6: De regreso a casa

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Mientras tanto con nuestra prota...
Narra Alice:

La brisa chocaba contra mi rostro mandando mi cabello hacia atrás, se sentía tan bien

-¿Crees que papá esté preocupado?- le pregunté a Lizeth
-si, ya que no le hemos dado noticias- respondió -¿Le preocupan sus amigos?- se dirigió a mí
-uh... Yo... En realidad tengo la esperanza de que estén bien- respondí insegura
-ya verá señorita, todo estará bien- sonrió

El camino transcurrió tranquilamente, llegamos al cuartel y bajamos, en seguida, alguien se me lanzó encima

-¡Enana!- lloriqueó Erd abrazándome y empecé a reír
-hola Erd- sonreí
-¡¿Dónde estabas?!- chilló
-entrenando- me encogí de hombros y se apartó mirándome mal
-uno aquí llorando y tú por ahí entrenando- me riñó con un puchero -ni un soldado de élite entrena como tú maldita enana- se quejó
-yo también te quiero Erd- rodé los ojos divertida

Revolvió mis cabellos juguetonamente mientras sonreía, pero luego su expresión se tornó triste

-el comandante no decía nada, pero... A pesar de eso... Todos... T-te creían...- no podía completar sus frases, hablaba tan entrecortadamente que dolía
-¡Ch-ch...! ¡¡Chamacaaaaa!!- chilló Auruo lanzándose sobre mí
-¡Auruo no la mates que yo también quiero!- se quejó Petra tirándose sobre nosotros
-pero no la maten- pidió Mike -bienvenida Alice- sonrió
-gracias- sonreí como pude -¡Chicos me ahogan!- me quejé
-¡No hubieras desaparecido!- ordenó Petra -todos... ¡Todos te creían muerta idiota!- sollozó
-perdón- murmuré

Iba a hablar, pero entonces vi a mi padre de reojo pasando por uno de los pasillos

-chicos, creo que yo...-
-adelante, ve con el comandante, está muy preocupado- sonrió Petra y asentí
-por sierto... ¿Y Levi?- pregunté con una mínima esperanza de que estuviera aquí
-oh... Pues... Él...- titubeó la pelicafé
-¡Está en Sina!, Si, eso- respondió Auruo no muy convencido de sus propias palabras
-¿Y para qué iría Levi a Sina?- pregunté alzando una ceja
-p-pues...- titubeó el pelinegro
-no nos dijeron, solo informaron que Levi iría a Sina, nada más- respondió Erd
-¿Ok?- respondí no muy convencida y me dirigí hacia mi padre

Los latidos de mi corazón iban cada vez más rápido, a la vez que los nervios generaban una nerviosa sonrisa en mi rostro. Una vez cerca de él y Hange, tomé aire silenciosamente, mi padre se dió la vuelta dándome la espalda y cuando Hange lo iba a seguir, hablé

-mi general, le traigo los resultados de la misión "Escapar de María a salvo y regresar a Rose"- sonreí haciendo el saludo de la Legión

Ansiedad. Esa era la única palabra capaz de explicar esa sensación que recorrió mi cuerpo cuando el de mi padre se tensó y lentamente volteó a verme. Su respiración se aceleró considerablemente mientras algunas lágrimas dejaban sus ojos, entonces, corrió hacia mí

-¡Hija!- no tuve tiempo de reaccionar, cuando sus brazos me rodearon en un protector abrazo mientras lloraba de felicidad
-papi- murmuré empezando a llorar, ¿Cómo iba a negarlo?, Lo había extrañado y verlo así me hacía sentir mal

No se molestó en cuidar apariencias. No cayó su voz. No me llamó por mi nombre. Me llamó "hija" en un grito delante de todos. Simplemente dejó salir sus sentimientos

-estaba tan preocupado- murmuró apretando su abrazo -cuando llegué a la casa y solo vi sangre, destrucción... Y... Y el lazo de tu cabello yo...- hizo una pausa mientras escondía su rostro en mi cuello -pensé que te había perdido- sollozó -no vuelvas a hacerme esto Alice, nunca más- rogó
-lo siento papá- susurré
-Alice...- el suave susurro de Hange llegó a mis oídos y voltee a verla -¡Mi pequeña!- me abrazó desesperada

La hija del comandanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora