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Riki no se sentía tan motivado de acudir al tan nombrado encuentro con sus menores esa tarde; ni siquiera los había visto en el instituto, lo que lo tenía aún más inquieto.
Tampoco esperen mucho si su último encuentro de palabras fue una pelea, pero el japones no tenía la culpa de sentirse sexualmente atraído hacia dos estúpidos. SungHoon no lo era -tanto- ya que lo encontraba bastante amable. Por otro lado, Sunoo, por poco y no recibe el premio al imbécil del año.

A pesar de todo, él se dirigía a la dirección que el peliblanco le había indicado, con los nervios a flor de piel. Estaba a punto de saldar su deuda con ambos chicos; no podía evitar sentirse nervioso, aunque al principio se notara emocionado por tener una aventura con dos personas. Tenía miedo de que fuera desagradable, que lo hicieran sentir incómodo o cosas por el estilo. Ellos nunca lo lastimarían ¿o sí? No, ellos lo necesitaban.

Observó el papel arrugado dónde dicha dirección se yacía escrita, para luego subir la vista hacia la bonita casa que se encontraba frente a él, comprobando que era el lugar indicado.
Luego de mentalizarse por última vez sobre lo que estaba a punto de suceder, decidió tocar el timbre de la residencia antes de darse la media vuelta y no cumplir con su parte del trato. No podía ser tan cobarde y arrepentirse en estas instancias. Esperó unos cuantos segundos a que alguien apareciera y le abriera la puerta, y así lo hizo.

-Hola -pronunció como pudo, ya que Kim Sunoo se encontraba frente a él. Ni siquiera podía actuar de forma normal cuando tenía que saludarlo.

-Hola, lindo -le devolvió el saludo Sunoo, que se apoyó en el marco de la puerta, sonriéndole. Por alguna extraña razón, ese día Sunoo le generaba algo diferente... incluso se atrevería a admitir que estaba guapo. -¿Quieres pasar?

No podía comprender por qué el simple hecho de haberlo llamado ''lindo'' le revolvió las entrañas cómo si hubiera ingerido algo en mal estado.

-Claro.

Aún algo tímido, Riki se hizo paso en la casa, observando todo alrededor.

-SungHoon está esperándonos en mi habitación -avisó el menor de ambos observando al japones, y sonriendo ampliamente al notar lo bonito que estaba.

-Perfecto -contestó el otro, buscando algo en la mochila. -Por cierto, traje condones.

-Parece que viniste preparado -comentó Sunoo, divertido.

-¿Hay algún problema?

-Claro que no precioso, eso me hace saber que vas en serio con todo esto.

Riki se sonrojó furiosamente ante lo dicho por el contrario. Trató de disimularlo cuando encontró su cigarro de marihuana; lo tomó entre sus dedos con rapidez, y lo prendió con el encendedor que se hallaba en su otra mano. Se sintió aliviado al soltar el humo por su boca.

-¿Te drogas? -preguntó Sunoo en tono de reproche, el japones sintió que lo estaban regañando.

-Lamento si te molesta, pero necesito tranquilizarme. Todavía no caigo en que estoy a punto de acostarme con dos chicos-contestó, los nervios que sentía antes incrementando. -¿Dónde puedo dejar mi mochila?

El muchacho de cabellos blancos tomó dicho objeto, y lo dejó en el sofá que estaba a su lado. De repente, tenía las manos contrarias posadas en sus mejillas.

-Permíteme relajarte de otra forma -dicho esto, el menor tomó con una de sus manos el cigarro que hasta el momento estuvo fumando, y se lo llevó consigo hacia otra habitación. Supuso que a tirarlo.

Riki se quedó mirando la puerta por la que desapareció el chico sin terminar de comprender lo que acababa de suceder.

-Volví -avisó el coreano, regresando a estar en la misma posición de antes, apresando sus mejillas. -¿Puedo?

Notó que Sunoo estaba observando sus labios de manera sugerente. Dirigió la mirada hacia sus ojos; penetrándolo con ella, y Nishimura se perdió en los orbes ajenos. Sentía que el muchacho no podía hacer más que hipnotizarlo y que debía obedecer a todo lo que le ordenara, así que ni siquiera lo pensó al asentir con la cabeza.

Una vez más, el de blancos cabellos le dedicó una sonrisa que le transmitió seguridad, y fue acortando de a poco la distancia entre ambos labios. Sintió los belfos del coreano sobre los suyos, y en aquél instante creyó que la poca cordura que le quedaba abandonaba cada centímetro de su ser.
Correspondió al beso con lentitud, amoldando sus propios labios con los impropios, sintiendo la calidez que emanaba. Después de todo, besar a Sunoo no era tan terrible como se lo había imaginado.

Al cabo de un rato, el inocente y suave beso se fue convirtiendo en algo más brusco, con lenguas y leves chasquidos incluidos, apenas se separaban para recuperar el aire cuando era necesario.
Riki dió un pequeño saltito, enredando sus piernas en la cintura de Sunoo, haciendo que éste sostuviera con manos firmes la cadera del mayor. El coreano avanzó desde la sala hasta el pasillo compartiendo breves besos con el contrario, ya que el corto camino hacia su habitación lo conocía de memoria.
Al llegar a la misma, estampó a Riki contra la pared sin ningún tipo de sutileza, a lo que recibió un jadeo como respuesta -Sunoo mentiría si decía que ese leve quejido no lo había calentado-.

Estaban tan entretenidos que ni siquiera se percataron de la presencia de SungHoon, quién se encontraba sentando en la cama de su novio, observando la escena con una sonrisa. Hasta el momento se había quedado revisando su teléfono, esperando la llegada de ambos chicos.
Pudo vislumbrar como su pareja finalmente dejó al mayor en el suelo para clavar su mirada en él, y hacerle una señal para que proceda a acercarse; hizo caso al pedido levantándose del mullido colchón y dirigiéndose hacia ellos.
Le brindó un leve beso a su novio, uno suave que duró apenas unos segundos, completamente diferente al que compartieron Sunoo y Riki anteriormente. El último nombrado creyó que la situación actual lo había vuelto loco, porque el hecho de ver a la pareja compartir un beso así le pareció adorable.

Nishimura observó como el castaño se separó de su pareja con una sonrisa, y luego se giró a él. No supo cómo reaccionar, estaba incluso más ansioso que cuando Sunoo estaba a punto de besarlo, no tenía ni la menor idea de cuál sería el próximo movimiento de SungHoon.
El susodicho le brindó una sonrisa dulce -que al mismo tiempo se sintió traviesa-, parecida a la que Kim anteriormente le había dedicado. Sin embargo, nunca se hubiera esperado que lo fuera a tomar por el mentón, acercando su rostro al ajeno considerablemente.

-Ahora es mi turno de hacerte sentir bien, Ni-Ki -le susurró cerca de sus labios, para acto seguido acortar la distancia entre ellos.

Riki no sabía por qué motivo estaba más aturdido: si por el apodo por el que su menor lo llamó, o por compartir ese beso con él. Mentiría si dijera que no había fantaseado con ese beso los últimos días.
Los labios del castaño eran una cosa de otro mundo, ni siquiera sabía si le había gustado más el beso compartido con Sunoo o con él, era difícil de elegir. ¿Había algún problema si ambos fueron de su agrado?

La temperatura en la habitación comenzaba a aumentar de a poco, a lo que SungHoon decidió alejarse para tomar aire un segundo. El novio de este no perdió la oportunidad para tomarlo al extranjero de la mano, llevándolo consigo hasta su propia cama. Se sentaron ambos allí, Sunoo estaba algo ansioso en hacer que su mayor se sintiera bien gracias a sus atenciones, así que decidió tumbarlo en su colchón.
Acarició uno de sus costados con minuciosidad, mientras acercaba sus labios al níveo cuello de Nishimura para repartir besos allí. El mencionado comenzó a soltar algunos suspiros en respuesta, siendo este uno de sus puntos débiles. De repente, el otro coreano se hallaba sentado a su lado, los tenía uno al lado del otro.

Sintió un nuevo par de labios en su cuello, Sunoo besaba un lado y por consecuencia, SungHoon el otro. Se sentía tan bien que ni siquiera estaba preocupado por lo que sucedería a continuación.

*°• ᴘᴜᴢᴢʟᴇ ᴘɪᴇᴄᴇ - ꜱᴜɴꜱᴜɴᴋɪ •°* Donde viven las historias. Descúbrelo ahora