Cuando uno era un Paballedo que luchaba por el amor y la justicia, debía hacer muchos sacrificios. Dormir solito y confiado en que tu Papa Ours te protegerá del enemigo, entrenar mucho, guardar tus juguetes, comer sanito y lo más importante de todo, desdeñar un buen pedazo de pastel si te encontrabas metido de cabeza en una misión.
—¿De verdad no quieres, Krest? —insistió la tía Seraphina con el plato en la mano.
El postre en cuestión tenía una apariencia suculenta. Hasta agua se le hacía la boca de pato. Con fresas, pedacitos de chocolate y trozos de nuez. ¡De sus favoritos!
—«Nu, nu», tengo que... que... —calló al pensar que también debía decir mentiras para desviar las sospechas.
Uno no le diría a los adultos sobre las misiones se-cre-tas. ¿Verdad? No, por favor. ¿Qué pensaría La Doña de él y su lengua floja? ¿Traicionar el secreto secretoso? ¡Nunca!
Papá debía perdonarlo, además, ¡no le estaba mintiendo a Papá!
Aunque pensándolo bien, esta misión distaba de ser autorizada por La Doña en cuestión, pues nuestro Patito estaba en búsqueda de otra diosa y a espaldas de La Doña... eso ¿podría ser malo para él?
Naaah, ¿qué ideas tan tontas pensaba uno después de estar con Patotas? Lo tonto era contagioso. A finales de cuentas hacía esto para rescatar al Paballedo de «Escodpio» del Lost Canvas. ¿Que no?
¡La Doña debería perdonarlo por traicionarl... err... hablar con otras diosas para salvar a sus Paballedos!
De vuelta a la realidad, nuestro Patito aspiró y aspiró como el lobo feroz. Sus neuronas corrieron paniqueadas en su mente mientras su tía seguía terca queriendo enchufarle el pastel, como Poseidón queriendo inundar la tierra.
Y ahora, ¿qué decir para no levantar sospechas?
Podía comer un poquito, sólo un poqui...
¡No, no, eso no! Era un Paballedo, debía ser fuerte y no caer en los antojos.
—¡Si lo como, jugaré a las gomitas y no «quiedo»! —dijo desesperado, temiendo ser débil y perder el tiempo comiendo.
¡Ya tá! Listo. Asunto arreglado. Si bien su tía, Patotas y Barão parecían confundidos, Sashy lo tenía más claro que el agua.
Respuesta enviada, paquete entregado, es hora de...
¿A dónde iba uno para encontrarse con la diosa bonita?
Caminó lejos de la mesa prestando atención a los aromas.
Fingió ir al baño como parte de su plan macabro. El lugar olía a jabón y el aromatizante artificial de manzanas. Aunque si ya llegamos, ¡aprovechamos!
—Que salga todo bien y se vaya por el caño —repitió con alegría las palabras de Écarlate bajando sus pantalones.
Después de las acciones pertinentes, salió de ahí, pero con las manos lavadas y sin bichos porque Papá no hizo hijos sucios. Bueno, Écarlate sí, pero Sis y él no; y satisfecho de su limpieza post-operación-baño, continuó su búsqueda.
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Las aventuras del Paballedo del Patito | Yaoi
Hayran KurguKrest es un niño de tres años de naturaleza vivaz, inquieto y con una imaginación nutrida, que se considera a sí mismo un Caballero de Athena que lucha por el amor y la justicia. Su única preocupación es jugar con sus hermanos, comer chocolates, do...