23: Falsedades

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Narra Alice:

-Alice, te va a dar un paro a este paso. Relájate-
-¡Es que no puedo!-
-no grites-
-perdón-

Suspiré mientras me abrazaba a mí misma buscando algún consuelo que no fuera el ajeno. Eren, a mi lado, soltó un pesado suspiro y me miró

-a pocos les gusta este plan. Menos a mí que ya dejé bien en claro que aún no me creo que sea ella- comentó, mirándome precavido pero a la vez preocupado
-yo quisiera estar equivocada y que no resulte ser ella- musité, sintiendo mis ojos picar

Aparté las inexistentes lágrimas de mis párpados y negué con la cabeza antes de darme una pequeña bofetada. Tenía que pensar con claridad o todo esto se iría al demonio. Armin y Mikasa aparecieron detrás de nosotros, dejando en claro que el plan había comenzado. Tomé aire y me aseguré de que mi equipo de maniobras estuviera perfectamente oculto bajo mi capa al igual que mis compañeros para luego dirigirnos donde los de la Policía Militar, allí, entre todos, estaba Annie

-pst. Annie- llamó Armin en voz baja

La rubia volteó hacia donde estábamos escondidos y ladeó la cabeza confundida al vernos, antes de acercarse al ver la seña que le hizo mi mejor amigo

-¿Qué hacen aquí?- preguntó, ceñuda, para luego mirar a Eren -¿A ti no te iban a entregar?-
-justamente a eso venimos- intervine yo -queremos llevarlo lejos de aquí, no sé, a cualquier parte. Necesitamos llegar a la muralla desapercibidos, por eso nos hace falta que vengas con nosotros al lugar por donde accederemos a allí con la excusa de que nos estás escoltando- le expliqué

Perdóname Annie...

-si saben que yo podría delatarlos, ¿No?- indagó, dejando en claro que nos sería difícil convencerla
-sé que no lo harás- contesté, mirándola a los ojos

Frunció sus labios en una dura línea. Era más que obvio que sería complicado derribar ese muro que eran sus ideas

-¿En serio creen que aceptaré esto sabiendo que corro el riesgo de ser expulsada?- preguntó alzando una ceja
-por favor Annie, eres nuestra única opción. Por favor... Por los viejos tiempos- rogué, mirándola fijamente a los ojos

Ella se quedó unos minutos en silencio antes de suspirar con pesadez

-no voy a ayudarlos- se dió la vuelta
-¡Annie por favor!- rogué, desesperada -¡Tienes que ayudarnos, te lo ruego!- grité, mirándola con dolor -por favor- murmuré

Annie volteó a vernos. Sus ojos delataban que quería ayudarnos, pero había algo que no cuadraba del todo, era como si supiera que algo estaba pasando

-¿Ustedes... Me consideran tan buena persona?- preguntó, viéndonos a Armin y a mí

Él dió uno de sus discursos manipuladores mientras yo asentí, apoyando las palabras de mi mejor amigo 

-vamos- culminó Annie, dándose la vuelta

Sonreí al ver que el plan funcionó. Pero esa sonrisa se borró cuando recordé que todo esto era para atraparla

Avanzamos al lugar que teníamos planeado, Annie delante, yo tras ella y mis amigos detrás de mí. Aceleré mis pasos hasta quedar junto a la rubia

-oye Annie- la llamé
-¿Mhm?- murmuró
-pensando hipotéticamente. Si tuvieras un amigo acusado de traición al cual quieren atrapar, ¿Qué harías sabiendo que esa persona es muy especial para ti?- volteé a verla

Te estás metiendo en un poso sin fondo cariño. Esto es muy arriesgado

Cállate consciencia. Ya sé que puede que la cague pero déjame hablar a mí. Tú dedícate a observar

La hija del comandanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora