⭒𝟷𝟷⭒

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Después de un tiempo acostándose con Riki y algunas conversaciones respecto al tema, ambos llegaron a una conclusión. Todo aquello no se trataba de una simple atracción sexual hacia el japones, sino de algo un poco más fuerte.

-¿Dices que debemos confesarnos?- Le había preguntado su novio una de las tantas tardes que se juntaron a jugar videojuegos.

-En algún momento se va a enterar- Le contestó con la vista fija en la pantalla, tratando de derrotar a su novio en el Mortal Kombat.

Se escuchó un quejido frustrado por parte del castaño en cuanto la pantalla le indicó que había perdido, mientras el otro festejaba y le sacaba la lengua como el maduro muchacho de diecisiete años que era.

-Tal vez se asuste al principio--Comentó, pasada la emoción de haber ganado el juego-. Pero hay que darle tiempo, todo esto es algo nuevo para los tres. Aunque nosotros lo hayamos aceptado y estemos felices de estar enamorados por igual de él, no tengo idea de si él se lo tomará de la misma forma, o después de todo lo único que quería era acostarse con nosotros.

Sunoo suspiró mientras miraba el mismo punto fijo del que hace veinte minutos no sacaba la vista, sus pensamientos lo abrumaban. Ni siquiera tenía idea de dónde estaba su novio, pero tendría que aparecer dentro de poco ya que Riki en cualquier momento arribaría a su hogar como cada viernes por la tarde.

Era una especie de rutina para los tres. Riki llegaba, comían algo, miraban películas o jugaban juegos de mesa, tenían sexo, y caían dormidos.

De algún modo le encantaba aprovechar ese poco tiempo en el que podía convivir con ambos, con su novio y su ¿crush? ni siquiera le habían puesto un nombre con el cuál describirlo. Sólo era Riki, el chico que llegó para desestabilizar su tan perfecta relación de un día para el otro y solo hizo que lo desearan.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por el timbre, lo cual lo hizo exaltarse por el repentino sonido, y gritó un ''voy'' asumiendo que el japones era quien se encontraba en el umbral de su hogar.

-¡SungHoon!- Lo llamó para saber dónde estaba, para que estuviera al tanto de la llegada de Nishimura-. ¡Riki llegó! ¿Dónde estás?

-¡En el baño!- Contestó la voz de su novio desde el recinto mencionado, el cuál se encontraba con la puerta cerrada y dejaba salir la voz de SungHoon amortiguada por esto-. ¡Dile que ahora voy!

-¡No te preocupes!- Anunció para acto seguido dirigirse a la puerta con la intención de abrirle a su mayor.

Sunoo se pasó las manos por la cara, frustrado por toda la situación que tendrían que pasar. Seguramente Riki los odiaría para siempre luego de eso, los haría quedar ver como tontos que cayeron en sus encantos.

Trató de relajarse al tomar el pomo de la puerta con una de sus manos, no podía permitirse que el japones lo viera de aquella manera. Debía mantener la compostura y mostrar su tan distintiva seguridad, como hizo desde un principio para conseguir lo que quiso.

Dejando de vacilar, decidió abrir la puerta, encontrándose con el chico que no dejaba de perturbarle los pensamientos a él y a su novio. Se permitió observarlo durante algunos segundos, admirando su belleza que nunca hacía acto de ausencia, y esa vez no fue una excepción.

Había venido casual, pero por alguna extraña razón que nunca comprendería, lo veía incluso más hermoso que nunca. Con su mirada perdida en su teléfono, sin percatarse que el menor se encontraba en frente suyo, sin dejar de observarlo con aquella cara de bobo enamorado.

Sunoo recuperó la compostura, pensando que actúo de una forma muy ridícula. Agradecía que por lo menos su mayor no había notado su comportamiento, o eso era lo que creía.

*°• ᴘᴜᴢᴢʟᴇ ᴘɪᴇᴄᴇ - ꜱᴜɴꜱᴜɴᴋɪ •°* Donde viven las historias. Descúbrelo ahora