Había una gran incomodidad en el ambiente.
Estaban aquellos dos chicos de apariencia infantil sentados el uno al lado del otro buscando con la mirada algo más que los ojos contrarios, Gran Bretaña los había puesto a ambos allí para que «socialicen».
— Y... ¿cómo te llamas?— preguntó Trece Colonias al otro niño tratando de romper esa incomodidad.
— Acadie, Savez-vous pourquoi M. Britain nous a mis ici ? [Acadia, ¿tú sabes por qué el señor Gran Bretaña nos puso aquí?]— miró directo a los ojos grises con estrellitas de su contrario.
Trece Colonias no sabía francés.
— Désolé, je ne parlais pas français [Perdón, no hablo francés].
El confundido ahora era Acadia, le dijo que no hablaba francés, hablándole en francés.
— Je parle anglais [yo hablo inglés]— continuó el de ojos azules.
Acadia suspiró. Entendía inglés y sabía algunas palabras en inglés, lo suficiente para presentarse, pedir ayuda, y decir que no sabía inglés; diciéndolo en inglés.
— Oh, intentaré hablarlo. Entonces, me llamo Acadia, creo que soy colonia francesa— Trece Colonias miró curioso a Acadia.
— ¿Crees?
— Creo, porque me llevaron con el señor al que siempre maldice mi señor papá Francia— dijo— No creo que eso haya sido su voluntad...
— Nos tratan como objetos, si él es igual a Gran Bretaña, creo que quizás sí fue su voluntad.
—Pues, en ese caso. ¿Por qué regalaría una colonia tan grande?
Dejó sin palabras al rubio.
— Oh— se llevó una mano a su quijada, pensando en una posible respuesta.
— ¿Tal vez sí es buena persona y y yo estoy equivocado?
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Ríanse