Stanley x Charlotte

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─Este día libre fue más interesante de lo que pensé ─dijo Stanley recostado en la cama con una gran sonrisa de satisfacción en el rostro.

─Esto no... era lo que tenía en mente. ─Charlotte habló con un poco de dificultad debido a los jadeos y el cansancio en su cuerpo. Ella estaba recostada al lado de su prometido en esa cómoda cama y con las sábanas blancas cubriéndola hasta el busto.

─Oye, también lo disfrutaste, siempre lo haces. ─Tomó un cigarro y un encendedor de la pequeña mesita que estaba al lado de la cama.

Charlotte lo miró con cansancio pero decidió no decir nada, esta vez no se quejaría de su hábito de fumar, después de todo ya no lo hacía tanto en casa y agradeció que sea así, no quería que otra personita en casa tratara de imitar eso de Stanley.

En este momento estaban en la cama de un motel luego de un buen sexo. Esto era lo último que la rubia tenía en mente cuando su jefe de la estación de policías les dijo a ambos que tenían el día libre y que los nuevos reclutas policías tomarían sus lugares por esa vez.

Stanley podía ser romántico si se lo proponía, pero había pasado mucho tiempo desde la última cita que tuvieron, y este era el día para aprovechar, y así fue en un inicio, hasta que unos ladrones se metieron a asaltar el mismo restaurante donde ellos estaban, y al final tuvieron que cumplir con su labor, menos mal siempre llevaban sus armas por si acaso.

Cuando otros policías llegaron y se llevaron a los responsables, ambos salieron de ahí rumbo a casa, con Charlotte casi arrastrando los pies por la cita frustrada.

"Ni creas que permitiré que este día termine así" Fue lo que Stanley le dijo al oído erizándole la piel, y antes de que se diera cuenta, ya estaban en una habitación con él quitándole el vestido que había escogido para esa cita interrumpida.

La pelicorta revisó la hora en su celular, y al darse cuenta de lo tarde que era, de un saltó salió de la cama para tomar su ropa e ir a vestirse al baño, pero apenas tomó la primera del suelo, sintió unas fuertes manos tomándola de la cintura y poco a poco iban subiendo por su cuerpo.

─Cometiste un grave error al provocarme otra vez Bony. ─El rubio le habló de una manera que le hizo temblar las piernas a su prometida.

─Tenemos que volver a casa, ya nos pasamos de la hora cordada con la niñera. ─Trató de poner una buena excusa, en serio ya era tarde─. Y... ¿cómo que otra vez?

─La primera fue por usar ese vestido corto y ceñido a tu figura, ¿enserio esperabas que tuviera las manos quietas? ─Charlotte frunció ligeramente el ceño, no era para provocarlo, le agradaban ese tipo de vestidos─. Y la segunda fue verte desnuda e inclinándote para recoger tu ropa, ahora atente a las consecuencias.

Y sí, Charlotte no pudo resistirse nuevamente y terminaron haciéndolo otra vez.

Casi una hora y media después, se encontraban ahora en el umbral de la puerta, Stanley con rostro sorprendido, y Charlotte mostraba una gran preocupación y miedo. Ambos estaban parados observando el desastre que había en la casa, sillas tiradas, cajones abiertos, ropa desordenada, las alfombras y cojines fuera de su lugar, parecía como si un tornado hubiera pasado por ahí.

La rubia sacó su arma apuntando hacia adelante y avanzando con pasos lentos, la puerta no estaba con llave como lo dejaron, el desastre que había, y que todas las luces estuvieran apagadas, lo más probable era que alguien se haya metido a la casa a la fuerza.

Stanley entendió lo que hacia la mujer, así que hizo lo mismo, ambos apresuraron el paso con arma en mano. Cuando escucharon una puerta abrirse, se dirigieron a ella, y justo en ese instante salió un niño que ambos rubios reconocieron a la perfección.

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