Cap. 4

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— ¡Este es mi departamento! —menciona Gojo en cuanto entra al espacio reducido.

Geto entra detrás de él con una bolsa en la mano y cierra la puerta a sus espaldas.

— Vaya, lograste decorarlo un poco —dijo el pelinegro observando los cuadros en las paredes y las flores en distintos lugares.

— Gracias por ser considerado —Gojo estaba recogiendo algunos platos que dejó en la mesa y quitando alguna ropa tirada en el suelo— Intento hacer todo esto, nunca tuve que hacerlo. Tampoco era como que me dejaran.

La risa al final salió algo extraña y Geto giró a mirar su espalda, Gojo se había detenido sin mirarle un paso antes de entrar a la cocina estaba tenso.

— Se ve bien, lograste darle un aire acogedor —Geto no sabía si avanzar e intentar consolar al de ojos azules, tampoco sabia si seria bien recibido— ¿Dónde vamos a hacer esto?

Gojo quien había estado perdido en sus pensamientos regresó de golpe al escuchar la última pregunta aún podía sentirse sin aire y la frialdad de su habitación en la casa de su abuelo. La soledad le respiraba en la nuca hasta el momento en que Geto soltó esa última pregunta y su mente voló hacia un lugar que estaba seguro que no estaba dirigida la pregunta.

Se puso rojo.

Geto noto eso último, la parte trasera del cuello del ojiazul estaba roja y podía ver sus orejas del mismo modo. Su corazón se saltó un latido y algo mas palpito, los escalofríos me recorrieron el cuerpo.

— ¿Dónde está el tinte? —se apresuró a decir para quitar el ambiente tenso que se estaba formando.

— Está aquí, deja lo saco —Gojo retomó el control y se apresuró a alejarse un poco del contrario.

¿Por qué su mente voló ahí?

El solo era un amigo y su jefe quien lo estaba ayudando a esconderse de su abuelo. No podía hacerle eso, sí su plan no lograba salir bien era obvio que todo se pondría mal y cualquier persona que se hubiera visto involucrada en su huida y posterior escondite sufriría. La única persona que podría salir de esa era Mei Mei, pero porque sabía demasiada información de su abuelo y con solo una llamada ella podría destruirlo.

— Aquí esta, por favor no me dejes como Sukuna —se rasco el cuello Gojo mientras entregaba la caja a Geto— La gente me miraba raro

— Pero si ese look te quedaba bien, era un poco raro, pero te quedaba bien —dijo Geto mientras abría la caja y comenzaba a preparar todo en la pequeña mesa que tenía como comedor el más alto a mitad del lugar— Yo opino que debes de buscar tu propio estilo de cabello, así como lo hicimos con la ropa.

— Claro, pero más adelante —Gojo se alejó para cambiarse de ropa, debía de tener una camisa que fuera un poco más suelta para no tener que mancharla o algo.

Habiendo dejado a Geto solo en la oscuridad de su habitación se dedicó a desnudarse y cambiarse de ropa, primero se quitó los collares y luego los anillos dejando todo en la mesita de noche y apresurándose en buscar unos shorts que ponerse.

Regreso cuando Geto ya tenía casi todo listo.

— ¿Debo de lavarme el cabello antes de esto? —presunto jalando una silla para ponerla frente al pelinegro.

— ¿Traes algún producto?

— No, hoy no

— Entonces así esta bien —Geto dijo lo ultimo y levanto la mirada por primera vez desde que el contrario regresó de su habitación para mirarle y se quedó mudo, había mucha piel expuesta, más de la que había visto nunca del ojiazul.

Como salir del registro familiar ↠SugusatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora