─Te lo dije, es muy poco, necesitamos una reacción más grande ─dijo mientras observaba la espuma que había salido del frasco de vidrio.
─Sí, sí, ya lo sé. Solo quería probar si con las cosas de la cocina sería suficiente, ─Ensanchó una sonrisa al saber lo que tendrían que hacer ahora─. Bien, tendremos que romper otra regla más.
─Esperaba que dijeras eso. ─Le mostró una llave sonriendo de la misma manera.
Sin importarles dejar la cocina sucia y algo desordenada, fueron hacia la puerta de laboratorio de su padre. Usando la llave, que más bien era una copia de la llave original, entraron al lugar de trabajo de su padre, revisaron todos los cajones, mesas y estantes para obtener las sustancias que necesitaban.
Al tener listo el yoduro de potasio, el peróxido de hidrógeno, y detergente líquido, se pusieron manos a la obra.
Primero hicieron una pequeña prueba dentro de un matraz y sus ojos se iluminaron al ver el resultado, era justo lo que necesitaban. Con mayores cantidades de sustancias, fueron a la habitación de su hermano Ryokuu casi riéndose al imaginar la cara que pondrá.
Con todo en su lugar y bien posicionado, ahora lo único que tenían que hacer era ordenar los desastres que dejaron en la cocina y en el laboratorio para que sus padres no se molesten, tanto.
─Hoy es jueves así que tardará más de lo normal en llegar.
─Claro, hoy se queda hasta tarde en la escuela.
─El que se haya un horario y lo siga al pie de la letra lo vuelve algo predecible.
─Pero lo mejor siempre es ver su cara de frustración cuando tiene algún contratiempo y no cumple con el tiempo que se estableció él mismo.
Soltaron pequeñas risas, Ryokuu sí que tenía un tiempo muy organizado en cada día. Bueno, esto le enseñará a no volver a dejar a sus pobres hermanas de apenas 11 años solas en casa solo por cumplir con su bien organizado horario.
El sol ya se estaba poniendo, se acercaba la noche, y Ryokuu por fin llegó a casa luego de quedarse hasta tarde en el laboratorio de su escuela.
─No hicieron nada malo ¿verdad? ─Miró sospechosamente a las dos niñas que estaban sentadas tranquilamente en uno de los sofás de la sala.
─Para nada. ─Contestaron a la vez y sonriendo inocentemente.
─Espero que así sea, enserio no quero problemas con el viejo y con mamá. ─Podría estar seguro al 10 mil millones por ciento de que algo hicieron, ellas eran muy inteligentes para su edad, y eso a veces lo llegaba a asustar.
Haría una revisión rápida por toda la casa para ver si había algo fuera de lo normal y solucionarlo antes de que lleguen sus padres.
Subió la escalera que daba al segundo piso, con la intención de primero dejar sus cosas en su habitación, pero apenas abrió la puerta, una gran ola de líquido y espuma tibia le cayó encima.
─¡MIZARA! ¡HARUKOU! ─Ambas hermanas, estando asomadas por el pasillo que daba a las habitaciones, se rieron a más no poder.
Durante algunos minutos, Ryokuu perseguía a sus hermanas por toda la casa, pero era difícil alcanzarlas, eran muy rápidas.
En un momento, Ryokuu se detuvo y dejó de correr.
─5... 4... 3... 2... 1 ─Cuando terminó de contar hacia atrás, volvió a subir las escaleras, pero ahora con toda la calma del mundo.
Cuando llegó al final de la escalera, se encontró a sus dos hermanas tiradas en el piso, completamente exhaustas, como si hubieran corrido la maratón de su vida.
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Siguiente Generación
FanfictionOne-Shots donde presentaré a todos los hijos de mis ships favoritos de Dr. Stone