Una nueva aventura

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Mientras los últimos vestigios de la fiesta se desvanecían con el alejamiento de algunos invitados y otros aguardaban pacientemente a que la situación se tranquilizara, el Profesor Oak logró disolver la congregación con apenas unos gestos.

Uno tras otro, los amigos de Ash se acercaron al joven para felicitarlo por su logro. A pesar de los elogios, una ligera desilusión se apoderaba de él al notar la ausencia de una figura importante: la joven de cabello color miel. Aquella muchacha, acompañada por sus amigos de Kalos, había dejado el lugar, y su ausencia resonaba en su mente.

En cuestión de segundos, Dawn y May se lanzaron sobre él. Las dos chicas no perdieron tiempo en reprender al entrenador por ocultarles una noticia tan emocionante. La escena pintoresca dibujó sonrisas en los rostros de los espectadores, y aunque no hubo otro evento que eclipsara el momento, la fiesta llegaba a su conclusión natural.

Poco a poco, los invitados comenzaron a retirarse, dejando a Ash en compañía de Scott. Juntos, observaron la impresionante alineación de Pokémon frente a ellos.

"Un nombre adecuado, el Coliseo de Batalla", comentó Scott mientras sus ojos se posaban en el cielo estrellado.

"¿Crees que podría convertirme en un Gran Cerebro de la Frontera?" preguntó Ash, buscando la opinión sincera de Scott.

"Indudablemente, uno de los más formidables", respondió Scott, su mano descansando en el hombro del joven.

Los días pasaron, y Pueblo Paleta retomó su ritmo habitual. Los forasteros que habían animado la fiesta ahora emprendían sus propios caminos. Algunos, como Paul, eligieron la soledad en sus travesías, mientras que otros se unieron en nuevos grupos nacidos de la celebración.

Ash observaba a sus amigos adentrarse en nuevas aventuras. De vez en cuando, se acercaba a las afueras de su hogar para despedirse de ellos. Sin embargo, sus responsabilidades al cuidar de sus Pokémon y mantener los registros en orden lo mantenían ocupado en una oficina proporcionada por el Profesor Oak.

Finalmente, llegó el día esperado. Ash contempló su habitación, ahora casi despojada de sus pertenencias. Los recuerdos de su infancia surgieron en su mente, inundándolo de nostalgia. Una lágrima solitaria recorrió su mejilla mientras cerraba la puerta. Al salir de su hogar, una conmovedora escena lo recibió: vecinos y familiares se habían reunido sosteniendo una pancarta que le deseaba éxito en su nueva etapa.

Uno a uno, las personas se despidieron de él. El momento más emotivo llegó con su madre. A diferencia de ocasiones anteriores, esta vez la partida se sentía distinta. Las lágrimas contenidas de Delia finalmente afloraron mientras se aferraba a su hijo. Los presentes, conmovidos, compartieron en el sentimiento. Ash se desligó del abrazo y, limpiando sus lágrimas, ajustó su gorra. Pikachu, su leal compañero, se acomodó en su hombro.

"Regresaré para Navidad", fueron sus últimas palabras antes de alejarse. Los vítores y aplausos lo acompañaron, mezclándose con los gritos de apoyo de su madre.

Decidido a tomar su propio camino, su primer destino sería Ciudad Verde. Durante su travesía, Ash se encontró con el Profesor Oak, quien le había entregado su primer Pokémon.

"¡No podrías marcharte sin decir adiós!" exclamó el hombre de cabellos canosos, abrazando al joven. "No te retendré mucho", continuó, sacando una Master Ball de su bata. "Tómala como muestra de gratitud por tu apoyo en mis investigaciones", dijo, entregándola a Ash.

Nerviosamente, Ash tomó la Poké Ball, que se redujo a su tamaño habitual. "Libérala cuando llegues a tu nuevo hogar", sugirió el Profesor, dándole un golpecito en la espalda antes de dirigirse de regreso a Pueblo Paleta.

Ash observó la Master Ball en su mano, maravillado. Aunque la había visto antes en escaparates, sostenerla aumentaba la intensidad de su latido. Movido por la tentación de descubrir al ser que contenía, la lanzó unos metros adelante, liberando así a la majestuosa criatura que albergaba en su interior.

