Compañeros •|SukuFushi|•[OMEGAVERSE]

7.

—Volviste...

—Volví.

Y luego ambos se quedaron viendo el uno al otro en un silencio incómodo.

—Y estás en una sola pieza.

—Gracias al cielo no me hace falta ningún brazo u órgano.

Megumi notó la expresión aburrida en el rostro de Sukuna, a pesar de ello parecía ser que tenía ganas de una charla.

—Y hueles al mocoso amigo del otro mocoso.

“El mocoso amigo del otro mocoso: Jumpei amigo de Yuji” tradujo Megumi en su mente

—Estuve con él un rato...— entonces decidió moverse con cautela hasta su cama, aún bajo la mirada intensa del otro.

—No sabía que te gustaban los omegas.— le dijo Sukuna en un tono indiferente —Creí que eras de esos betas aburridos que se limitaban a salir con otros betas. Bien por ti, mocoso.

Una pequeña parte de Megumi se removió dentro suyo. Era el mínimo deseo de querer dar una explicación al otro, más sin embargo dejó que eso cayera hasta el fondo de su ser y lo ignoró.

—No me gusta limitarme.— fue su respuesta y luego se arropó.

Sus manos habían empezado a sudar y el corazón le hiba más rápido.

—Me doy cuenta.— dijo el otro imitando su acción —El olor impregnado en ti de dos omegas distintos te delata.

»Y uno de ellos huele delicioso...— murmuró ajeno, quizá para sí mismo pero esto llegó a oídos de Megumi.

El omega no respondió más. Acababa de confirmar que en la habitación se encontraba un alfa con un olfato muy agudo, demasiado para su conveniencia.

Escuchó a Sukuna moverse en su propia cama, inquieto, durante un par de minutos que a él le parecieron horas.

El corazón le estaba latiendo fuerte. No entendía por que razón se sentía tan extraño, su garganta se había secado y un extraño calor había subido hasta su frente.

Se ovillo en su cama para tratar de calmar los síntomas de una posible fiebre. Respiró profundo para calmarse con el olor amaderado que llegaba a su nariz y-

«¿¡olor amaderado!?»

—Oye, mocoso.— escuchó de nuevo a Sukuna —¿Quién es ese omega con el que estuviste?— preguntó con la voz ronca y tosca

A este punto, Megumi sabía lo que sucedía y no le gustaba para nada.

—No lo conoces-

—No te pregunté eso.— si, Sukuna parecía fuera de sus casillas y Megumi no fue capaz de salir de las cobijas —Solo quiero saber quién es, ¿dónde lo encuentro?

Y dios, las feromonas que el alfa estaba soltando llegaban a su olfato de una forma extrañamente deliciosa. Quería más, deseaba más.

—No lo sé...— su voz salió débil. Necesitada. Y fue interpretada por Sukuna como "miedo". Razón por la cual decidió abandonar el lugar.

No deseaba más problemas con la universidad por que los compañeros que le asignaban eran unos miedosos.

Megumi escuchó como el otro tomaba sus llaves y salía del cuarto dando un portazo. Esperó un par de minutos y luego sacó la cabeza de las cobijas.

La habitación estaba inundada del característico olor de Sukuna. Era intenso y le provocó cerrar los ojos y aspirar con fuerza el aroma.

Mentiría si dijera que no lo disfrutaba.