Capítulo 2

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Narra Harry

¡Mamá, Zayn está arruinando mi nido de nuevo! —me quejo entrando a la habitación de mis padres viéndolos a ambos acurrucados mientras platicaban de algo que no logré escuchar. —

¡No es cierto, está mintiendo! —grita el pelinegro llegando corriendo detrás mío— ¡Él arruinó el mío primero! —me señala y yo tiro una mordida hacia su dedo para que lo quitara. —

Cachorros, ya perdí la cuenta de cuantas veces se han peleado por esto en lo que llevamos de la semana —suspira nuestra mamá apartando su rostro del pecho de papá para poder mirarnos. —

Él siempre dice que mi nido es horrible y que huele a chocolate podrido —me cruzo de brazos. —

Porque es la verdad —responde mi hermano mayor encogiéndose de hombros. —

¿A sí? Pues el tuyo es desordenado y huele a café corriente —me defiendo mirándolo con superioridad.—

¡Mi olor no es corriente! —grita indignado, pero lo ignoro— ¡Pues el tuyo es demasiado amargo!

Abro mi boca sintiendo como incluso mi alfa se había ofendido ante aquel comentario y estoy por lanzarme sobre él sin importarme qué me sacara dos cabezas de diferencia cuando papá se levanta del nido, qué compartía con mamá, para después correr fuera de la habitación pasado en medio de ambos.

¡El último en llegar al comedor es tigre podrido! —grita desde lejos e inmediatamente olvidamos nuestra pelea. —

¡Yo voy primero! —decimos al mismo tiempo empujándonos antes de correr detrás suya. —

Tengo tres cachorros en casa —escucho susurrar a mamá cuando nos ve salir apresurados.—

Continuamos con nuestra carrera hacia el medio de la aldea, o bueno, lo que quedaba de ella, esquivamos a todo aquel que se atravesara en nuestro camino y cuando logro adelantar a Zayn giro mi cabeza para burlarme de él, pero no me doy cuenta que papá a frenado de golpe hasta que me estampo contra su cuerpo y caigo después al suelo.

Eres el tigre más bobo qué conozco —dice el pelinegro carcajeandose ya qué él si se había detenido a tiempo. —

Bobo, pero más rápido que tú —le enseñó mi lengua aún tirado en la tierra. —

No puedo creer que tres parejas más de tigres se hayan ido y tú estés jugando con tus mocosos en lugar de hacer algo por esta manada —aquellas palabras seguidas de un gruñido por parte de papá logran callarnos a ambos e inmediatamente nos ponemos alerta.—

Vuelves a llamar de esa manera a mis cachorros y no controlaré a mi alfa, Arthur —murmura molesto mi progenitor— Y sabes perfectamente que todas las parejas que han salido de la manda se marcharon por desobedecer las reglas o por intentar quitarme el puesto de alfa.

Comienzo a darme cuenta de las razones que tenían —responde el otro alfa mirándolo despectivamente.—

¿Me estás desafiando? —pregunta haciendo que su aroma a madera se volviese más intenso. —

Sabes que jamás he estado en contra de ninguna de tus decisiones, pero intentar hacerte amigo de los cazadores es una completa estupidez, mientras nosotros discutimos más de uno está haciendo un abrigo con el pelaje de uno de los nuestros —escupe soltando un gruñido igualmente.—

Zayn, llévate a Harry de aquí —pide papá girando levemente su cabeza para vernos sobre su hombro.—

Si, alfa —responde con respeto y se agacha ayudándome a levantarme, una vez estoy de pie toma mi mano para guiarme al lado contrario de la aldea. —

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