Fruncí mis labios no muy convencida, mirándome al espejo de cuerpo completo
-vamos señorita, deje de mirarse así- reprendió Lizeth
-es que esto no me convence del todo- me quejéA los chicos se les había ocurrido la increíble idea de salir para que yo me distrajera y mi cuidadora había tenido la otra maravillosa idea de aceptar por mí. Llevaba puesto un suéter de manga larga hasta la muñeca de color negro, el cual iba por dentro de una falda de estampado de líneas y cuadros algo abstracto, de colores blanco, gris y negro que me llegaba a las rodillas. No iba a negar que me sentía guapa en ese traje
-tranquila, es lo mejor. Ahora váyase o llegará tarde- dijo tomando mi bolso y dándomelo para luego empujarme fuera de la habitación y cerrarLe puse mala cara a la pobre puerta como si tuviera la culpa y suspiré para encaminarme al despacho de mi padre. Toqué la puerta y escuché un "pase" dentro y así lo hice
-papá- llamé, sonriendo levemente
Él me miró y alzó las cejas al ver la ropa
-¿A dónde tan guapa?- preguntó a lo que reí
Me acerqué quedando a su lado y dejé un beso en su cabello mientras él me abrazaba
-los chicos quisieron salir para distraerme y Lizeth aceptó por mí diciendo que era lo mejor, espero no arrepentirme- bufé, él soltó una risita
-creo que sí será lo mejor, has estado muy mal desde la misión y lo sabes- me dijo algo serioAsentí y bajé la mirada, era cierto. Habían pasado dos días y yo me la pasaba más tiempo en mi habitación simplemente mirando por la ventana que haciendo cualquier otra cosa
-vine a contártelo para si me necesitas, estaremos en Trost. Llámame para cualquier cosa- le sonreí
Asintió y, cuando iba a irme, escuché su voz
-Alice, hija- murmuró
Volteé y vi que miraba la mesa fijamente
-¿Papá?- pronuncié preocupada, volviendo a su lado
Sus brazos me envolvieron en un cálido y protector abrazo que me obligó a sentarme en su regazo
-¿Papá, estás bien?- pregunté con preocupación, mirándolo mientras pasaba mis manos por su cabello
-si, si- se apartó
-¿Seguro?- él sonrió
-sí, es solo...- suspiró -solo sobrepienso las cosas y luego termino con miedo de perderte a ti- acarició mi mejillaÉl pareció analizar algo en su mente
-en la noche, cuando todos se hayan ido, baja al comedor- me pidió -hay una reunión en la cual vas a participar-
Asentí y me acerqué a dejar un beso en su pómulo
-te quiero- sonreí levemente
-yo más mi pequeño desastre, yo más-
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La hija del comandante
RandomAquella mirada. Aquella azul mirada. Esa que desprendía tanto y a la vez tan poco. El mero contacto de sus ojos era suficiente para estremecer su cuerpo, para hacerlo sentir indefenso. ¿Acaso era eso posible?. Vió a esa niña corretear por el cuarte...