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Eran las ocho de la mañana cuando salimos del departamento llevaba un vestido sin mangas de cuello barco de rayas gruesas de color blanco con negro que me llegaba arriba de la rodilla, unas pequeñas zapatillas puntiagudas negras y un abrigo negro, me había puesto rímel en las pestañas y mis labios de color rojo como era mi costumbre. Seren llevaba unos pantalones blancos con un blusa larga con pliegues del mismo color, zapatillas estilo sandalias altas de color doradas y una chaqueta de piel color arena. Las dos llevábamos el cabello suelto.

El taxi se paró enfrente de un edificio majestuoso de concreto entre gris y arena tenía unos treinta pisos. La entrada era bastante grande y tenía puertas giratorias. En la parte de la arriba de la entrada estaba con letras grandes y de color plateado WELSH.

Entramos al edificio y el ascensor nos llevó al piso diez. Al salir del ascensor, me encontré con un pasillo largo en el cual empezamos a caminar. Todas las oficinas tenían puertas y paredes de cristal (solo las paredes que estaban al lado del pasillo) dentro de ellas habían dibujos de diseños en las paredes, maniquíes, mesas en medio de cada oficina que tenían telas sobre ellas. Me sentí tan maravillada y anonadada al ver todo aquello, iba siguiendo a Seren cuando se paró en la tercera puerta de lado izquierdo. Entramos y parado al lado de la mesa había un chico de unos 24 años aproximadamente, tez morena, cabello color negro, ceja tupida, labios algo gruesos y barba de candado perfectamente delineada. Era delgado, alto, vestía una camisa blanca de manga larga con botones negros el primer botón lo tenía desabrochado, pantalón y zapatos negros, era tan sencilla su vestimenta pero la elegancia que transmitía era envidiable.

- Oh Dios mío, ¿es ella Serena?- dijo el chico acercándose a mí, mientras Seren asentía con la cabeza.

- Pero que bella eres.- me dijo tomándome de las manos.- Créeme que si fuera heterosexual te conquistaría justo ahorita.

- Alex ¿siempre le dices eso a todas?- le pregunto Seren.

- No hermosura.- volteo a ver a Seren.- Solo te lo he dicho a ti y ahora a Ana ¿verdad?- volteo de nuevo hacia mí.

- Sí, pero me puedes decir Annie.

- Maravilloso hermosura yo soy Alejandro Carrasco, pero puedes llamarme Alex.- me soltó una mano.

- Mucho gusto, ¿también eres mexicano y diseñador?- le pregunte.

- Pues soy la mitad querida, mi papá es mexicano y mi mamá estadounidense pero no soy diseñador, yo soy más del plano social. Soy relacionista público de la empresa y sabes adoro relacionarme con las personas.

- Y más con los hombres.- lo interrumpió Serena.

- Pues claro.- afirmo.- Así que estamos en el mismo canal, pero no se deben de preocupar, no les bajare a ninguno de sus galanes.- dijo Alex riendo.- Seren que te parece si le enseñamos parte de la empresa a Annie.

- A mí me parece perfecto, ¿cómo vez Annie?- Seren volteo a verme esperando mi respuesta.

- Si claro.- conteste con una sutil sonrisa.

Tomamos el elevador y Alejandro apretó el número dos. El elevador bajo, al llegar al piso salimos, era un piso bastante diferente al anterior, en este las puertas volvían a ser de madera, las paredes de concreto y las personas eran serias. Pasamos por algunos escritorios hasta que llegamos a lo que parecía una sala de juntas, se podía observar a varias personas sentadas en la mesa que se encontraba en su interior gracias a la única pared de cristal en ese piso. Alejandro abrió la puerta y entramos a la sala era como si nos estuvieran esperando.

- Buenos días, señorita Carmona. Siéntense por favor.-Dijo un señor robusto de antojos que se encontraba al extremo de la mesa.

En la vida lo había visto y no me explicaba como sabia mi apellido, ni siquiera traía un gafete como el que te dan en la primaria para que todos sepan tu nombre, traía uno de visitante pero no decía mi nombre. Comenzaba a sentirme incomoda y nerviosa. Instantáneamente empecé a pasarme el cabello detrás de mis orejas. Serena me llevo a la mesa y me sentó en el otro extremo de esta justo enfrente del señor de lentes. Sentía las miradas de las cinco personas que se encontraban sentados en esa mesa.

Quédate Conmigo (PRIMERA PARTE DE LA TRILOGÍA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora