Capítulo 12

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Guillermo

Nada de lo que me puedan decir calmará o disminuirá mi molestia que a cada segundo crece y crece sin parar.

Después de salir de la oficina de Daniela acompañado de mis hermanos, le pasé un mensaje a mi chófer para que viniera a buscarme. Así yo podría regresar sin problemas a esa oficina y podría enfrentarla para que me dijera otra vez que no me conoce.

Cuando mis hermanos se fueron, esperé por lo menos cinco minutos para dar tiempo a que se alejaran lo suficiente. Luego de eso, volví a dentro y fui directamente a su oficina.

Aún no entendía como Daniela había sido capaz de olvidarme y es que cuando mi hermana hablaba con ella sobre la fiesta para nuestra madre. En vez de ponerse nerviosa por mi incesante mirada sobre ella, solamente se dedicó a realizar su trabajo como toda una profesional. Al parecer si estaba lo suficientemente borracha esa vez porque ni siquiera de mi se acuerda.

Sin siquiera golpear la puerta de su oficina, entro como perro por su casa y la encuentro de espalda organizando unos papeles al parecer. No obstante después de mi entrada, ella rápidamente se volteó ante mi acción inesperada.

— ¿Qué hace usted aquí otra vez? Creía que ya había desistido de esa absurda idea de que me había visto antes.

Ella me miraba molesta y yo solamente podía mirar esos ojos color café obscuros que no han salido de mi mente en estos siete años.

Después de que terminé de acercarme lo suficiente a ella para tener libre acceso a todo su cuerpo. De un movimiento rápido me apodero de sus labios y al hacerlo recuerdo ese increíble sabor dulce que tienen. No sé si soy yo o el tiempo que pasé soñando este momento, pero el que ella intente resistirse a mi me hace desearla aún más.

Cuando la temperatura empezó a derretir el hielo que Daniela había intentado poner entre nosotros, ella comienza a corresponderme mi beso y yo la acaricio completa.

De un momento a otro tuve que soltarla debido a la interrupción de su hijo, el cual me miraba como si tuviera mi edad y quisiera pegarme. El me retaba con su aptitud y por algún motivo eso me sorprendió aunque los lentes obscuros que llevaba no me dejaban ver sus ojos. Aún así quise ver de qué estaba hecho el chiquillo.

— ¿Se puede saber quién es usted? ¿Por qué estaba besando a mi mamá? — me preguntó el chiquillo de frente y sin rodeos con un tonos serio.

— No creo que un niño como tú pueda entender porque besé a su madre — le respondí con una sonrisa porque en definitiva el no podría hacer nada.

— Te sorprenderías de lo que un niño como yo pudiera llegar a entender y a mi parecer aquí las cosas están claras. De seguro pensaste que mi mamá era una mujer soltera que tiene dos hijos y de seguro sería una presa fácil para llevártela a la cama. A lo que te respondo que pierdes tu tiempo, mi papá no dejaría que nadie se acerque a ella y por lo tanto yo tampoco.

Miro al chico con sorpresa, ya que lo que salió de su boca me dejó sorprendido y molesto a la vez.

Cuando él mencionó a su papá, no pude evitar mirarla a ella y matarla con la mirada. Yo tenía la mandíbula tensa y no era para menos, era más que obvio que una mujer tan hermosa como ella tendría a alguien en su vida.

Alguien con quien ya forma una familia y tiene dos hijos bastante peculiares, no sé porque no me puse a pensar en eso.

Salgo de la oficina sin siquiera mencionar palabra, necesitaba salir de ahí o haría una escena en ese lugar y eso no me correspondía. Yo no tenía el derecho de reclamarle por haber hecho su vida con alguien más, sin embargo, en otro momento le reclamaría por haberse escapado aquella mañana de mi cama.

Creo que nunca en mi vida había llevado a una mujer a mi penjaus, solamente han ido mi mamá y mi hermana. Lo que obviamente no cuenta, yo jamás había hecho eso porque para mí ese lugar es sagrado y sin embargo. Con Daniela había hecho una excepción esa noche.

Cuando me encontré en la calle frente al edificio, vi que mi chófer ya estaba ahí por lo que le dije que me llevara a casa. Una vez dentro de mi penjaus, tomo la primera botella que encuentro en mi camino y tomo del pico de esta. Haciendo que todo mi paladar y garganta se empapen por el amargo sabor.

Recuerdo otra vez a Daniela y veo que es una mujer fuerte, decidida y emprendedora. Una mujer que es capaz de luchar por lo que quiere.

Saco mi teléfono de mi bolsillo y voy directamente hacia el contacto que necesito. Mientras el teléfono da timbre, me dejo caer sobre mi gran sofá y en ese momento David Vitale contesta el teléfono.

Por si en algún momento se me olvidó mencionarlo, él es el hermano mayor de Letkiam y digamos que le gusta eso de meterse en la vida de los demás. Aparte, él es como un jodido Playboy y es hasta más mujeriego que yo.

— Espero que tu llamada sea para algo importante, de lo contrario te mataré por haberme interrumpido.

— ¿Quién será esta vez? ¿Rubia, Morena, China?

— Es castaña de pelo largo, curvas bien marcadas, ojos color café y es una fiera en la cama.

— Pues como sea, la verdad no me importa a quién te estés cogiendo. Quiero que me busques todo acerca de Daniela Lambert y cuando digo todo es todo.

— Muy bien, lo haré. Tendrás todo sobre ella en dos semanas, ahora déjame seguir en donde me quedé.

Después de eso cuelgo el teléfono porque no me interesa escuchar como la mujer en el fondo de la llamada sigue gimiendo sin parar, eso no va conmigo. Sin embargo esperaré dos semanas y entonces sabré todo acerca de Daniela.

El padre de mis Hijos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora