Se fundieron en un beso pasional que los hizo estremecer bajo la lluvia artificial. Los fuertes brazos del pelinegro se engancharon bajo las piernas del omega quién dió un pequeño salto para enrollarse en la cintura del otro.
Sus intimidades se encontraron por encima de la ropa interior y la fricción entre ambos los hizo soltar un jadeo necesitado.
El omega terminó arrinconado contra los azulejos con Suguro metido entre sus piernas. Las manos ásperas y traviesas de este recorrían sus piernas, acariciaban sus glúteos mientras su boca viajaba a través de su cuello dejando besos marcados en el.
El dulce aroma de Gojo inundó la pequeña habitación y Suguro se deleitó con el, dejando a la vez, que sus propias feromonas flotaran en el aire y se mezclaran con las del omega.
—Suguro...— el suspiró que salió de la garganta de Gojo recorrió la piel del alfa hasta meterse en sus oídos y hacer eco en su cabeza, memorizando su voz y haciéndola suya.
Los besos bajaron hasta su pecho dónde su boca se encontró con sus pezones rosados los cuales lamió en el acto. Mordió y succionó cuánta piel encontró en su camino, marcando y plasmando en ella tatuajes que desaparecerían en un par de días.
—Satoru...— el susurro hizo que la piel de Gojo se erizara y que sus piernas se aferraran aún más al torso del otro.
Una de las manos del alfa se enrolló sobre su erección y empezó un vaivén tortuoso, tan lento y suave que le hizo babear.
Sus bocas se fundieron nuevamente en un beso apasionado, con sus lenguas danzando y luchando por tomar el control.
Pronto los dedos de Suguro rozaron su entrada, sintiendo satisfacción por el goteo constante debido a la excitación. Introdujo dos de ellos en su agujero y Gojo ahogó un gemido en la boca del alfa.
—Por favor...— pidió el omega sin saber bien como pedirlo
—Dime que necesitas, bebé.— la boca del alfa jugaba con sus pezones y sus dedos se divertían dentro de su entrada.
—Quier-o, quie-ro...
—Si...— sus cuerpos ardían y la temperatura de la pequeña ducha había subido. —Dímelo...
Los besos eran sonoros y las gotas de agua viajaban a través de sus cuerpos, siendo testigos de la temperatura que emanaba de ellos.
Las delgadas manos de Gojo se aferraban a su espalda, dejando en ella pequeños arañazos que eran testigos de su encuentro. Entonces dichas manos abandonaron su espalda para viajar hasta su rostro el cuál tomó con firmeza.
—Quiero que me hagas tuyo,— exclamó en un susurró exigente mientras lo veía con esos orbes celestinos que lo volvían loco —otra vez...
Y entonces lo besó demandante y en medio de ese beso tan fogoso, Suguro se introdujo dentro de él de una sola estocada.
Las paredes de Gojo lo recibieron cálidamente, como si siempre estuvieran a la espera de su visita para así darle una cálida bienvenida.
El vaivén de sus caderas era lento pero sus estocadas eran fuertes y precisas, tocando dentro de él ese punto dulce que lo enloquecía.
Suguro lo conocía tan bien. Cada parte de su cuerpo lo había memorizado, cada porción de piel la había besado y había marcado cada rincón inimaginable.
Mientras Gojo era embestido trataba de aferrarse a la espalda del otro, arañando su piel, jalando su cabello y tratando de ahogar sus sonoros gemidos para que nadie más los escuchase.
No supo en qué momento el alfa se movió de lugar pero pronto fue arrojado con violencia sobre el colchón con Suguro posicionándose sobre él con rapidez.
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Compañeros •|SukuFushi|•[OMEGAVERSE]
FanfictionMegumi Fushiguro es un joven Omega que sueña con convertirse en un gran artista y cuando es aceptado en la universidad más prestigiosa de Japón, se ve obligado a fingir ser un Beta. El problema son los agudos sentidos de su compañero de cuarto, un a...