Mozu x Luna

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─Bueno, al menos no estarán en casa para verlo ─dijo un chico castaño guardando un par de hojas en su mochila.

Hace unos minutos que había sonado la campana en toda la escuela, indicando que ya era hora de salida, cosa que agradecía el castaño ya que en este momento lo único que quería era ir a practicar en el club de kendo al que pertenecía.

Se la pasó casi toda la tarde entrenando en el club, derrotando a todos sus oponentes que le pusieron en frente, y eso elevaba su orgullo cada vez más. En parte estaba agradecido con su padre por enseñarle casi todas sus técnicas, las cuales no mostró ninguna dificultad en dominarlas.

Enserio amaba ese deporte, de hecho era lo único bueno e interesante que hacer en la escuela para él.

Luego de terminar con el entrenamiento de hoy, cogió su mochila y se fue rumbo a su casa sin despedirse de nadie, ni siquiera se quedó para escuchar las recomendaciones que estaba dando el líder del club a cada uno, él no necesitaba de eso, sabía que era el mejor de todos y no necesitaba de eso.

Caminó por casi 20 minutos hasta llegar a su casa, abrió la puerta, se quitó los zapatos y se dirigió a las escaleras para subir a su habitación, quizás podría pasar el resto del tiempo jugando videojuegos antes de que lleguen sus padres, después de todo ellos casi siempre llegan muy de noche.

Justo cuando estaba por subir el primer escalón, escuchó un pequeño carraspeo proveniente de la sala, de inmediato se giró poniéndose en posición de defensa, puede que sea un intruso, y si es así entonces no dudaría en pelear contra él.

Pero el castaño se llevó una sorpresa al ver que sus padres estaban sentados en la sala, uno al lado del otro, y sobre la pequeña mesa del centro se encontraban unas hojas que él reconoció casi al instante, haciéndolo sudar un poco.

─Creí que llegarían más tarde ─dijo un tanto confundido ya que esta no era su hora habitual de llegar a casa.

─El director de la escuela nos llamó a ambos ─dijo Luna de brazos cruzados y mirando con desaprobación a su hijo

─Y tuvimos que cambiar nuestros horarios por hoy día. ─Mozu estaba de la misma forma que Luna, también se le veía molesto, pero no tanto como su esposa─. Te felicito hijo, obtuviste la más alta calificación en educación física. ─El chico agradeció el reconocimiento de su padre, pero no le tranquilizaba del todo que su madre aun lo veía ceñuda.

─Pero lamentablemente reprobaste en el resto de materias. ─Luna tomó las hojas que estaban sobre la mesa y se las extendió.

Claramente el director les había dado una copia de las hojas que le dieron a él, al parecer no se iba a escapar de esta. Agarró las hojas pero ni siquiera se molestó en revisarlas, ya las había visto antes.

─No está tan mal ¿saben?, en algunas casi apruebo ─trató de defenderse.

─Kenta, como sigas así vas a repetir el año ─le reprochó su padre.

─Les juro que estudiaré y verán que seré capaz de pasar el año, solo ténganme paciencia.

─Esperemos que así sea ─dijo Luna y parecía que todo ya se estaba calmando un poco─. Otra cosa, es sobre el comportamiento que has tenido hasta ahora. ─Parecía que la tensión dudaría un poco más.

─El director nos dio un repaso de las constantes peleas que tuviste con tus compañeros. ─La cara de Mozu era difícil de leer, su tono de voz era de molestia pero por alguna extraña razón sonreía como si estuviera contento con eso.

─Yo no las inicié ya se los dije varias veces.

─¡Pero sí fuiste quien las terminó! ─exclamó la mujer rubia. ─¡no puedes seguir perdiendo los estribos a la más mínima provocación!

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