatura. Krest suspiró contento y se incorporó disfrutando de este frío familiar. Se apoyó en el árbol sintiéndose atraído hacia el fondo del jardín, donde la oscuridad era más fuerte.
Dio un paso hacia allá, intrigado por la silueta oscura, quería saber quién era y con la decisión tomada, dio otros dos.
Entre las hojas sueltas del otoño la figura femenina se presentó más visible a sus ojos. Era ella quien cantaba. El Patito se sintió atraído por ella, deseó tocarla y avanzó con las manitas estiradas. La mujer ofreció las suyas. La distancia disminuyó.
ESTÁS LEYENDO
Las aventuras del Paballedo del Patito | Yaoi
FanfictionKrest es un niño de tres años de naturaleza vivaz, inquieto y con una imaginación nutrida, que se considera a sí mismo un Caballero de Athena que lucha por el amor y la justicia. Su única preocupación es jugar con sus hermanos, comer chocolates, do...