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*TOM*

Abrí mi boca para poder hablar —Hailey...Dicen que solo te enamoras una vez, que después buscas a alguien que te haga sentir de la misma manera y eso me sucede a mí, Hailey, aún no olvido el sabor de tus labios, estuve enamorado de ti desde los doce años hasta los veinte y siento que de alguna u otra manera una parte de mi siempre estará enamorada de ti, te amo Hailey, te amo como no te imaginas y te juro, que una parte de mi ahora está diciendo que deje todo y que me vaya contigo a Berlín otra vez, vivir felices y formar una familia tal como el Tom de veinte años quería. Aún recuerdo los besos a escondidas y la vez donde tu hermana nos encontró, pero por suerte, fue la única  vez— Hailey sorprendida por mis palabras elevó las cejas con sorpresa, se acercó a mi y yo a ella, sabía que lo que estaba por suceder estaba mal...Ella estaba casada y yo, yo estaba saliendo, aún no éramos novios, solo salíamos, nos estábamos conociendo —Tom...Esto está mal— murmuró mientras yo acariciaba con mi pulgar su mandíbula —Lo sé...— respondí de la misma manera, pero aún así, ninguno hacia algo para separarnos de este hermoso momento que estaba sucediendo, estaba mal...Muy mal, pero, a nosotros siempre nos ha gustado jugar con fuego y quemarnos juntos. En un movimiento rápido Hailey me tomó de la camisa y me jaló hacia ella, yo no me negué, ahora nuestros labios rozaban levemente y una sonrisa se escapó de nuestros labios antes de hundirnos en un dulce, tierno, cálido, lindo beso, extrañaba los besos de Hailey. Rápidamente tomé su cadera y la subí sobre mí, ella enredó sus brazos al rededor de mi cuello, yo acomodé mis manos sobre su trasero, tocándolo como quería. El beso siguió, las caricias también. La bella rubia comenzó a moverse hacia arriba y abajo, frotando nuestros cuerpos, no pude aguantar y un jadeo salió de mi boca, ambos sonreímos. Al pasar los minutos, la ropa comenzó a desaparecer, ahora me encontraba poniéndome un preservativo para luego abrir las largas y bellas piernas de Hailey, sentí como temblaban levemente al ser separadas por mis dedos índices y medios —Sabes que...¿Está mal, no?— habló mientras veía como miraba su entrada, ansioso por estar allí dentro —¿Quieres parar?— pregunté en todo dulce, no quería hacer nada que ella no quisiera, me sentiría realmente mal si hacía algo que ella no quería —No, claro que no— sonreí ante su respuesta, puse cada pierna a cada lado de mi y comencé con mi trabajo, pegué fuertes embestidas porque sabía que a ella le gustaba que fuera rudo y salvaje a la hora del sexo, sabía lo que le gustaba y haría lo posible para que esto fuera simplemente perfecto, las embestidas siguieron en el sofá, tomé su cuello y besé sus labios, comencé a besarlos apasionadamente y ella me siguió el beso, luego, quedé sentado sobre el sofá, ella sobre mi pegando pequeños saltos sobre mi pene erecto, ambos gemíamos ante la excitación del momento, esto nunca lo íbamos a olvidar

Oh, claro que no

Hailey comenzó a besar mi cuello —No dejes marcas Hay...— hablé como pude, solo escuché como hacia un sonido indicando que me había entendido. Los besos siguieron, al igual que las embestidas, así por una hora o eso creo, la había pasado genial y sabía que ella también...

(. . .)

Ambos nos quedamos dormidos en el sofá luego de ducharnos juntos y seguir con nuestro juego bajo el agua, me desperté y luego besé la frente de Hailey, ella se despertó y ahora ambos nos mirábamos al otro, ambos sentados en el sofá, donde anoche habíamos tenido sexo...

Hailey me miró un poco triste y en verdad yo también lo estaba —¿Te arrepientes?— pregunté mientras dejaba un beso en su mejilla —Claro que no Tom, el sexo contigo es increíble— ¿Quién diría que la más inocente de las hermanas Brownstone diría una barbaridad como esa, eh? —Pero, me siento mal por Nathan, yo lo amo y se que él me ama a mi...— asentí y peiné un mechón rubio detrás de su oreja —Siento igual...Con Heidi aún no somos nada, pero, la amo y ella me ama a mi...— ambos sonreímos —¿Será nuestro pequeño gran secreto?— preguntó Hay mientras me miraba directo a los ojos —Claro que sí— sonreí y ella sonrió ante mi respuesta —¿Último beso?— me reí ante su propuesta pero...No iba a negarme por lo que acepté encantado y nuestros labios se hundieron en un hermoso, dulce, lindo y cálido beso, sin segundas intenciones...Solo un beso, un último beso de despedida. Luego de ese beso volvimos a despedirnos, tomé mi chaqueta y salí de la casa sin antes darle ahora sí un último beso y una última nalgada, nos reímos juntos y segundos después salí de la casa, ahora, caminaba por la calle, solo,  pensando que...

Tal vez...

Solo tal vez...

En otra vida...

En otro universo...

Yo podría formar una bella familia con esa rubia como la que soñaba desde que la conocí hasta que cumplí veinte y ella se enamoró de Nathan...

Pero, yo solo quiero verla feliz y si ella es feliz con él, yo soy feliz.

*NARRADOR OMNISCENTE*

Bill y Heather se encontraban durmiendo plácidamente en su cama, ambos abrazados, mientras que, Bill dejaba algún que otro beso sobre el hombro de Heather, haciéndola sonreír. Heather se giró levemente y se encontró con la mirada de Bill, esta abrazo su torso con fuerza y besó parte de este, ambos sonrientes se miraron, sus ojos conectaban perfectamente, sus ojos brillaban de la misma manera cuando se encontraban juntos. 

—Buen día, cielo— ese apodo tomó por sorpresa a Bill —¿Cielo?— cuestionó mientras acariciaba la bella cabellera negra de su chica —Sí...Cielo— respondió mientras se acercaba a besar el cuello de su estrellita —Heather, ¿Puedo preguntarte algo?— el hecho que Bill haya utilizado el nombre completo de su chica, asustó a esta, Heather lo observó algo confundida y triste —¿Dime?— Bill aún con su mirada seria sobre ella abrió la boca para hablar —¿Has utilizado mi gloss?— preguntó serio, Heather abrió sus ojos y pegó un salto de la cama, corrió rápidamente al baño y se encerró en este, rápidamente lavó sus dientes, cepilló su cabello y lavó su rostro, segundos después abrió la puerta dejando ver a un Bill bastante enojado, sentado sobre la cama —Lo siento, Billy— el nombrado rodó los ojos, claramente estaba enojado —Billy, lo siento, no encontraba mi gloss y utilicé el tuyo...Lo lamento— Heather se acercó a él y se sentó a su lado, Bill sin más la ignoró y se puso de pie, caminó hacia la cocina y claramente Heather lo siguió 

In The Sunshine - Bill KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora