Capítulo 18

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Guillermo

Llevo una semana haciendo el papel de acosador en las tardes y creo que algo definitivamente no está bien conmigo. Nada está bien conmigo desde que volví a ver a Daniela.

Sé que desde un principio dije que era algo normal que Daniela haya hecho su vida al lado de alguien más y todo eso. Sin embargo, por alguna razón más poderosa que yo y estoy hablando en serio. Necesito desesperadamente saber quién es el hombre que ocupa ese espacio en su vida y al que le dio dos hijos hermosos.

Luego de lo sucedido aquella vez en su oficina orquestado por mi, no podía concentrarme en el trabajo y debido a eso le delegué responsabilidades a mi hermano con la excusa de que él era un vago en el trabajo. Sí se entera de que lo hice solo para poder vigilar a una mujer, no sé de lo que sería capaz.

Como Daniela y mi hermana se la pasaban de arriba para abajo arreglando el cumpleaños de mamá, junto con una boda. Yo podía mirarla de lejos y me sorprendía que en ninguna de las ocasiones que hice esto, el sujeto que comparte una relación con ella haya aparecido.

Ni siquiera cuando me quedaba afuera de su casa mirando desde el auto, veía cuando ese tipo llegaba a su casa. A lo que me puse a pensar y tal vez él estaba de viaje o bien puede que no viva con ellos. Sin embargo, toda esa información la obtendría de David hasta el miércoles y decirle a ese loco que necesitaba eso con urgencia era como pedirle que se demorara un siglo.

Estoy en mi penjaus tomando un trago mientras en el televisor pasan alguna noticia de quién sabe quién y la verdad no me importa. Cada uno puede hacer con su vida un tambor, para eso somos personas libres que no le debemos explicaciones a nadie.

La puerta de mi penjaus se abre y veo que es Herbie quien trae una mancha bastante grande  sobre su camisa. Este trae una sonrisa idiota en el rostro y yo alzo una ceja mirándolo con curiosidad.

— ¿Y a ti que diablos te pasó? – le pregunto mirándolo de arriba hacia abajo.

— Me pasó que conocí a una dulce chica de limón – me dijo con cara de idiota y yo me le quedé viendo como si no estuviese bien de su cabeza.

— ¿Acaso te volviste más idiota de lo que ya eres? ¿Cómo es eso de una dulce chica de limón?

— ¡Hay hermanito! – Exclama en un suspiro y se deja caer en el mueble frente a mi – Hoy conocí a la mujer más increíble de todo el mundo, una que me puso en mi sitio y me dejó enloquecido por ella. Te juro que conocí a la futura madre de mis hijos.

— ¿Tu enloquecido por una mujer? Mejor dime algo que no sepa, siempre te enloquecen todas. Sin embargo, explícame
eso de la futura madre de tus hijos.

— Pues hermano en esta ocasión la situación es diferente porque ella no es igual a las demás, ni siquiera parecida. Tiene carácter y es perfecta para el puesto.

— ¿Qué fue lo que te hizo esa mujer para que hables así? – pregunto algo curioso.

— Me tiró su bebida en cima porque le dije que su carácter era ácido como el de un limón.

Al escuchar semejante estupidez, no pude evitar reírme en su cara por lo idiota que es. Es que solamente a él se le ocurre decirle semejante disparate a una mujer que de seguro quería ligarse esta noche. Sí yo hubiese sido ella y alguien me dice eso, mínimo le armo un escándalo o que se yo.

— Eso, eso, ríete de tu hermano. Recuerda que hace unos años atrás, tú estabas peor que yo por aquella mujer que se escapó de tu cama luego de que estuvieran juntos. Me acuerdo que decías que ella te había utilizado como si fueras un trapo sucio y es curioso porque tú haces lo mismo con las mujeres que te acuestas.

El padre de mis Hijos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora