—Basta ya, ustedes dos. Expliquen, ¿qué es lo que tanto discuten?.
—Terushimierda, a ver, atrévete, dile a Guchi lo que me acabas de decir.
El chico, en respuesta, alzó los vasos de plásticos con dibujos de balones de volley plagados como decoración, con un sincero gesto de reprobación. El día que me arrastraron al centro comercial, los vieron y se enamoraron perdidamente de ellos.
—Tienen un gusto de mierda, eso fue mi humilde opinión—expresó dándoles una sonrisa jocosa, a la pareja que ya parecía echar humo por las orejas—Vamos chicos, también amo el volley, pero en serio, planean llevar esto al restaurante.
Ambos asintieron fervientemente, Kageyama le quitó bruscamente el vaso, apartándose de él.
—No seas así, son bonitos, a mí me gustan, pero no, no lo llevarán para tu mayor tranquilidad, porque no tengo reserva en ese lugar, no he llamado y ya mañana es la reunión, no queda tiempo, así que estos—dije apuntando a los vasos protegidos por los chicos—nos servirán de manera efectiva para la reunión.
Un quejido casi infantil se escuchó por parte de Hinata, opté por ignorarlo y volver a guardar todo en su sitio.
—Qué raro, yo reservé con mi tío ayer.
Soltó victorioso, mientras de su bolsillo sacaba una tarjeta azul, e inmediatamente vino a mi mente el recuerdo de como algunas veces habíamos hecho reserva, la única diferencia era que las tarjetas eran de color más blanquecino. No me daba buena espina y me preocupé en seguida.
Hinata fue el que esta vez optó por ignorarme, pasando frente a mí, para darle un gran abrazo y comenzar a celebrar con su supuesto enemigo, el otro aprovechó el momento de afecto para balancearlo de un lado a otro como un pequeño peluche, era su forma de demostrar el afecto que sentía por el más bajo.
—Yuji, creo que he sido claro, y que te repetí de forma constante que no necesitabas hacer esto.
— ¡Claro qué lo necesitamos!.
—Apoyo a mi chico en esto, aunque, que trates con hostilidad a este espécimen, eso sí me agrada.
Dejó de dar su maravilloso aporte, el peli azul, que hasta ahora se había mantenido al margen, en cuanto le regale la peor mirada que tenía.
—No lo hago solo por ti, lo hago por los chicos, ustedes si aceptan mi ayuda, ¿no?
Unieron a la fuerza a kageyama al abrazo, y ambos comenzaron agradecer por pensar en ellos, insinuando claramente que yo no lo hacía. En cuanto Hinata vio la cara de perro que les estaba echando, se acercó para intentar tomarme de la mejor forma que podía, de los hombros.
—Reflexiona bien Guchi, esto nos salvaría, además tenemos derecho a opinar, nosotros también somos organizadores de este evento.
—Hinata, creo recordar que no parabas de asegurar que YO ERA EL ÚNICO organizador, cuando aún no teníamos lugar, ni las cosas para llevar a cabo la reunión.
—Las cosas cambian, yo maduré; ahora creo, que si tienes suficiente ayuda, podremos hacerlo, por lo que ahora lo renombro como: NUESTRO EVENTO.
—Tiene un punto, tienes que aceptarlo Tadashi-cuando Kageyama me llamaba por mi nombre de forma suave solo para manipularme, sentía sinceras ganas de permitir que Yuji lo siga molestando—Admitamos que tuviste meses para hacerlo solo.
—Es verdad, pero si no pudiste, no te criticamos, podemos hacerlo juntos-decidió aportar Hinata, con una brillante sonrisa.
Sentía un fuerte calor, no por haber bebido, no por avergonzarme, simplemente no podía entender la desfachatez del par de amigos que tenía, parecían muy convencidos de lo que decían, tanto que por poco les creo. Salí de mi letargo cuando escuche que una risita traviesa escapaba de los labios del mal teñido amigo que tengo frente a mí.
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𝔇𝔢𝔰𝔱𝔦𝔫𝔬 𝔠𝔯𝔲𝔷𝔞𝔡𝔬 - Tsukkiyama
Hayran KurguTsukishima y Yamaguchi, creen haber terminado con el capitulo de sus vidas en el que el otro esta presente, pero el destino parece empeñado en jugar con este par, y cuando ya no lo buscan, vuelven a conectar.