Capítulo 15: Decepciones

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Llegó casi sin aliento al ensayo. Tom le miró sonriendo sin dejar de tocar la guitarra y le guiño un ojo, gesto que pasó desapercibido por sus compañeros. Dejó en el suelo la libreta que llevaba y cogió una botella de agua que Georg había dejado preparada y se la bebió con calma mientras pensaba.

Había regresado a su casa, escondido la cinta en su habitación y cogió la libreta en la que escribía sus poemas, ahora canciones. Luego echó a correr a casa de Georg, llegando con la lengua afuera.

Dejó de beber y se pasó el dorso de la mano por los labios resoplando. Se moría de ganas por escuchar la cinta, pero hasta la noche no podría.

—Vamos Bill, veamos que nos has traído—dijo Georg dejando su bajo a un lado.

Asintió en silencio u recogió su libreta del suelo. Hubiera preferido enseñársela a Tom primero, no estaba seguro de que al grupo les gustase, aunque con Tom corría el peligro de que después de leerlas quisiera...

Carraspeó y abrió la libreta. Leyó en voz alta la canción elegida para que fuera la primera. Cuando terminó esperó en silencio a que le dieran su opinión mientras se mordía los labios preso de los nervios.

—Bill, es...—empezó a decir Georg.

—Preciosa—terminó Tom la frase por él.

—Di lo que ibas a decir—pidió Bill a Georg suspirando.

Estaba claro que no le había gustado, no había más que ver la mueca que había puesto. Y a Tom le hubiera gustado aunque en ese momento le estuviera leyendo el diccionario, con tal de escuchar su dulce voz...le miraba con buenos ojos, pero eso no lo quería en esos momentos. Si su trabajo no gustaba, que se lo dijeran sin rodeos. Tampoco se iba a enfadar...

—Es que...es una balada de amor—terminó Georg lo que había empezado a decir.

—Y muy preciosa—repitió Tom suspirando.

—Bueno, por aquí tengo alguna que no sea tan...pastelosa—murmuró Bill pasando páginas de su libreta.

—No he dicho que no me haya gustado—se apresuró a decir Georg—Solo que... no sé, podíamos cantar algo más movido.

—A mí también me ha gustado—intervino Gustav—Entre todos le buscaremos el ritmo apropiado. Ya verás la de chicas que se desmayan al escucharnos tocar esa preciosa balada que además hará moverse varias caderas.

Georg se quedó pensando en las palabras de su amigo. Ya se veía en mitad de un escenario rasgando las cuerdas de su bajo con una chica suspirando por él, mientras que Bill cantaba "...and I loose myself when I think of you..."

Aún así, Bill les enseñó 4 canciones más, pero se decidieron por la primera y la ensayaron el resto de la tarde. Bill la cantó para ellos, que enseguida le sacaron la melodía y para la hora de la cena ya tenían su primer single compuesto.

—Me encanta—dijo Georg cuando terminaron—Es una canción con mucha fuerza.

Bill sonrió encantado. Esa era su preferida, y no pudo evitar cantarla sin dejar de mirar a Tom en ningún momento.

"Just me and you" —cantó sin poder evitar suspirar.

Se despidieron hasta el día siguiente. Seguirían ensayando por la tarde tras las clases, muchos más animados por lo bien que se habían compenetrado los cuatro.



Una vez más, Bill y Tom acompañaron a Gustav y una vez a solas se cogieron de la mano y caminaron en silencio.

Bill y Tom, el amor de dos inocentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora