Geto se encontraba observando el rostro dormido y demacrado de Gojo, había estado inconsciente por cerca de una semana entera. Pero solo el día anterior había estado durmiendo pacíficamente sin necesidad de ser medicado.
El pelinegro jamás olvidaría lo que sintió cuando al cerrar el local de tatuajes Mei Mei se bajó de una camioneta y luego le hizo subir para observar al delgado inconsciente en los asientos traseros.
Labios casi azules, llenos de rasguños, mugre y sangre. El cabello estaba cortado perfectamente y había regresado al blanco característico.
— ¿Qué te sucedió? —le murmuró al aire.
Geto estaba deprimido, o eso creía él que era esto. Tenía años sin sentirse tan impotente, creía que eso había quedado atrás cuando logró quitarle la custodia de sus hermanas menores a su madre y luego le puso una orden de alejamiento.
Pero no, luego llegó un peliblanco escapando de su abuelo abusivo.
¿Por qué me haces esto?
Casi dos meses atrás había creído que Gojo no regresaría que después de tanto tiempo este había recapacitado y dado cuenta que él no podría dejar la vida de lujo que había estado llevando.
La mañana que Gojo no entró por la tienda de tatuajes el corazón de Geto se partió, solo la noche anterior le había besado como había querido hacerlo desde unos días antes.
Y Satoru le correspondió.
El beso había durado más de lo que ambos habían querido, eso estuvo claro cuando se alejaron para respirar y después regresaron a besarse con más hambre aún.
Con solo ese beso Geto se había dado cuenta que el contrario no era un experto en eso y pareciera que su historia sobre no tener suerte por culpa de su abuelo era cierta.
Besara Gojo se había sentido como sentir la libertad en los labios de alguien más.
Se sentía correcto, cálido.
Los ojos azules de Gojo había brillado tanto cuando se despidieron después de confirmar que cenarán al día siguiente que Geto podría jurar que eran las estrellas más brillantes en el cielo.
— ¿Te vas a despertar?
Geto había adquirido una rutina en los últimos días, trabajaba solo por las tardes, durante la mañana sus hermanas menores estaban en el colegio así que no podrían ayudarle a hacer nada; pero por las tardes ambas regresaban para poder ayudarle.
Era la única forma en que Geto podría cuidar del peliblanco.
Al principio cuando Mei Mei le dijo que debía de cuidarle desde su hogar se había querido negar, pero luego ella dijo algo que le helo por unos instantes.
— Si no lo quieres volver a ver en tu vida, ni siquiera por una pantalla o en anuncios. —la mujer le miró seria— Llévalo a un hospital y despídete de él, porque nunca lo volveremos a ver.
Una cosa en aquel dijera que él nunca lo volvería a ver, pero que ella se incluyera decía que todo esto estaba fuera de sus manos y que su abuelo parecía ser alguien peligroso.
El termómetro lanzó un pitido, tenía la temperatura normal. Geto suspiro y acaricio el cabello del albino.
— ¿Por qué terminaste así? —preguntó en voz alta— ¿Tanto deseas ser libre qué estás dispuesto a morir en el intento?
Si Geto fuera un poco más intuitivo se daría cuenta que Gojo ya no luchaba para ser libre, peleaba para estar cerca de él. Verle y tal vez despedirse de la manera correcta, sin que solo uno de ellos supiera la verdad.
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Como salir del registro familiar ↠Sugusato
FanfictionEn donde Saturo Gojo está cansado del peso sobre sus hombros al ser el heredero de un imperio y decide que no quiere eso, pero no sabe como hacer que lo deshereden y un día conoce al tatuador Suguru Geto, el cual es todo lo que su abuelo detesta. C...