10. F por Écarlate

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El día transcurrió raro después del almuerzo

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El día transcurrió raro después del almuerzo.

A últimas fechas, "raro" era inherente a su vocabulario. De alguna manera, esa palabra encontró un pegamento tan efectivo como la Kola-Loka o la Gotita [1], imposible de desprender.

Empeoró por la tarde, después del baño en tina. Krest disfrutaba en la sala de su hogar, con sus hermanos, cuando la voz de su padre le dio una noticia espantosa:

Milo era su novio. [2]

¡Su novio!

Krest echó humo por las orejas, le dio taquicardia, perdió la voz, le pitaron los oídos y su lengua quedó amarga.

Indignación, enojo, desesperación, incredulidad y múltiples emociones extra, incendiaron su cosmoenergía y deseó meter en un ataúd de cris... hielo, a ese Patotas abusivo y metomentodo.

Se opuso con todas las fuerzas de su ser a esta nueva perspectiva en su vida.

Incluso, se ofreció como novio y Papá lo desechó al argumentar que, en la vida de una persona, ocupabas un solo lugar: hijo o novio. Ambos sitios eran incompatibles.

Exhibió su inquietud de perder el amor de Papá y éste giró la tuerca para hacerle notar la diferencia entre los amores. Krest era su hijo y Milo su novio, por ende, Papá podía amar a ambos al mismo tiempo y ninguno debía sentirse menos.

Sin embargo, Papá lo cuestionó sobre sus motivos para estar en contra del rubio.

¡Esa era una pregunta con trampa!

Buscó y buscó y buscó en su memoria y por desgracia, sólo halló momentos buenos con Patotas, como cuando lo ayudó con su cama mojada o lo llevó con la mamá de «Coyominas» o cuando supo que era el Paballedo de Escorpio, pero más que eso, rememoró sus brazos protegiéndolo.

Milo era una buena persona, pero quería a Papá y Krest se oponía con cada parte de su cosmoenergía a ser relegado a segundo término.

Por eso, echó al costal a sus hermanos y ellos se revolvieron como gatos boca arriba y le aclararon la situación: ellos también querían a Milo.

El Patito se encontró solo en esta labor defensiva.

Sisyphus dijo las palabras más duras del mundo patoso:

—Milo cuida a papá de formas que nosotros no podemos.

El chiquito perdió el aliento. Su mente se vio perseguida por una escena fatídica: la noche en que durmió con Papá y éste tuvo pesadillas.

Vislumbró en su mente a Papá removiéndose entre las sábanas, diciendo incoherencias, sudando frío, debatiéndose contra un enemigo poderoso y él...

Krest recordó su impotencia de esa noche y los días siguientes. Con tribulación, se miró las manos sudorosas. Su estómago se revolvió. Se sorbió los mocos desanimado.

Las aventuras del Paballedo del Patito | YaoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora