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Heather desde que su hermana había salido del hospital se preocupó muchísimo por Hailey, intentó cuidarla todos los días, todo el día pero a veces Nathan se encargaba de Hailey para que Heather pudiera descansar.

Habían pasado ya semanas y Hailey se sentía mucho mejor, ya podía caminar con facilidad, hablar de corrido, comer cosas solidas, ponerse sus cremas totalmente sola, ducharse sola, salir con su amiga y su hermana, salir con su esposo, se encontraba mucho mejor y si te estás preguntando ¿Qué pasó con sus padres? Bueno... Como ya te podrías haber imaginado, John y Jennifer fueron a la cárcel, John treinta y siete años por intento de homicidio y Jennifer treinta y cinco años por cómplice de homicidio, ambas hermanas estaban felices por la noticia aunque Hailey siempre le tuvo mucho cariño a sus padres aunque uno la haya abandonado y la otra nunca haya sido una muy buena madre que digamos, ella siempre los iba a amar porque eran sus padres y eran quienes le dieron la vida, en cambio Heather quería muy poco a su madre y a su padre lo detestaba con todas las letras, odiaba recordar a su padre y amaba recordar que probablemente moriría en la cárcel.

(. . .)

Hailey y Heidi se encontraban en casa de Heather, las tres tomaban café en silencio cuando —Heather... ¿Puedo preguntarte algo?— interrumpió el silencio Heidi, Heather asintió para que hiciera la pregunta —Se que anteriormente te he dicho que no me digas pero ahora quiero saber... ¿Cómo conociste a los gemelos Kaulitz?— anteriormente ya habían hablado con Hailey por el tema de las fotos con los gemelos pero la pregunta fue tan repentina que Hailey se ahogó con su café y comenzó a toser, ambas amigas reían y Heidi que se encontraba al lado de Hailey comenzó a golpear su espalda mientras intentaba parar de reír —¿Le cuentas tu o le cuento yo?— habló Hailey luego de dejar de toser y que sus amigas dejaran de reír —Empiezo yo— habló Heather, la menor asintió y comenzó a escuchar atentamente a su hermana al igual que Heidi —Nos conocimos en el dos mil exactamente, Hailey tenía once años y yo doce, desde los ocho que fumábamos y tomábamos alcohol, así que, como de costumbre fuimos con nuestros amigos hacia el mismo parque de siempre, todos nos saludaron pero vimos dos rostros que no conocíamos. Ambos eran altos, el cabello de uno era negro y el otro tenía rastas— Hailey sonrío —Recuerdo que a mi me gustaba el de rastas— las tres rieron —¿Por qué fumaban y tomaban desde tan pequeñas?— ambas hermanas se miraron y Hailey sin querer responder tomó un sorbo de su café —Hailey y yo lo hacíamos para desahogarnos porque en casa nuestra mamá trabajaba y se la pasaba en casa poco tiempo, papá nos había abandonado y él dejó un vacío muy grande en nosotras y en casa, por lo tanto, intentábamos olvidarnos de esas cosas haciendo lo que hacían los mayores. Es como... ¡La gente que se corta! Si, eso, algunas personas se cortan para desahogarse, bueno, nosotras nos drogábamos y emborrachábamos— Heidi parecía bastante sorprendida por la respuesta de Heather. Se limitó a asentir para que Heather siguiera hablando —Bueno... Nuestros amigos nos presentaron a ambos y dijeron que eran gemelos, nos pareció muy genial esa parte, luego, nos sentamos en los mismos árboles de siempre, todos hablaban sobre cosas que en verdad no estaba escuchando, solo miraba mis zapatos con un cigarro en mano, en eso, se me acerca el pequeño pelinegro llamado Bill, en verdad lo traté muy mal, en esa época yo trataba mal a todo el mundo, nadie me caía bien excepto mis amigos aunque notaba que me tenían miedo— Hailey asintió dándole la razón —Si, de hecho, todos en el pueblo de Magdeburgo hablaban de nosotras, siempre dijeron que mi melena rubia y mis ojos celestes resaltaban mucho y que era muy buena niña, decían que era dulce e inocente que no podían creer que yo fuera hermana de Heather— continuó hablando Hailey, ambas hermanas rieron levemente y Heather asintió —¿Y qué decían sobre Heather?— habló Heidi —Decían que era mala, que mis ojos negros transmitían miedo, que era mala persona pero que aunque mis ojos transmitieron miedo eran igual de hermosos que los de mi hermana, mi cabellera negra no se confundía con ninguna otra y que mi rostro había sido hecho con mucho cuidado por un bello ángel del cielo...— las hermanas rieron al recordar todo lo que decían sobre ellas en ese entonces. Las hermanas Brownstone eran las más famosas de Magdeburgo, eran tan distintas pero tan iguales al mismo tiempo que eso sorprendía y llamaba la atención de cualquiera en  ese pequeño pueblo ubicado en Alemania —Siempre fuimos muy famosas en el pueblo, en fin. Heather desde el día uno comenzó a tratar mal al pequeño Bill, pero, un día todo cambió— Heather río y asintió —Si, ese día yo estaba fumando y tomando sola sentada en un árbol, Bill se acerca y comienza a hablarme, yo intentaba no mirarlo a los ojos pero cuando me dijo que se iba no lo pude evitar y le pedí que se quedara, días después siguió siendo lo mismo, en publico lo trataba mal, en privado era mi mejor amigo— Heidi sonrío al imaginarse esa escena donde Bill de doce años intenta hablar con Heather —Un día nuestra madre nos dijo que el vuelo a LA se había adelantado por lo tanto era mañana en la noche, si mal no recuerdo. Entonces tuvimos que despedirnos de nuestros amigos y amigas, Bill y Tom no se encontraban allí en el parque de siempre en verdad me había preocupado pero no teníamos tiempo de buscarlo así que terminamos de despedirnos y con Hailey corrimos hacia nuestras casas, luego en dos mil cinco, creo, volvimos a reencontrarnos— Heidi sonrío —¿Él siempre quiso estar contigo?— Hailey asintió —¡Claro que sí! Bill siempre estuvo muy enamorado de Heather en verdad— Heidi río —¿Cuánto tiempo estuvieron siendo novios tu y Bill?— preguntó la mayor mirando a Heather —Ocho años... Desde dos mil trece hasta día de hoy nunca más volví a tener contacto con él...— Heidi intentó poner su mejor cara de falsa sorprendida posible —¿Y qué pasó para que dejen de hablarse por tanto tiempo?— en verdad Heidi, ya sabía la mayoría de cosas pero quería saber sobre el punto de vista de la pelinegra para tener el chisme completo, tu ya sabes —Te contaré...

In The Sunshine - Bill KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora