Daniela
Esta mañana había tenido el mejor amanecer de todos. Mis niños se habían colado en mi habitación y habían empezado a repartir besos por todo mi rostro hasta que yo los abracé para poder hacerles cosquillas.
Ellos se reían y yo llenaba mi corazón de alegría al verlos tan felices mientras se comportaban como niños pequeños. En ocasiones se me olvida que todavía son mis bebés al ellos comportarse como unos niños genios.
Después de preparar el desayuno, los dejo a ellos comiendo sus cereales y frutas mientras yo me voy a dar un baño. Estoy buscando sobre mi cómoda mis cremas y mis lociones, cuando de momento veo la tarjeta que me entregó ayer Jina.
Esta era la tarjeta de Nils y me pregunté si era correcto llamarlo para escuchar lo que tuviera que decirme. Ya ha pasado mucho tiempo y creo que darle una oportunidad para arreglar los problemas del pasado es cosa de gente madura. Al menos eso hubiera dicho mi madre.
Tomo mi teléfono de encima de la cama y le envío un mensaje a Nils pidiéndole que nos veamos en nuestra cafetería en una hora. Esa en la que nos conocimos y que mejor lugar que ese para poder arreglar nuestras diferencias. Solamente espero que él no confunda mis intenciones de mejorar la situación con algún plan romántico.
Luego de dejar a mis hijos con mi hermana, salgo de casa antes de lo habitual porque no quiero llegar tarde y deseo tener más tiempo para hablar con Nils. Cuando llego a la cafetería, entre mientras que lo busco con la mirada entre las demás personas. Cuando de repente un hombre de cabello y ojos negros se levanta de una de las mesas de al fondo para hacer señas, inmediatamente lo reconozco y es que a decir verdad no a cambiado nada en estos últimos años. Digamos que ahora solamente tiene un poco más de músculos y un peinado distinto.
Una vez estoy frente a él, no sé como comenzar con una conversación y debo de admitir que es bastante extraño debido a nuestro último encuentro. Afortunadamente para mí, él pareció leer mis pensamientos y comenzó dando el primer paso.
— Se qué tal vez debería empezar este rencuentro con un hola, pero eso sería demasiado patético en este momento – me dijo con ese humor negro que en su tiempo me gustaba.
— Con que me hubieses preguntado que tal a estado mi vida desde la última vez que nos vimos, hubiera estado genial. Aún así creo que seguiría siendo patético.
Tienes razón – Ambos sonreímos – Toma asiento Daniela, tenemos mucho de que hablar.
Nils se comporta como todo un caballero, hasta la silla me extendió para que me sentara, algo que me sorprende mucho y es que en el tiempo que estuvimos de relación él jamás había hecho. Rápidamente la curiosidad me embarga pero me aguanto a la hora de preguntar que cosas habrán llevado a que Nils hiciera ese cambio de manera positiva.
Después de que un mesero tomara nuestras órdenes y las trajera, creo que ya es el preciso momento para comenzar a hablar.
— Y bien Nils, que era eso que tanto necesitabas hablar conmigo ¿Qué pudo ser tan poderoso como para que me buscaras después de siete años?
Cuando lanzo la primera interrogante, él se queda mirándome por unos segundos y veo como claramente llena sus pulmones de aire para poder hablar.
— Me voy a casar Daniela – dijo sin más – Quería hablar contigo porque necesitas saber que me voy a casar.
Dejo mis ojos fijos en los suyos asimilando la noticia que me acaba de dar. En realidad, no es que me importe o me afecte el hecho de que Nils se case y tenga una familia. Sino más bien recuerdo todo lo que pasó cuando yo y él teníamos esos planes, los cuales por obvias razones no salieron para nada bien.
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El padre de mis Hijos
RomanceDespués de haber descubierto la infidelidad de su ex pareja, una noche de copas fue lo único que necesitó Daniela junto a su mejor amiga para que su vida cambiara de un momento a otro. Esa noche la vida no solamente le cambiaría a ella, sino también...