25: ¿El capitán sabe amar?

97 7 24
                                    

-¡Ocultan más secretos que Sasha comida!- exclamó Hange enojada, caminando de un lado a otro por el despacho de papá

La noche anterior me había quedado con mi padre, y en la mañana había aparecido Hange toda furiosa gritando acerca de los misterios que guardaban los del clero

-no debe ser tan ma...- intenté decir
-¡Hay un titán colosal DENTRO de la muralla, Alice!- abrió la ventana y señaló la tela que impedía que le diera la luz del sol al gigante que había entre la roca -¡Y ellos lo sabían!- frunció el ceño, molesta
-ok, sí es muy malo- miré a papá, asintiendo con la cabeza

Él me imitó y observó a Hange mientras yo tomaba mi café tranquilamente. Estaba sentada en el regazo de mi padre y escuchaba todo atenta

-¡Tanto que nos esforzamos, siempre arriesgamos nuestras vidas y llegamos a pensar que es en vano y obvio no íbamos a lograr nada si ellos ocultan las verdades debajo de nuestras narices!- se quejó, llendo de esquina a esquina -¿Y por qué Alice está sentada en tu regazo como una niña mientras toma café?- preguntó, volteando a verme acusatoria

Miré mis piernas y caderas antes de mirarla a ella

-la comodidad ante todo, Hange- respondí, dando otro sorbo a mi bebida -y sigo siendo una niña- hice un puchero
-eso lo apoyo- apoyó papá, dejando un beso en mi cabello

La sargento estuvo a poco de decir algo cuando Levi entró por la puerta. Me miró y yo desvié mi atención a mi café, haciendo que la castaña frunciera el ceño, confusa, y nos lanzara una mirada curiosa a ambos

-¿Qué está pasando?- preguntó el capitán, mirando toda la escena
-es sobre el montón de secretos que nos guardan los de la iglesia- bufó Hange
-eso- apoyé, tomando de mi café con los ojos cerrados mientras apuntaba a la sargento

Levi volteó hacia mí

-¿Tú no deberías ir con nosotros a llevar a Eren?- indagó, frunciendo el ceño
-estaba tomando mi cafesito para luego ir, capitán- hice énfasis en la palabra

Mi padre me miró en extremo confundido al igual que Hange. No era normal en mí llamar a Levi de esa forma estando nosotros solos. Terminé la bebida y me levanté de regazo de papá, me dirigí a la cocina, la dejé ahí y volví al despacho a despedirme momentáneamente, Hange había bajado ya que también iría con nosotros

-listo, ya podemos irnos- me acerqué al rubio y dejé un beso en su cabello -adios papá, volveré antes de que te des cuenta- sonreí
-no provoques un desastre, Desastre- sonrió, divertido
-oye no es gracioso- me reí

Besó mi frente de forma cariñosa y nos sonreímos mutuamente antes de que yo tomara mis cosas y bajara junto a Levi

-¿Por qué me ignoras?- preguntó, viéndome
-no sé de qué me habla, capitán- respondí sin mirarlo
-desde ayer no me miras, evitas hablarme y actúas de forma extraña- frunció el ceño -¿Qué mierda te pasa?-

Me detuve de golpe, estábamos nosotros solos en todo el pasillo. Lo miré fijamente a los ojos, desafiante

-me pasa que me dí cuenta de que jugar a quién provoca más al otro con mi capitán está terriblemente mal- respondí

Su expresión cambió a una que no pude identificar

-¿Te arrepientes de haberme besado?- puso una mano en la pared, junto a mi cabeza, acorralándome

Tragué saliva, nerviosa. Ya no era tan valiente

-¿Y si le dijera que sí?- pregunté, manteniendo mis ojos clavados en los suyos

Miró mis labios con deseo y volvió a verme

-te haría cambiar de opinión- respondió, serio
-¿Ah sí?, ¿Y cómo lo hará, capitán?-

La hija del comandanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora