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"Perdón por no darme la vuelta, perdón por mi lado egoísta, perdóname incluso si ya es tarde" - The Rose




Miraba con recelo el té que tenía entre manos, se lo habían vendido como una maravilla que ayudaría a aplacar los nervios que no conseguía expulsar de su sistema y no solo no estaba funcionando luego de tomarlo por tres días, además, era asqueroso. Había recurrido a un método inimaginable porque su paciencia era casi inexistente últimamente pero no tardó en encontrarse volteando el vaso para tirar el oscuro liquido por el lavabo del baño de varones.

Refunfuñando se dirigió a la zona de descanso del piso decidido a dejar a un lado ese espantoso té y preparar su café matutino, se dijo a sí mismo que quizá visitar enfermería sería la opción más viable, solo lo detenía el hecho de que no quería que su mal estar quedara plasmado en los reportes que seguramente harían al respecto.

Fue cruzar la puerta y quedarse congelado, algo en su mente le decía que se fuera sin ser visto, que volviera en otro momento, pero sus pies no estaban para nada sincronizados con las ideas que pasaban por su cabeza, de hecho, su cuerpo y mente llevaban días desconectados entre sí. Habían ciertas cosas que se decía y repetía a si mismo pero tal y como dice el dicho "Del dicho al hecho hay un largo trecho".

- Buen día - la voz tranquila del jefe administración se coló por sus oídos al igual que los elegantes movimientos que realizaba de espaldas a él para preparar algún tipo de infusión-, no se detenga por mi...

Un mutismo se apoderó de sus labios al voltear y entender que quien había entrado a la sala común era Minhyuk, este lo miraba fijamente sin embargo estaba como ausente, perdido entre pensamientos que Dongmin no podía siquiera imaginar.

- ¿No le parece un poco descortés de su parte hacer esto? - lo cuestiona indignado al verlo voltearse para irse sin decir nada.

La verdad era que estaba harto de la situación que diariamente los envolvía, esforzándose por no cruzarse en los pasillos y si lo hacían medir cada una de sus palabras, pero tampoco pretendía dejarle ver eso de modo que puso todo su empeño en no perder la serenidad y cordialidad que lo caracterizaba.

Sonrió, una pequeña sonrisa se posó sobre sus labios al ver que sus palabras tuvieron efecto más la borro inmediatamente cuando el peli negro volteó nuevamente en su dirección.

- Fue usted quien dijo que las cosas deberían ser profesionales Licenciado Park - continua al notar que tenía su atención - ¿Le parece profesional su actitud? - añade midiendo cada una de las reacciones de quien tenía en frente, buscando algo en él que pudiera reconocer.

No obtuvo respuesta pero que no se haya ido ignorándolo como en anteriores ocasiones ya le suponía un triunfo, supo mediante una expresión que pudo reconocer instantáneamente que lo había puesto a pensar. Una sonrisa volvió a aparecer sobre los labios del castaño, aunque esta vez llevaba consigo una carga irónica demasiado obvia para quien lo observaba desde la puerta siguiendo sus movimientos al verlo tomar la bandeja que cargaba una tetera junto a tasas de té.

- ¿No le parece que cualquiera podría notar la forma en la que parece despreciar a uno de los nuevos jefes? - insiste ahora eligiendo la mesa del centro de la habitación para dirigirse a ella y tomar asiento -. Así comienzan los chismes, créeme sé mucho de ellos.

- No pretendía dar esa imagen - responde finalmente saliendo de su letargo obligándose a ingresar e ir por su maldito café tal y como era su intención inicial.

- Me tranquiliza oírlo - murmura más para sí mismo concentrándose en servir dos tazas del té que había preparado.

Inicialmente había hecho la infusión para llevársela a la oficina de Myungjun y tomarla juntos antes de iniciar sus labores diarias, pero en ese momento su idea era otra, quería invitar a Minhyuk a beber un poco, convencerlo de dejar el café a un lado.

- No deberías beber tanto café Minhyuk - corta el silencio en la sala dejando a un lado cualquier tipo de formalidad porque ahora era un consejo de viejos amigos el que quería dar -, tu cuerpo nunca lo recibió de buena manera y es obvio que te afecta de manera negativa...

- No pedí consejos - se limita a responder secamente, frío como de costumbre desde que volvieron a verse.

- Lo sé, sin embargo quiero darlo... Estos últimos días pareces más tenso de lo normal, la cafeína en tu sistema va a intensificar todo.

- No sé lo que te parezca o pienses pero...

- Te conozco ¿Lo olvidas? - lo interrumpe a sabiendas de que probablemente jugaba con la paciencia del peli negro -, bueno, solía hacerlo... sin embargo al parecer hay cosas que nunca cambian.

- Te estas pasando Dongmin - murmura en a penas un hilo de voz.

Y ahí estaba, sonriendo tontamente ante el escalofrío que le había recorrido el cuerpo entero al escuchar su nombre nuevamente en los labios de quien había amado. Había pasado tanto tiempo pero sonó tan cercano ese reproche, como si estuviera escuchando al Minhyuk de dieciséis años reclamarle por alguna de las muchas tonterías que hacía a diario. Tuvo que recordarse una vez más que ya no eran esos niños y que había algo que aunque no terminaba de entender era lo suficientemente malo como para llenar de resentimiento al peli negro, algo que creaba un abismo insalvable entre ambos haciendo imposible su deseo de darle y recibir el abrazo que tanto tiempo esperó.

- Lo sé, prometo intentar no volver a hacerlo - responde finalmente respirando profundamente llevando rápidamente la mano a su cara para atrapar una lágrima pérdida antes de ser visto - ¿Puedes aceptarme un té? te aseguro que va a ayudarte mucho.

No supo ni entendió por qué pero Minhyuk se vio a si mismo aceptando la propuesta con un simple asentimiento para a continuación dirigirse hacia Dongmin y sentarse frente a él. En cuanto lo vio lo supo, supo que al menos momentáneamente las barreras que puso habían caído haciéndolo sentir realmente desprotegido.

- Gracias - se limita a decir el castaño sintiéndose realmente dichoso por poder compartir un momento como ese.

Los nervios no tardaron en aparecer, había esperado tantísimo tiempo por una oportunidad como esa, sin embargo, sabía que no podía hacer ni decir nada de lo que realmente quería, no era su intención provocar que Minhyuk volviera a subir sus barreras. Sabía que por presión o insistencia nada funcionaría, no con él.

- ¿Por qué? - cuestiona sintiendo como su corazón daba un vuelco tras otro al notar los cristalizados ojos del castaño.

Dongmin tenía razón en lo que había dicho, evidentemente había cosas que no cambiaron y esa era una de ellas. Sus ojos cristalizados y la sonrisa forzada impostada para disimular el malestar que le generaba retener las lágrimas, como así también las ganas de consolarlo que lo invadieron.

- Por aceptar el té - contesta tomando un potecito de miel para rellenar una cucharita y ponerle a la taza que iba a ofrecerle -, valeriana - agrega al extenderla hacia él -, es muy buena para calmar los nervios, ansiedad o estrés pero induce al sueño así que tampoco hay que abusar de ella... te la recomiendo Minhyuk, una o dos tacitas como esta al día te ayudará.

Se sentía raro, el enojo y resentimiento desmedido que habían despertado en él tras volver a verlo se encontraban momentáneamente aplacados por la fuerza de recuerdos preciados. De repente, e ignorando el lugar en el que se encontraban, se sentía en una de aquellas tardes en las que llegaban de la escuela y la mamá de Dongmin los esperaba con la merienda, cuando les preparaba diferentes infusiones para ayudarlos a sobrellevar los estresantes periodos de exámenes.

Pero la imagen que tenía delante no le hacía para nada justicia a aquellos momentos dorados, por el contrario, al volver a observar al castaño en frente suyo la realidad lo volvió a golpear. Su cara ya no era adorablemente aniñada, ya no sonreía enseñando todos los dientes de manera que sus ojos se convertían en preciosas medias lunas, podía notar también que él tampoco correspondería con una risa genuina en la que sus hoyuelos saldrían a relucir, ya no cedería fácilmente ante la necesidad de mantener siempre un contacto o besar a cada segundo sus labios... esa necesidad se había apagado con los años y se extinguió por completo el día que comprendió que todo lo que por tanto tiempo se negó a creer era verdad, en el momento que le tocó ver de frente que aquello que le dijeron los padres de Dongmin era cierto. Él se había ido porque quiso, y por lo que pudo saber desde que llegó, se había ido con Kim Myungjun a Londres sin siquiera pensar en quien dejaba atrás.

Al Lee Dongmin y Park Minhyuk que estaban sentados bebiendo cada uno de su taza los mantenía unidos un precioso pasado repleto de preciados recuerdos, como así también un inmenso dolor que se veía manifestado en desesperación por parte de uno y resentimiento por parte del otro. Ese tormento que llenaba sus cuerpos de diferentes maneras era mucho más grande que cualquier cosa, por el momento no existía nada que los hiciera abrirse para encontrar como aplacarlo.

- Gracias por el consejo Lee - respondió y el castaño pudo ver en los ojos contrarios el momento exacto en el que se volvían a subir las barreras que le parecieron inexistentes, al menos por unos minutos.

- Fue un placer Licenciado Park - replicó obligándose a volver a las formalidades.

Obviamente quería cuestionarlo, hablar con él pero su intención no era forzarlo, no quería provocar un retroceso en la actitud de Minhyuk porque había visto un pequeño avance. Le demostraría que era capaz de respetar sus peticiones y se esforzaría por intentar crear más situaciones que pudieran hacer caer esa muralla que lo había visto poner.

- Fue un gusto y una agradable sorpresa poder intercambiar palabras amables - vuelve a hablar poniéndose de pie, rebuscando en el bolsillo de su traje el pequeño tarrito con valeriana que siempre llevaba -. Con esto tenes té para varios día, googlealo y no te excedas...

- Le agradezco pero no necesito que me lo deje - dice sonando más duro de lo que en realidad pretendía.

- Sé que no lo necesitas, sé que puedes ir a una tienda y comprarlo - responde encogiéndose de hombros -, es solo amabilidad.

Dicho eso y viendo el mutismo en el que se había sumido nuevamente el contrario tomó entre sus manos la taza para llevársela a Myungjun y se despidió deseándole un buen día.

It's always been youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora