Ukyo x Amaryllis

89 7 2
                                    

Amaryllis salió corriendo de la cocina lo más rápido que pudo con un único objetivo, esconderse lo antes posible.

Pasó por el pequeño comedor, luego por la sala intentando buscar algún rincón que no se alcance a ver a simple vista, pero era imposible por la forma en la que estaban acomodadas y posicionadas los muebles y la mesa del centro, podría quizás mover algo, pero se vería sospechoso.

Al rendirse con encontrar un escondite en ese lugar, decidió ir a las habitaciones con paso apresurado. Primero fue a la habitación que compartía con su esposo, luego al baño, pero nada, no había un buen lugar para esconderse, y el armario sería un lugar demasiado obvio.

Se estaba quedando sin opciones, y de los pocos lugares de la casa que le quedaban, decidió ir a la otra habitación que estaba en frente de la suya y en medio del pequeño pasillo, ahí buscó con la mirada algún posible escondite, hasta que se fijó en la cama, las patas eran un poco más altas dando más espacio debajo de ella. Aprovechando que también era algo delgada, se tumbó en el suelo con la intensión de arrastrarse hasta estar debajo de la cama, pero apenas tocó el piso y miró debajo, se dio cuenta que había otra personita ya escondida en ese mismo lugar.

─Que susto, pensé que eras papá ─dijo la niña en un susurro para hacer el menor ruido posible.

─Eh... ¿podrías hacerme un espacio? No pude encontrar otro lugar. ─Su hija asintió y se movió hacia un lado para que también pueda caber su madre.

Unos segundos después, ambas escucharon pasos y trataron de respirar lo más tranquilas posibles al mismo tiempo que intentaban no moverse. Ellas sabían del buen sentido del oído de Ukyo y que el tratar de ganarle a las escondidas sería algo casi imposible, pero podían seguir intentándolo, y lo más importante, podían seguir divirtiéndose se con ese tipo de juegos.

Las pisadas de Ukyo se siguieron escuchando, en un momento se oyeron mucho más cerca y se dieron cuenta que ya estaba en la misma habitación que ellas. Siguieron de la misma manera, inmóviles y en silencio mientras seguían los pasos de Ukyo con la mirada.

Por los ruidos que escuchaban, parecía que el albino las estaba buscando dentro del armario y luego dentro del baño. Ellas siguieron oyendo todo lo que Ukyo hacia por unos minutos hasta que parecía que él ya estaba por salir del cuarto.

Al verlo alejarse, Amaryllis ya estaba cantando victoria en su mente, y por eso mismo fue que soltó un pequeño chillido de emoción, pero al darse cuenta, se tapó la boca con ambas manos ahora preocupada por el pequeño ruidito que hizo, su hija también se preocupó.

Desde debajo de la cama, vieron las piernas del peliblanco volver hacia atrás y quedándose cerca de la cama. "Creo que nunca le ganaremos" Pensó la adolescente dándose por vencida y viendo como su padre agachaba.

─Ya las encontré. ─Ukyo las observó sonriendo y ambas soltaron un suspiro de derrota.

─Perdón, fue mi culpa ─dijo Amaryllis saliendo de debajo de la cama junto con su hija.

─En realidad cuando pasé cerca de la cama escuché sus respiraciones antes ─dijo avergonzado.

─No puede ser, eso es increíble, ojalá lo hubiera heredado, algunas cosas se me harían más fáciles.

─No te sientas mal por eso Yukika. ─Ukyo le acarició la cabeza─. También tiene sus desventajas, a veces escuchas cosas que no quieres saber y te vuelves más sensible a los ruidos fuertes. ─Recordó las malas experiencias que tuvo y sigue teniendo debido a su oído super desarrollado.

─Además... ─Amaryllis llamó la atención de la pequeña─. Tienes otras cosas buenas que heredaste de nosotros. ─Le acarició el rostro con cariño.

Siguiente GeneraciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora