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Todo fue perfecto hasta que sintió unos ojos clavados en su nuca; sabía perfectamente que alguien lo vió, y podía delatarlo.

"Tanto esfuerzo por nada" pensó Sunoo al momento en el que comprendió que estaba en un gran aprieto.

Se quedó completamente quieto en el mismo lugar, frente al coche de su profesor de artes. Esperó a que la persona que lo pilló hiciera algún movimiento; a lo que a los pocos segundos escuchó cómo unos pasos apresurados huían del lugar.
Por puro instinto, echó a correr hacia el lugar dónde escuchó los pasos. El dueño de los mismos, alarmado, quiso apresurarse un poco más. Cosa que no le fue posible ya que el muchacho de azules cabellos logró derribarlo con un fuerte empujón.

-¡Suéltame demente! -Bramó la voz de aquel chico.

Sunoo pudo arrojarlo al suelo, ahora mismo lo estaba sosteniendo fuertemente de las muñecas para que se le hiciera imposible cualquier intento de escape.
Se reincorporó apenas para poder ver de quien se trataba, encontrándose a nadie menos que Nishimura Riki. Sonrió socarronamente para sus adentros, al parecer eso sería fácil.

Conocía a Nishimura. No de haber conversado o ser amigos de toda la vida, de hecho, pocas veces cruzaron palabras. Sino por su popular reputación, siendo ésto lo único que mantenían en común.
El muchacho era bastante conocido. Solía ir de aquí para allá, estando con cualquier persona que le hiciera sentir un poco de apreciación y cariño. Riki buscaba aceptación social y amorosa, que alguien lo complaciera un rato hasta que se aburriera, demasiado patético por si se lo preguntaban.

Manipularlo para que no dijera ni una sola palabra del incidente sería como quitarle un dulce a un bebé.

-¡Déjame ir ahora mismo antes que todos se enteren de lo que hic...! -no pudo terminar la frase porque el menor le tapó la boca con su mano.

-Relájate, y hablemos. Las cosas se solucionan hablando -dijo Sunoo, quitándose de encima lentamente del chino para dejarlo ir, pero al mismo tiempo asegurarse de que no escapara.

El contrario se enderezó, quedando parado en frente suyo: -Es curioso que lo menciones, porque no veo que hayas empleado ese método en esta ocasión.

-Eso no te incumbe -le espeta Sunoo con rabia, la que desaparece al instante en el que toma una honda respiración. -Pero lo que sí te incumbe, y lo hace a ambos, son las evidentes ganas que le tienes a mi novio. SungHoon nunca me engañaría, lo siento cariño.

Riki rodó los ojos y, acto seguido, giró sobre sus talones dispuesto a irse. Sin embargo, se detuvo al sentir como una mano se posaba en su hombro con algo de fuerza.

-Nadie dice que las cosas no pueden ser distintas. No me pareces desagradable -Sunoo sonreía, la misma siendo demasiado sínica, sin poseer ni una pizca de amabilidad. -Así que puede caber la posibilidad de tener un trío contigo.

El mayor abrió los ojos de par en par.

-¿Un trío? ¿Eso fue lo mejor que se te pudo ocurrir? Vaya, creí que eras más ingenioso, es una lástima -Riki se rió un poco, pero al mismo tiempo lo pensó. -No me convence demasiado, pero tampoco me vendría mal probar cosas nuevas. Jake me aburrió hace bastante.

-Verás que no te arrepentirás -le guiñó el ojo, y le pasó por al lado con la intención de marcharse. -Podría ser el viernes, mis padres siempre van a visitar a mis abuelos y suelo quedarme a solas.

Riki se sonrojó un poco, y sintió la vergüenza recorrerle cada centímetro del cuerpo por haber reaccionado de esa manera tan estúpida ante Kim Sunoo.

-No hay problema. Antes que nada, SungHoon y tú deben aceptar mis condiciones.

-¿El señorito tiene sus condiciones? - Volvió a burlarse el mayor. -Estaremos muy encantados de escucharlas, su majestad.

Riki iba a reprenderlo por su actitud, pero no dijo nada. Le irritaba que a pesar de estar él en desventaja, todavía tuviera las agallas de fastidiarlo.
Dada por terminada la conversación, ambos salían finalmente del estacionamiento del instituto.

A Sunoo no dejaba de darles vueltas en la cabeza que SungHoon lo mataría por haberlo involucrado.

*°• ᴘᴜᴢᴢʟᴇ ᴘɪᴇᴄᴇ - ꜱᴜɴꜱᴜɴᴋɪ •°* Donde viven las historias. Descúbrelo ahora