Mientras tanto, el grupo de Serena había decidido embarcarse en el desafío de los gimnasios de Kanto. Poseer medallas de diferentes regiones les otorgaría una mayor reputación y reconocimiento. Serena no podía ocultar su nerviosismo. A lo largo de su tiempo como entrenadora, se había centrado principalmente en ser una artista, pero no podía negar que había acumulado experiencia en enfrentamientos amistosos y en duelos con seguidores.

"Es imponente", murmuró mientras observaba a los chicos de su grupo emocionarse mientras se registraban.

"Te entiendo, los gimnasios son lugares imponentes, pero una vez te acostumbras, no puedes negar que es emocionante", comentó Shauna, que estaba al lado de la joven de cabello miel.

Ambas chicas se acercaron al mostrador y registraron sus tarjetas de entrenadoras como desafiantes del gimnasio. El día se convertía en un momento intenso. Los chicos caían uno a uno frente al líder, con la excepción de Calm, quien levantaba con orgullo la medalla.

Finalmente, el turno de Serena había llegado. Se encontraba en la arena, y aunque podía escuchar el apoyo de sus amigos, no podía evitar sentirse diminuta ante la inmensidad del lugar. 

El esperado combate de Serena se puso en marcha, y sus habilidades artísticas le conferían una ventaja clara a sus Pokémon al otorgarles mayor velocidad de reacción y agilidad. Con determinación, liberó a su Pangoro, una criatura cuya fuerza imponente prometía un espectáculo sin igual. Además, la ventaja de tipo favorecía aún más sus posibilidades, llevándola con confianza hacia el clímax de la contienda.

La arena se convirtió en el escenario de una batalla intensa. Pangoro demostró su dominio con movimientos poderosos y estratégicos, mientras que los vítores de los espectadores resonaban en el aire. Serena se entregaba por completo a la batalla, guiando a sus Pokémon con pasión y concentración.

La confrontación culminó en una escena impactante. Ambos Pokémon permanecían en pie, mostrando su resistencia y determinación inquebrantables. La tensión en el ambiente era palpable, y el público contenía el aliento mientras la batalla llegaba a su apogeo. En un último esfuerzo, el Pokémon del líder del gimnasio finalmente cedió bajo la presión implacable de Pangoro.

"¡La ganadora es Serena!" exclamó el árbitro, pronunciando el veredicto que sellaba la victoria. La emoción inundó a Serena mientras absorbía la realidad del momento. A pesar de su agotamiento, la felicidad y el orgullo se reflejaban en su rostro. Los aplausos y vítores de la multitud resonaban en el gimnasio, reconociendo su logro.

La joven entrenadora se dejó caer al suelo, aún abrumada por la emoción y la adrenalina del combate. Mientras recuperaba el aliento, miró a su equipo Pokémon con gratitud y afecto, reconociendo su papel crucial en la victoria. 

Cuando Serena tuvo en sus manos la primera medalla, sus latidos resonaron como un tambor en su pecho, una mezcla incontrolable de emoción y satisfacción. La explosión de alegría la llevó a saltar, su risa llenando el aire mientras abrazaba con fuerza a Calm, quien luchaba por ocultar su sonrojo. Mientras los vítores resonaban, el brillo en los ojos de Serena era innegable.

Tras el emocionante combate de Shauna, en el que ella también se coronó con una medalla, el grupo abandonó el gimnasio. Al salir, la ciudad había experimentado una metamorfosis: el sol se había eclipsado, y la luna se alzaba en el firmamento como una guardiana de secretos. Aunque el misterio y la intriga se colaban por las calles, los chicos no podían resistirse al deseo de explorar la oscuridad en busca de aventura y diversión.

Con una determinación palpable, el grupo atravesó las calles, alimentados por la energía de la noche. Cada esquina parecía envuelta en sombras que escondían historias. Sin embargo, su camino chocó con un giro inesperado al toparse con un entrenador singular. El Pikachu del joven saltó a la defensiva, sus chispas denotando tensión y precaución. Sin embargo, la tensión se disipó en un instante al reconocer a los miembros del grupo, y Pikachu regresó confiado al hombro de su entrenador.

"¡Nos encontramos de nuevo!" exclamó el chico con una sonrisa

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