~08~

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Ya habían pasado dos días desde aquel viernes, Heather se encontraba sentada en el sofá de la casa de su mejor amiga Heidi, mientras que la rubia se encontraba en el balcón hablando por teléfono.

—¿Olvidaste que tenían una cena importante?— una risa seca salió de los labios de Heidi mientras que acercaba a sus labios la copa de champagne que tenía a su lado

—Sí, lo siento Heidi se que querías que ella y mi hermano se reencontraran— habló la voz masculina

—Ahora dime Tom, ¿Qué haremos para que se reencuentren?— 

—Ummmm no lo sé Heidi— La  rubia tomó otro sorbo de champagne 

—Entonces, cuando se te ocurra una idea me llamas, ¿Si?—

—Sí preciosa—

Heidi sin más colgó y comenzó a caminar hacia adentro con su copa de champagne en manos, vio a Heather y le sonrío. —¿Con quien hablabas?— preguntó curiosa la pelinegra —Con nadie importante Heather— la nombrada asintió y giró su cabeza para mirar la televisión, Heidi caminó hacia el lavamanos de la cocina y puso a lavar la copa de champagne. 

*HEATHER*

Me encontraba sentada sobre el sofá de Heidi cuando recibí una llamada de mi hermana, tome el teléfono preocupada y Heidi se acercó a mi, se sentó a mi lado y puse en alta voz para que ella pudiera escuchar lo que estaba ocurriendo

—¡Heather, necesito que vengas, por favor!— se escuchaba preocupada así que no dudé ni un segundo más, agarré mis llaves, mi bolso y junto a Heidi corrimos tras la puerta, nos subimos a mi camioneta y prendimos viaje a la casa de mi hermana, a todo esto la llamada seguía

—¿Qué sucede Hailey?— hablé preocupada

Seguido la llamada se cortó y aceleré el auto, minutos pasaban, mis piernas temblaban de terror ¿Qué carajo le pasaba a mi hermana? en esos treinta minutos lo que menos me importaba era que me pongan una multa por lo que fui lo más rápido que mi auto aguantaba, Heidi se tomaba fuertemente del asiento y yo solamente veía el camino y apretaba cada vez más el acelerador al igual que el volante haciendo que mis nudillos estén completamente blancos. Al llegar estacioné el coche lo más rápido que pude y con Heidi nos acercamos a la puerta, miré a los al rededores y una ambulancia se acercaba a toda velocidad, mi preocupación aumentaba al igual que mis nervios.

—Mierda, ¡Abre Hailey!— grité desesperada sin dejar de golpear la puerta, segundos después salió Nathan llorando desconsoladamente, me abrazó y me quedé totalmente confundida —¿¡Qué carajo sucede Nathan?!— él me soltó rápidamente y nos tomó de los brazos haciéndonos pasar, los médicos entraron detrás de nosotras, lo primero que hice fue mirar al suelo y ahí estaba, mi hermana, sangre salía de su boca —¿¡Qué carajo ah sucedido Nathan!?— él secó sus  lágrimas y tomó aire —Ella... Ah estado recibiendo cartas y mensajes de gente extraña diciendo que la matarían y hoy yo tomé las cartas que habían sido enviadas para llevarlas a la policía y cuando llegué ella estaba así, por eso, llamé a los médicos— estaba totalmente en shock, no podía ni llorar de lo shockeada que estaba en ese momento, respiré hondo y vi como los médicos se llevaban a mi hermana en una camilla, corrí y pedí por favor que me lleven con ella, los médicos se negaron y dijeron que Nathan suba, él subió y la ambulancia comenzó a avanzar, no dudé ni un segundo y subí al coche junto a Heidi, apreté lo más que podía el acelerador y seguí a la ambulancia hasta el hospital, en pocos minutos ya estábamos allí, mi hermana entraba con la camilla, sus ojos cerrados y la sangre había parado de salir, deseé que estuviera viva, corrí hacia el hospital junto Heidi y Nathan, seguí a la camilla y me dijeron que me quede en la sala de espera, me negué rotundamente y me arrodillé al lado de la puerta, vi como Heidi y Nathan aparecían, caminé hacia ellos y miré a Nathan —¿Por qué no me contaron sobre las cartas y todas esas cosas?— Nathan se acercó a mi —Hailey dijo que iba a decirte y supuse que el día que fue a tu casa te lo contó, pero, no fue así— suspiré hondo y pasé mi mano derecha por mi cara y cabello como signo de desesperación —¿Trajiste las cartas?— Nathan asintió, me las extendió y las tomé, todas y absolutamente todas decía lo mismo 

"Tu vida perfecta pronto acabará" 

 B.J

Me llamó la atención las iniciales, intenté adivinar de quien se trataba pero no conocía a nadie llamado de tal manera. Minutos después la policía apareció y Nathan les entregó las cartas y el teléfono de Hailey donde se encontraban los mensajes, la policía le dio las gracias y fueron hacia un consultorio vacío para revisar todo a la perfección, yo seguía pensando en esas iniciales y en el bienestar de mi hermana. Caminé hacia el consultorio donde ella se encontraba, miré por la cerradura y vi como los médicos estaban al rededor de ella cociéndole lo que parecía ser una herida en el estómago, intenté mirar hacia la pantalla donde aparecen los latidos pero no llegué a ver nada, suspire deseando a que mi hermana esté bien, tomé asiento y seguí pensando sobre las cartas, estas habían sido escritas por computadoras y luego impresas por lo que no podía adivinar de quien era la letra o algo así por lo que solo tenía las iniciales.

Las horas pasaron y una enfermera se nos acercó, me levanté rápidamente de mi asiento y caminé hacia ella —Familiares de Brownstone— Nathan caminó detrás de mí y ambos asentimos dándole la señal de que nosotros éramos los familiares —¿Cómo está mi esposa?— la  habló preocupado Nathan —Tengo dos noticias, una buena y una mala, ¿Cuál quieren primero?— ambos nos miramos y volvimos a mirar a la enfermera —La buena, por favor— habló Nathan —Bueno, me alegra decirles que está en perfecto estado y que dentro de unos días le daremos el alta, lo que sí tendrá que tomar medicamentos y ponerse cremas en la zona de la herida. Por lo que pudimos deducir al ver la herida es que alguien clavó un cuchillo de unos veinte centímetros, no sabemos como la paciente pudo sobrevivir a esto pero se ve que es muy fuerte— eso me tranquilizó, suspiré aliviada y Nathan hizo lo mismo —¿Y la mala?— preguntó mi cuñado, vimos como la enfermera suspiraba angustiada —Ella...Ella estaba embarazada y debido a la apuñalada perdió el bebé, lo siento mucho— ambos no miramos y Nathan volvió a llorar, me acerqué a él y lo abracé fuertemente las lágrimas no tardaron en salir de mis ojos, miré hacia Heidi, ella estaba parada detrás nuestro y había escuchado todo, leves lágrimas salían lentamente de sus ojos, ella se nos unió al abrazo, segundos después la enfermera nos hizo señas para que la siguiéramos hacia el consultorio donde se encontraba mi hermana menor.

In The Sunshine - Bill KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora