17: Legión de Reconocimiento

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Desperté más temprano de lo habitual sintiendo mi corazón latir desesperado por la emoción, sonreí entusiasmada tomando mi uniforme y corriendo a meterme al baño. Me duché y cambié rápidamente, estaba ansiosa, hoy me uniría a la Legión después de esperar por años. Salí del cuarto llendo al comedor, allí se encontraban Eren, el cual estaba sentado en una mesa mientras sujetaba entre sus manos temblorosas un vaso con agua

-sujeta bien el vaso o se te va a caer y no tengo intenciones de recoger estillas rotas :v - advertí

El castaño se sobresaltó y tuve que agarrar el recipiente en el aire antes de que impactara contra el suelo

-joder Alice, que susto- murmuró con una mano en el corazón
-eso me hizo sentir fea :'v - confesé dolida. Él rió
-perdón, pero no deberías aparecer así de repente- sonrió nervioso
-vale, tomaré el consejo- le tendí el vaso con agua de vuelta

Lo tomó y dió un sorbo al contenido, sus manos aún tenían un leve temblor al igual que sus labios

-¿Qué haces aquí a esta hora?- preguntó sin mirarme
-¿Qué haces tú aquí a esta hora?- corregí la pregunta
-no podía volver a dormir y vine a por un vaso de agua- respondió -¿Y tú?- me miró curioso -ya estás cambiada así que no planeas seguir durmiendo, ¿No?- preguntó

Negué con la cabeza

-Eren, ten en cuenta que llevo años esperando este momento, crecí rodeada de soldados de la Legión, por más que intentara dormir no lo lograría, además de que nunca he sido de dormir mucho- respondí tranquilamente -y respondiendo a tu pregunta de qué hago aquí... Vine a continuar con una vieja rutina de tomar té apreciando el amanecer-

Eren se levantó llevando el vaso al fregadero y luego se dirigió a las escaleras

-bueno, pues te dejo continuar tu rutina, yo me voy a mi habitación- se despidió con su mano subiendo a su habitación

Imité su ademán y me dirigí a la cocina comenzando a preparar algo de té. Escuché que alguien entraba a la cocina y voltee con dos tazas del líquido verde, encontrando a la persona que esperaba. Sonreí tendiéndole una, la cual tomó confundido

-sabía que vendría, capitán- expliqué ante su expresión. Él me miró y dió un sorbo al té
-no has perdido el toque- pronunció después de saborear el líquido
-para nada, después de todo llevo tiempo haciendo esto- respondí sonriente -en fin, vamos- incité saliendo de la cocina por la puerta trasera, aún con el recipiente entre mis manos

Escuché sus pasos seguirme, llegamos al viejo árbol junto al cuartel y nos sentamos bajé este. Recosté mi espalda contra el tronco, dedicándome a dar pequeños sorbos al líquido humeante de mi taza mientras miraba el sol salir

-¿Qué te pasa?- preguntó Levi a mi lado, confundiéndome
-¿Eh?- voltee a verlo, frunciendo el ceño
-estás inquieta desde que me diste la taza de té, ¿Qué te pasa?- explicó también frunciendo el entrecejo

Suspiré suavizando mis facciones

-es que... Ayer usted...- tragué fuerte, apartando la mirada
-mírame- demandó, pero no lo obedecí -que me mires- tomó mi mentón haciendo que mis ojos se encontraran con los suyos

Al voltear, me encontré con dos orbes azul grisáceo muy hermosos, casi hipnóticos. Nunca había visto tan de cerca al capitán, solíamos compartir momentos como estos, en los cuales mi mirada se mantenía fija en el amanecer, así que nunca había apreciado el color de sus ojos. Tomé aire y le sostuve la mirada lo mejor que pude

-dime, ¿Ayer yo qué?- me incitó a seguir
-ayer, después de morderme la pierna, besó la marca que había hecho usted mismo, y eso... Vuelve las cosas un poco incómodas- respondí

La hija del comandanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora