call me, I'll try to be there ♡ »

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últimamente, haerin no lograba dormir de manera correcta. Se sentía sobre estimulada con la humedad, el viento que golpeaba su ventana o tal vez era culpa de su tonto colchón que se estaba hundiendo cada vez más. Así que prendía su celular en las noches, esperando que algún juego la aburriera demasiado como para dormir.

Decidió descargarse un juego de cartas, abriendo sus ojos totalmente cuando notó que éstas tenían animaciones bellísimas. Cerró sus ojos en un instinto de reprocharse a sí misma intentar calmar su mente en un juego que sabía lo intentaría pasar a toda costa, y alguien detrás suyo apareció.

—No es horario de juegos, Haerin... —habló con voz ronca y adormilada Danielle. Haerin miró instantáneamente a su mejor amiga.

Olvidó que la invitó a quedarse en su casa, y como tenían clases al día siguiente, se durmieron temprano. Haerin la ignoró, bajando el sonido de su celular para seguir con el juego. La mayor golpeó el celular con su palma, tirándole lejos de la vista de la castaña.

—Dejalo. A dormir. —Alargó su tono en la "A". Haerin suspiró, haciéndole caso.

Su cuerpo se acomodó al lado de Danielle. Internamente pensó que podría seguir con el juego en la mañana o en la tarde, y eso la mantuvo más alerta en el horario que antes.

—Dani, no logro dormir. —susurró posteriormente contra el rostro de su mejor amiga. La mayor abrió su ojo derecho y abrió sus brazos, indicándole que podía acurrucarse encima. 

—tú... Quizás tengas frío, mhm. —volvió a balbucear dormida, abriendo sus brazos. —Ven, durmamos acurrucadas.

Haerin tuvo un respingo de emoción y pronto estaba acurrucada contra ella, con su pierna derecha entrelazada en las suyas y sus brazos encajando en su cintura. Su rostro permaneció en su pecho, sonriente mientras frotaba su mejilla.

—¿Mejor? —preguntó en un susurro Danielle, enredando más sus piernas como podía encima de haerin. —si hace calor...

—no me despegaré.

—está bien... buenas noches, haerin.

Danielle siempre estaba cuando Haerin necesitaba paz y tranquilidad, por más que la pelinegra fuera conocida por ser un caos con pies y brazos.

Horas después, cuando debían irse al colegio, Haerin preparó el desayuno para Dani. Sabía los gustos de su mejor amiga, así que decidió darse el gusto de preparar unos waffles con un poco de helado encima sin querer molestar a su madre. Tenía sus costumbres occidentales marcadas, puesto que le gustaba el café cargado y algo fuerte para desayunar, pero la menor se había acostumbrado a esas extrañas comidas.

Dejó que el plato se desplace por la mesa, visualizando como Danielle limpiaba sus dientes con una mano y con la otra manipulaba el teclado del celular con rapidez. Se reía al punto de salpicar un poco de la pasta dental sobre su celular, y eso le causaba risa. Haerin era risueña al lado de Dani, siempre había espacio para reírse. 

Danielle abrió sus ojos y sus labios cuando vió el waffle deslizarse por su campo visual. —¡Es perfecto! —casi se abalanza encima. —oh, mamá no se da el tiempo de cocinarme cosas así. Encima se ve tan lindo. 

Haerin había hecho una carita feliz con unas moras. Haerin replicó la mueca en su propio rostro. —Tienes un examen hoy, así que quería alimentar ese cerebro que se pierde en todos los chismes. 

—¿qué tengo qué? —cuestionó con un pedazo de waffle en la boca.

—Tienes un examen de matemática en la segunda hora... —oyó como la mayor estiraba su cuerpo al costado del plato, suspirando. 

—Seré un desastre. No recordé que tenía un examen.

—Lo harás bien. Ánimos. —Aunque sabría que seguro el resultado sería apestoso, Haerin quería darle la seguridad para que fuera al colegio —siempre puedes obligar a alguien que te pase los resultados.

—¡Tienes razón! 

haerin dejó su plato de sopa y fideos junto un tazón de arroz a su lado, dejando platos preparados también para sus padres. —Tengamos un buen día hoy.

( ♡ )

—¡Muchas gracias por traernos, señor Kang! —gritó la mayor, dándole saludos de mano al papá de Haerin. Salió con rapidez de la puerta de atrás, ansiosa por entrar al establecimiento. 

—cariño —llamó por un apodo cariñoso el papá de haerin. Parecía querer decirle algo, pero solamente sonrió de costado, acariciando su cabello, y luego corrigiéndolo cuando vió como despeinaba a su hija que seguro se había tardado media hora en dejarlo sin ninguna equivocación. —Ten buen día. Hoy no podré venir por ti. ¿De acuerdo? 

—Está bien. También ten un buen día. ¿De acuerdo? —repitió lo último sonriendo, queriendo imitar el tono de su padre.

—De acuerdo, señorita Haerin. 

Saludó a su padre que lentamente se iba por la calle. Su rostro se volvió neutral, sosteniendo las correas de su mochila. Dani que ya estaba rodeada de gente, notó el cambio con el que su mejor amiga se estaba encontrando. 

—Haerin, ¡ven! te presentaré a los chicos.

La castaña caminó a pasos rápidos cuando ella la llamó, uniendo sus dedos en un intento de prestarle más atención a eso que a las personas que estaban a su alrededor. La australiana se posó a su lado, enredando sus brazos.

—Niki, Jungwon, ella es Haerin. 

Haerin elevó su vista, teniendo que hacerlo más cuando notó que el presentado como Niki era demasiado alto. Ella hizo reverencias a ambos, y ellos devolvieron el acto.

—Es un gusto —Dijo el más bajo. Haerin asintió, como si dijera silenciosamente lo mismo. —Dani nos ha hablado mucho de ti. 

—A mí incluso me sorprendió que estuviéramos en la misma clase, nunca te había visto. —Jungwon golpeó con su codo el estómago del más alto. —¿Qué? es cierto.

—Disculpa a mi amigo, Haerin. Es un poco honesto —dijo lo último en un tono de reproche. 

Haerin asintió, riéndose. Niki se agachó un poco a su altura para verla, extrañado. —¿Estás riéndote?

Danielle miró también a Haerin, sorprendiéndose. Haerin no solía reírse con nadie más que ella.

Tapó su sonrisa con su mano, mordiendo su labio inferior. —Es solo que desde lejos se nota que Niki es muy honesto... yendo a lo grosero. 

Jungwon sonrió —Es un buen chico, solo no sabe cuando cerrar la boca. —Miró con alivio a Niki, quién aún no entendía la gracia de decirle grosero. 

—Bien, debemos irnos. —contestó Danielle, empujando el brazo de la menor. 

—Oh, espera —retuvo Niki. —¿me darías tu número? 

Danielle frenó su agarre, mirando al menor con su mirada fija. Incluso su rostro cambió, cosa que ninguno se dió cuenta salvo Jungwon.

—¿no es muy pronto? —interfirió el más bajo. —bueno, si es de esa manera, puedes obtener mi número también. Llámame si necesitas algo. —Cedió su celular. 

asintió, agradeciendo. No tenía amigos, y en lo difícil que le era socializar, eso había sido lo mejor que le podría haber pasado en el mundo. Si eran amigos de Danielle, entonces tendrían algo en común. A Haerin le era difícil socializar con la cantidad de gente que ella conocía, pero ellos se habían interesado por ella, al menos. Era la primera vez que sucedía. Marcó su número primero en el celular de Jungwon, y luego en el de Niki. Se dió esa orden, primero porque Jungwon le generaba más tranquilidad que el más alto.

—Genial —determinó Niki. —Las acompañamos a las salas, total vamos a las mismas.

Haerin sonrió, acoplándose más al brazo de la mayor cuando el chico más alto se posicionó a su lado, y del otro, Jungwon.

Danielle simplemente sonrió, un tanto incómoda por la cercanía repentina, sin tener en mente que decir por la situación. 

haerin's mind | daerin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora