Capítulo 3

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DÍA 0

Narra Louis

¡Es la sexta vez que me preguntan si iré a ese ridículo baile y mi respuesta sigue siendo la misma! —respondo exasperado caminando más rápido para huir del grupo de alfas qué me habían rodeado apenas me vieron salir de mi cabaña. —

Vamos, omega —se queja uno de ellos sin perderme el paso— ¿Cuándo dejarás de hacerte el difícil con nosotros?

No, no —responde otro— Que no se detenga, a mi me gusta que sea así, cuando alguno de nosotros lo reclame será más satisfactorio poder presumirlo.

Me detengo de golpe sintiendo un tic en mi ojo izquierdo, me doy vuelta lentamente para encarar a aquel lobo sin cerebro y suelto un gruñido molesto cuando veo como la sonrisa en su rostro se agranda al conseguir mi atención, alzo mi puño más que decidido en estamparlo en su espantoso rostro, pero unos brazos rodeando mi cuerpo me lo impiden.

Se ven tan ridículos persiguiendo a mi hermano por toda la aldea cuando saben perfectamente que los rechazará a cada uno de ustedes, alfitas —murmura burlándose— Cómo vuelva a escuchar que hablan así de él les aseguro que les cortaré la lengua, ¿entendido? —cambia su semblante a uno serio soltando un gruñido al final. —

Estos asienten con su cabeza antes de desaparecer rápidamente de nuestras vistas perdiéndose en la aldea, suelto un bufido aún enojado y aparto los brazos de Liam de mi cuerpo para seguir con mi camino hacia el centro de la ciudad.

La luna les habrá dado fuerza a los alfas, pero se le olvidó añadirles neuronas —chasqueo mi lengua. —

¡Hey! —se queja el castaño siguiéndome— Te recuerdo que también soy un alfa.

Tú eres un cachorro, no entras en mis quejas —le explico encogiéndome de hombros.—

Ya tengo 22 años, ¿cuándo dejarás de llamarme así? —rueda sus ojos fastidiado—

Cuando seas mayor que yo —respondo seguro deteniendo mi andar una vez llegamos al comedor común de la aldea.—

Pero eso es imposible, siempre me ganarás por dos años —ladea su cabeza mirándome confundido. —

¿Ves que tú si tienes neuronas, cachorro? —me coloco en las puntas de mis pies para plantar un beso en su mejilla— Ahora ve a hacer tus deberes qué sabes como se pone nuestro padre si nos ve vagando.

Eres tan gracioso, Louis —dice con sarcasmo negando con su cabeza antes de obedecer yéndose de mi lado. —

Sonrío girando mi vista hacia la aldea verificando una vez más como había incrementado desde los últimos años, todo el centro se encontraba lleno de pequeños cachorros jugando entre sí al igual que adolescentes conversando sobre sus primeras citas, los adultos caminaban de aquí para allá trayendo todos los alimentos recolectados en el día mientras que los adultos mayores eran los responsables de administrarlos y proveerlos adecuadamente a todas las familias de la manada.

Lamentablemente la seguridad también aumentó después de aquella noche en la que la manada de tigres había sido atacada por un gran grupo de cazadores llevándolos a su extinción, por lo que ahora eramos última raza de cambia formas en habitar este bosque. Es por ello que una gran cantidad de alfas adultos y algunos jóvenes se encargaban de patrullar todo el territorio día y noche para asegurarse qué no se repitiera la historia.

Siento a mi omega lloriquear al recordar a aquel pequeño tigre de ojos verdes a quien habíamos esperado todo un día en ese campo de flores, sin ser consientes qué tristemente había perdido la vida unas horas antes.

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