Capítulo 17

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David

Hace unas semanas que estaba en París por algo de trabajo debido a que mi hermano no puedo asistir, pero mi última semana aquí había sido todo un caos excepto los dos últimos días.

Primero, había recibido la llamada de Guillermo mientras estaba enredado en las piernas de una esbelta mujer que había conocido por casualidad y era sumamente guapa. Este quería que le investigara a una chica y le dije que si sin preguntar nada más al respecto.

La verdad yo seré un empresario reconocido y todo lo que quieran, pero mi pasatiempo favorito es meterme en la vida de los demás.
Digamos que me gusta mantener todo a mi alrededor controlado y el investigar los trapos sucios de los demás facilita todo.

Dos noches antes de volver a Italia, estaba en una cena de negocios bastante aburrida debido a que los problemas ya estaban resueltos y sinceramente por eso no estaba prestando mucha atención a lo que decían. Para mí, era más entretenido mirar la lluvia caer tras la ventana que escuchar a todos esos viejos idiotas hablar sin parar. De pronto y bajo la lluvia, veo pasar a una linda chica tras el cristal y cuando digo linda es porque realmente lo era.

Esta estaba toda mojada y la ropa se le pegaba a su cuerpo sensualmente, algo que definitivamente me llamó mucho la atención. No obstante esa distracción duró muy poco tiempo porque ella se escapó de mi vista, sabrá dios para donde cogió.

Luego de diez minutos más de reunión, al fin todo terminó y esos viejos decidieron irse. Cuando ya estaba montado en mi auto, sacudo las gotas de agua de lluvia esparcidas por mi traje y arranco de inmediato. En cuanto estoy por comenzar a conducir, veo que debajo del techo de un establecimiento está aquella chica angelical que vi hace rato.

Veo que su cuerpo tiembla por el frío y está toda empapada, por lo que detengo el auto frente a ella para preguntarle si necesita ayuda para poder llevarla hacia donde quiera que vaya. No sería justo dejarla ahí sola bajo esta lluvia.

En cuánto freno mi Audi último modelo frente a ella, esta chica mira hacia todos lados como si estuviese buscando algo. Me imagino que el hecho de que el auto de un desconocido te pare a mitad de la noche, es algo aterrador.

— Hola – dije para empezar una plática desde el interior de mi auto – ¿Quieres que te lleve algún lugar?

— No gracias, no creo que subirme al auto de un desconocido sea algo bueno.

— Supuse que dirías eso, me llamo David Vitale y soy Italiano. No soy ningún asesino,  ni ningún loco o secuestrador de chicas empapadas bajo la lluvia.

— Mucho gusto David, me llamo Ana y también soy Italiana. He escuchado del empresario de la industria textil, me corriges si no eres tú por favor.

— Estás en lo cierto, soy yo ¿Te llevo entonces?

— Porque no, si me pasa algo sabré a quién acusar – me sonríe.

Luego de esa pequeña y extraña conversación, aquella chica se sube al auto rápidamente para no seguir mojándose. Yo la detallo bien para apreciar su belleza y no puedo negar que cautiva a cualquiera en todos los sentidos.

Cuando vamos en el auto, le pido la dirección del lugar al que la tengo que llevar y me sorprendo bastante cuando me da la dirección y es que resulta que se hospeda en el mismo hotel que yo, pero apesar de la sorpresa no digo nada.

En todo el camino ella se notaba inquieta y me pregunto si estará nerviosa o solo tiene frío por llevar esa ropa mojada.

Bajo para abrirle la puerta del auto como el caballero que soy y gracias a dios ya había parado de llover hace unos minutos. En cuanto Ana baja y me da las gracias, comienza a caminar hacia dentro del hotel. Cuando se percata que voy detrás de ella, se para en seco y me miró con sorpresa.

El padre de mis Hijos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora